Miércoles 1 de Mayo de 2024 Resistencia - Chaco
 
 
 
 
 
 
Finanzas
Un euro fuerte continúa desafiando al BCE en medio de grandes debates
Un mes después de que el titular del Banco Central Europeo, Mario Draghi, anunciara su programa de flexibilización monetaria, la moneda única se mantiene firme y no cede posiciones frente al dólar y el resto de divisas fuertes.

La Gran Recesión iniciada en 2007, que se propagó a Europa y al resto del planeta al año siguiente, ha dado como resultado paradójico el fortalecimiento del euro en un cuadro de quiebras bancarias, empresarias y de marcada recesión económica.

La divisa creada en 1999 y puesta en circulación el 1 de enero de 2002 en la denominada Eurozona cotiza hoy un 5% por encima del dólar respecto a un año atrás, incluso en medio del temor surgido el pasado jueves a una quiebra del portugués banco Santo Spirito.

De esta manera, la agresiva política monetaria diseñada por Draghi en junio, que llegó a incluir tasa de interés negativa para los depósitos de los bancos en el BCE, sólo ha conseguido bajar el valor del euro del psicológico nivel de 1,40 a apenas 1,36 dólares.

Los analistas de mercado, así como sectores exportadores y altos funcionarios, están manifestando desde hace dos semanas su preocupación por la resistencia a la baja que ofrece la moneda única en condiciones de un mercado deprimido y una tasa de inflación baja.

El flujo de capitales hacia la Eurozona en los últimos dos años ha impulsado significativamente el valor de la divisa, que se incrementó más del 12% en el período antes de descender suavemente en las últimas semanas.

La semana pasada, el presidente del consorcio europeo Airbus, Fabrice Bregier, pidió al BCE que actúe para frenar el "loco" fortalecimiento del euro, y consideró que el ente monetario ha fracasado en su política de utilizar la moneda como "un arma... como un activo clave para promover la economía".

Desde un ángulo opuesto, sin embargo, el Banco Internacional de Pagos (BIS), con sede en Basilea, argumentó en contra de la utilización de políticas monetarias laxas en su último informe sobre el estado de la economía mundial.

El largo trabajo del BIS, publicado el 29 de junio, sostiene que "la política monetaria está mostrando sus límites" en una directa referencia a las medidas extremas emprendidas por los bancos centrales de Estados Unidos, Japón, Inglaterra y otros países para evitar que la crisis de 2007 derivara en una nueva Gran Depresión.

En dirección inversa al recorrido que parece emprender ahora Draghi desde el BCE, así como de los reclamos en pro de un euro más débil proveniente del sector exportador europeo, el BIS pone el acento en combatir la alta deuda existente en la economía europea y mundial.

Al criticar el abordaje cortoplacista de la crisis, el BIS analiza los desequilibrios profundos a partir de 2007-2008 y expresa que "cuando las políticas de respuesta no toman en cuenta la perspectiva de largo plazo, corren el riesgo de encauzar el problema inmediato al costo de crear uno más grande" en el futuro.

Desde este punto de vista, el estudio del banco que agrupa a los bancos centrales de todo el mundo asevera que "la acumulación de deuda en sucesivos ciclos financieros y comerciales se transforma, así, en el factor decisivo".

Las estadísticas dan la razón al BIS, tanto para el sector público como para el privado, tanto a escala global como en lo que hace a los países más desarrollados en particular.

A nivel mundial, la deuda total de los sectores no-financieros ha crecido en aproximadamente el 30% desde el inicio de la crisis, lo cual ha hecho crecer el ratio de deuda sobre PIB global.

Asimismo, la intervencion de los Estados en el rescate de bancos y empresas quebrados por la crisis ha elevado en 40 puntos porcentuales la deuda pública total de los grandes países del Grupo de los 7 (G-7), hasta llevar su relación con el PBI posterior a la crisis al 120%.

Para el BIS, la vía de salida a la crisis actual en Europa y a escala global pasa, en el largo plazo, por la reducción de la abultada deuda pública y privada y por un aumento notablemente más elevado de la productividad que se exprese, posteriormente, por el lado de una mayor oferta.

A su juicio, la política de dinero barato aplicado hasta ahora en los países desarrollados y que ahora el BCE parece profundizar es contraproducente y ya ha mostrado sus limitaciones.

Más aún, estas políticas "podrían empeorar las cosas si, por ejemplo, unas tasas de interés muy bajas favorecen a sectores donde ya hay demasiado capital".

Se trata de una constatación de lo que viene ocurriendo en los últimos dos años en los mercados de acciones y otros mercados especulativos, en los cuales la presencia del capital bancario y financiero en general se acrecienta al calor de la flexibilización monetaria, en lugar de generarse un incremento del crédito productivo.

Estas visiones enfrentadas sobre el lugar de la política monetaria y la macroeconomía de la crisis del BCE y del BIS tienen una estrecha conexión con el debate generado en las últimas dos semanas entre el primer ministro italiano, Mateo Renzi, y los voceros de la canciller alemana, Angela Merkel.

Las discrepancias revelan un debate de fondo entre unos partidarios de la austeridad que buscan ir a fondo en una limpieza a fondo de los capitales y de la mano de obra excedente dejados por la crisis, y de otros defensores de una austeridad a ritmo más lento que no genere un desplome de la economía y conmociones sociales.


Domingo, 13 de julio de 2014
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