Viernes 3 de Mayo de 2024 Resistencia - Chaco
 
 
 
 
 
 
"Extraña pareja"
Ahora el dólar oficial y los precios suben "de la mano" y así el Gobierno evita un mayor atraso cambiario

Durante años fueron por caminos muy separados. La inflación escalaba al doble o al triple que el billete verde, que estaba condenado a hacer las veces de "ancla" para que no se genere una espiral inflacionaria. Ahora eso parece haber cambiado y el Ejecutivo apura la devaluación


La caja apremia, los dólares se evaporan del Banco Central, el saldo comercial cae, el consumo no levanta y la apuesta a los Cedines derivados del blanqueo genera más dudas que certezas.

Por más que el Gobierno quiera disimularlo, es evidente que la situación económica no es la de otros años. Las urgencias están a la orden del día y llueven críticas desde los cuatro costados.

Actualmente, pocos son los motivos de festejo y muchos los temores en el seno del equipo económico, que está envuelto en un clima de tensión casi permanente.

Sin embargo, hubo un hecho que -aunque pasó inadvertido para mucha gente- trajo al menos un poco de relax y tranquilizó a varios funcionarios del ministerio de Economía y del Banco Central.

Ocurre que -por primera vez desde 2009- el Gobierno pudo hacer subir al dólar oficial a la par de la inflación. En otras palabras, logró que el fustigado atraso cambiario -que tantos problemas le genera- no se agrave.

Ahora quizá no se recuerde. Pero tiempo atrás se veía como un gran peligro que el Ejecutivo apure más de la cuenta el alza de la divisa estadounidense.

En particular, por el riesgo de una disparada de los precios que, además de neutralizar el objetivo buscado, podía dejar al país al borde de una inflación aun mayor a la actual. Un camino que muchos analistas veían, para esta etapa de la administración K, como "sólo de ida".

De modo tal que, entre tanta "mala onda", los funcionarios encuentran que, al menos, algo jugó a su favor: la "parejita" dólar e inflación pueden caminar de un modo más coordinado a como lo hicieron años atrás.

De la "mano" en 2013
Hay, claro está, algunos factores que ayudaron a que se dé este nuevo escenario.

Por un lado, producto del "logro" de Guillermo Moreno, que aun siendo el epicentro de las críticas pudo, al menos, contener la suba del índice en torno a un 23% anual y alejarla del 30% que se preveía en el arranque del año.

Por otro, por el accionar del Banco Central, que ahora está pisando el acelerador para ir más de prisa y eso hacen lucir como bastante probables los pronósticos que daban cuenta de un dólar oficial a $6 para diciembre.

Por lo pronto, el billete verde fijado por el BCRA avanzó un 7,5%, en tanto que los precios lo hicieron un 8,7% (índice Congreso). Es decir, una diferencia de apenas 1,2% para los primeros cinco meses.

Una brecha pequeña, si se considera que el año pasado (enero-mayo) la inflación casi triplicó el deslizamiento de la divisa estadounidense (10,1% versus 3,5%).

Claro que la gran pregunta que se hacen los empresarios -y en particular los exportadores, los más preocupados por el atraso cambiario- es si esta situación de billete verde subiendo casi a la par marcó el inicio de una nueva tendencia o si se trata simplemente de un fenómeno circunstancial.

Ajuste en la sintonía fina
El "relato" oficial, frente a los micrófonos, sigue negando la existencia de un atraso cambiario.

Sin embargo, este es otro de los tantos temas en los que el Gobierno, puertas afuera, ningunea el problema pero -puertas adentro- puertas adentro, toma medidas para resolverlo (algo similar ya pasó con sus dichos y hechos en relación con el dólar blue).

La primera iniciativa fue el intento por contener la inflación, a su modo, es decir, sin un plan integral. El congelamiento de precios, al menos, le sirvió para alejarse del "tortuoso" 30% proyectado en el arranque de 2013 para pasar a manejar un índice del 23% anual.

La segunda medida fue la aceleración devaluatoria, algo que muchos analistas ven como una consecuencia del control ejercido, a la vez, sobre el dólar paralelo.

Luego de llegar en mayo a una brecha de 100% respecto al oficial, el blue en estas últimas semanas se mantuvo más estable. Esto, producto de la presión oficial sobre cambistas de la city y por el activo accionar de la Anses vendiendo bonos y acciones de su cartera por más de u$s800 millones.

Frente al "sedante" temporal aplicado al precio del paralelo, algunos analistas sostienen que el ritmo de devaluación oficial del último mes fue producto de una suerte de "efecto compensación".

"En los meses en los que el blue crecía fuerte, el Banco Central frenó la suba del oficial. Pero como ahora logró calmarlo, aprovechó para hacerlo trepar más de prisa y compensar lo que no se devaluó en marzo y abril", observa Gastón Rossi, analista de la consultora LCG.

¿Un efecto de corta duración?
El segundo semestre será clave para determinar si las variables "dólar-precios" -esta "extraña pareja"- seguirán de la mano o si, por el contrario, irán separando su camino.

