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Nacionales
Gran DT: Cristina se reúne con el "equipo titular", con el que buscará jugar su gran "partido" frente a Massa
Tras desestimar a los “suplentes”, la Presidenta se encuentra hoy con ejecutivos de negocios y representantes de cámaras empresarias. Ya dejó en claro qué temas son innegociables. El quién es quién de los “jugadores” y el pronóstico de analistas sobre qué puede esperarse del encuentro
Cristina Kirchner se verá cara a cara con "los titulares" del equipo empresarial, ese mismo que, según ella, designó a Sergio Massa como vocero de sus intereses.

El encuentro tendrá lugar en la provincia de Santa Cruz, donde la Presidenta formalizará la adjudicación de dos represas hidroeléctricas a un consorcio liderado por la empresa Electroingeniería.

El entorno elegido no es casual, ya que el Gobierno intenta presentar esta inversión como una de las más importantes obras públicas de los últimos tiempos.

El convite en sí es todo un mensaje, en momentos en los que el kirchnerismo es acusado por la caída en la tasa de inversión y por su escasa atención al largo plazo.

Ese es el marco en el que Cristina concretará su anunciado diálogo sobre la marcha de la economía y las eventuales correcciones que puedan introducirse al "modelo".

No será necesario que le presenten a ninguno de los representantes empresariales -ni a los sindicales-, porque la Presidenta ya los conoce a todos.

Allí estarán:

- Jorge Brito, principal accionista del Banco Macro y titular de la Asociación de Bancos. En otros tiempos, el sobrenombre que le había puesto la prensa era "el banquero K", pero desde la muerte de Néstor Kirchner su relación con el Gobierno se ha enfriado. Ahora, su apellido siempre aparece ligado a las teorías conspirativas sobre el aumento del dólar blue y las presiones para una devaluación.

- Eduardo Eurnekian, propietario y director de uno de los grupos empresarios más poderosos del país, cuya principal actividad en este momento está en la construcción y gestión de aeropuertos. Asistirá en su calidad de vicepresidente de la Cámara de Comercio. Si bien su grupo ha tenido desencuentros con el Gobierno -sin ir más lejos, perdió en la licitación por las represas que hoy se adjudican- ha mantenido una relación diplomática y ha elogiado la recuperación de la economía.

- Osvaldo Cornide, titular de la Confederanción Argentina de la Mediana Empresa. Es una entidad que generalmente apoya las políticas del Gobierno. Realiza encuestas de actividad comercial que son consideradas como intachables y tomadas como referencia por los economistas de todas las tendencias. Sus números están marcando un enfriamiento de la economía: en lo que va del año, las ventas minoristas cayeron 2,6% frente al ya flojo 2012.

- Héctor Méndez, presidente de la Unión Industrial Argentina. Empresario del sector plástico, ocupa por tercera vez este cargo. Reasumió en mayo, sustituyendo a José Ignacio de Mendiguren, quien era criticado por lo bajo por su excesiva cercanía al Gobierno y era afectuosamente llamado "mi amigo el Vasco" por la Presidenta. Curiosamente, hoy De Mendiguren pasó a la vereda opuesta a la de los "intereses populares". Méndez, por su parte, ha criticado aspectos de la política económica pero se ha cuidado de no pedir explícitamente una devaluación.

- Gustavo Weiss, titular de la Cámara Argentina de la Construcción desde fines del año pasado, cuando sustituyó a Carlos Wagner. Si bien esta entidad se caracteriza por priorizar las buenas relaciones con el poder, esa vocación oficialista se ha venido deteriorando a partir del cepo cambiario, que derrumbó la actividad inmobiliaria y llevó a que la construcción perdiera 30 mil puestos de trabajo en 2012.

Además de los empresarios, también estarán presentes los sindicalistas de los sectores afines al Gobierno. La representación incluirá a Antonio Caló, de la CGT oficial, a Hugo Yasky, de la CTA y a Gerardo Martínez, del sindicato de la construcción.

Jugadores que faltan
El listado está lejos de representar a todos los "titulares" del poder económico, sino que apenas incluye a aquellos a los que la Presidenta reconoce como interlocutores para charlar sobre eventuales ajustes al modelo.

No son, por cierto, los que plantean las críticas más duras. En el diálogo convocado por Cristina quedaron fuera los representantes de las entidades agropecuarias, con quienes la relación volvió a ser muy tensa.

Con ellos, la comunicación sigue de manera menos amistosa, por ejemplo en forma de presión de los funcionarios para que los productores apuren la liquidación de los granos que tienen retenidos en los silobolsas.

La convocatoria tampoco incluye, por cierto, a la Asociación Empresaria Argentina (AEA), donde el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, figura como vicepresidente. Esta entidad, junto con IDEA, se ubica en las antípodas del pensamiento kirchnerista.

Tampoco estarán presentes las cámaras sectoriales más afectadas por los problemas derivados del atraso cambiario, aquellas que están perdiendo capacidad de exportación.

De todas maneras, los que formarán parte del encuentro ya avisaron que llamarán la atención sobre puntos a corregir.