Los más críticos señalan que lo que ha ocurrido hasta ahora, en realidad, ha sido una represión de aumentos, ya que no se atacaron los problemas que generan la inflación (emisión, gasto público, déficit).

"Si se ve una evolución similar de ambos es, simplemente, producto del congelamiento que frenó la suba pero no de una manera genuina", argumenta Rossi, de LCG.

Una visión similar expresa el economista Federico Muñoz, para quien "es probable que en los próximos meses la inflación retome su tendencia ascendente y promedie el 27% anual".

Otro factor al que se atribuye la desaceleración inflacionaria está vinculado con el magro nivel de crecimiento de la economía, a lo que se suma el hecho de que aún no repercutió el "efecto paritarias" en los valores de los bienes y servicios, por haberse cerrado con demoras.

"Estamos con un muy bajo nivel de crecimiento y de consumo. Y esto también hace que haya menos inflación respecto de la prevista inicialmente", afirma Jorge Todesca, titular de Finsoport y ex viceministro de Economía.

Sin ancla cambiaria, ¿la inflación se escapa?
Hay varios interrogantes que plantea el momento actual.

Especialmente, hasta dónde es factible acelerar la suba del tipo de cambio oficial sin que ello implique un "contagio" hacia los precios.

Y, de darse ese contagio, ¿afectará a todos los bienes y servicios, o solamente a aquellos que siguen al dólar porque se transan (compran y venden) en el mercado internacional?

También -ya de cara al escenario post-electoral- crecen las dudas de si el Gobierno tendrá margen de maniobra para seguir con el actual ritmo o si se verá forzado a realizar una fuerte devaluación, al estilo de como lo hizo Venezuela (que depreció un 40% el bolívar de un día para el otro).

En diálogo con iProfesional, Diego Giacomini, economista de la consultora Economía & Regiones, pone en duda que necesariamente una acelerada del dólar tenga un inmediato correlato inflacionario.

"Sorprende que durante dos años el Banco Central haya emitido al 35% anual y que el índice de precios no haya subido más allá del 24%", analiza Giacomini.

"El Gobierno -agrega- devaluó a un ritmo del 5% y la inflación fue del 24%. Después lo hizo a un nivel del 15% y también fue del orden del 24%. Ahora apunta a más, a un 20%, y seguiría siendo del 24%. ¿Por qué habría de alterarse esta dinámica?".

En este sentido, surgen algunos factores a considerar en lo que hace a la suba de precios y a los factores que la impulsan:

Maquinita de imprimir: la emisión de billetes se expande al 35% desde hace dos años, lo que contribuiría a fogonear el alza en los bienes y servicios.
Expectativas: según relevamientos de la UTDT, en los últimos dos períodos la "sensación" de inflación para la sociedad ha ido en aumento, hasta ubicarse en un rango que va desde el 30% al 35%.
Dólar: el tipo de cambio antes subía de a poquito, luego ese ritmo se fue incrementando y ahora lo hará a una tasa del 20%.
Crecimiento vs. emisión: el ritmo de actividad cayó, lo que debería haber sido acompañado por menos emisión. Sin embargo, esto no sucedió.

Es decir que pese a que estas variables jugaron a favor de un mayor índice inflacionario, éste se mantuvo relativamente "estable" en torno del 24%.

Es por ello que Giacomini plantea la duda del impacto en precios -ahora con una economía más fría- de la decisión oficial de acelerar la suba del dólar.

Otra opinión que relativiza el pasaje automático de una mayor devaluación a la inflación es la de Jorge Vasconcelos, economista jefe del Ieral, de Fundación Mediterránea. No obstante, recalca que, para esto pueda mantenerse en el tiempo, el Gobierno necesitará de un plan integral para estabilizar la economía.

Ramiro Castiñeira, de Econométrica, señala que existe una "predisposición del Gobierno a postergar para después de las elecciones cualquier medida que implique un costo político".

Por lo pronto, hay cierto consenso entre los analistas de que el Gobierno cuenta con herramientas como para controlar ambas variables (dólar, precios) al menos hasta octubre.

"No va a cambiar su política hasta ese mes, va a seguir haciendo ‘mini' devaluaciones", señala el economista Joaquín Berro Madero.

Todesca argumenta: "No está mal que haya una menor brecha entre inflación y dólar. Pero debería darse como parte de un programa económico integral que lleve a un nuevo escenario de equilibrio".

Por ahora, esta "extraña pareja" está yendo de la mano.

Y esto hasta alejó algunos temores previos, aquellos que daban cuenta de que el billete verde tenía que estar condenado a hacer de "ancla" y se veía obligado a subir dos o tres veces menos que el índice inflacionario.

Así, todo indica que, al menos hasta octubre, la devaluación oficial acompañará más de cerca el alza en los precios.

Después de las urnas será otra la historia. Y es probable que vengan algunas sorpresas. Por lo pronto, aún sigue fresco en la mente de muchos argentinos el cepo, que comenzó a gestarse a las pocas horas de haber reasumido Cristina.


Fuente:Iprofecional


Miércoles, 26 de junio de 2013
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