Como Cornide, de CAME, que pide compensaciones para aquellos más afectados por la pérdida de competitividad: "No planteamos una devaluación pero sí un mecanismo de desgravación y reintegros que permitan recuperarse a sectores y a las economías regionales, que se volvieron deficitarios, sin rentabilidad razonable".

También Méndez se quejó por la "enorme presión fiscal" y alertó sobre la posibilidad de que la nueva normativa para los mercados de capitales pueda ahuyentar inversiones.

"Hay que hablar del clima de negocios, porque el capital es lo más cobarde que hay, entonces hay que crear las condiciones para que se ponga la plata acá y que se esté seguro de que no hay riesgos", advirtió.

Temas fuera de agenda
En su polémico discurso pronunciado en Tecnópolis, dos días después del duro revés electoral de las PASO, Cristina Kirchner planteó que lo que está en juego es una disputa entre "ellos, que vienen por todo" y el Gobierno, que debe defender la continuidad de políticas que han tenido alto consenso, como las reestatizaciones, la prioridad en el consumo y la asistencia social.

La Presidenta dio por sentado que los empresarios están presionando para una devaluación, que quieren instaurar un sistema de metas de inflación, que quieren una caída en las retenciones a las exportaciones agropecuarias, que el Estado argentino vuelva a tomar deuda en los mercados internacionales y que quieren dar marcha atrás con las reestatizaciones.

Así lo expresó explícitamente, cuando dejó en claro los límites sobre hasta dónde está dispuesta a dialogar y cuáles temas quedarán fuera de agenda.

La realidad es que las entidades gremiales no habían expresado en ningún comunicado ni declaración oficial su simpatía por las medidas que la Presidenta se preocupó por dejar descartadas de antemano.

La postura presidencial, en realidad, estaba marcada por una exposición que había hecho Sergio Massa ante el Consejo Interamericano de Comercio y Producción.

En esa reunión, el intendente de Tigre pronunció algunas frases propias de su estilo ambiguo, tales como "hay que alentar la inversión al máximo posible porque genera trabajo", o "el campo, la industria, el interior y la ciudad, los trabajadores y los empresarios, todos juntos son los que hacen el país día a día".

Pero el kirchnerismo está empeñado en mostrar a Massa como un regreso al neoliberalismo de los años '90. Por eso, desde sus usinas intelectuales empezaron a advertir que el intendente desarrolla en secreto un programa con vistas a las presidenciales de 2015 y que reflejan la simpatía del empresariado.

Bajas expectativas
La postura de Cristina es que, por más que algunos de los postulados puedan llegar a ser compartidos, chocan con las restricciones de la realidad o la obligarían a incurrir en medidas irresponsables desde el punto de vista fiscal.

"Yo quiero discutir políticas, quiero hablar de políticas concretas, quiero que me expliquen cómo hago para sacar plata de un lado y no sacársela al otro o que la tenga que poner el otro, porque en economía cuando vos le das a uno es porque le dejaste de dar a otro", planteó Cristina.

El hecho de que haya temas vedados -como la situación cambiaria y la inflación- hace que muchos analistas hayan manifestado de antemano su escepticismo respecto de las correcciones que puedan surgir de estas conversaciones.

"Esa reunión con los llamados titulares, según la Presidenta... son amigos del Gobierno; que de ahí salga algo positivo es muy poco probable", observó el ex ministro Roberto Lavagna.

Para el economista Federico Muñoz, "las correcciones a plantear no debieran constituir ningún misterio: reconocimiento del problema inflacionario, plan de estabilización que contemple moderación en la emisión de dinero, austeridad fiscal y corrección de las distorsiones de precios relativos".

Pero el analista considera que esto está descartado tras el discurso de la Presidenta, donde desdeñó el sistema de metas de inflación -adoptado por todos los países de la región- y defendió el financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria.

"Cristina no sólo dio muestras de aferrarse a una política económica irracional e insostenible, sino que también preparó el terreno para endilgar la responsabilidad del deterioro del desempeño económico y -eventualmente- de la ocurrencia de una nueva crisis a la presunta operación de oscuros intereses", argumenta Muñoz.

En la misma línea, el economista Tomás Bulat apunta a que los errores de diagnóstico son los que impiden las correcciones de fondo.

Y alude al benevolente panorama que los funcionarios del equipo económico describieron en las recientes jornadas del Banco Central: "Es increíble hablar más de una hora de la economía argentina y no nombrar las palabras inflación, restricción cambiaria, reservas o déficit energético, entre otras".

"El problema de mostrar una realidad que no existe es que las medidas que se toman son en el mejor de los casos inútiles y, en el peor, equivocadas. Ante un problema económico existente, en lugar de una solución se crea otro problema", afirma Bulat.

Lo cierto es que las principales expectativas respecto de cambios en la política económica están vinculadas con el aumento en el "piso" del Impuesto a las Ganancias.

Claro que es más por un tema político que económico. De hecho, trascendió que en el seno del Gobierno analizan la forma de compensar el "agujero" fiscal que se crearía luego de esa medida, y que las alternativas planteadas hasta ahora, como un impuesto a la renta financiera, no lucen suficientes.

Con este contexto, el diálogo con "los titulares" convocado por la Presidenta a priori no da la sensación de que pueda corregir los problemas de fondo de la economía.

En todo caso, se parece a las ya tradicionales invitaciones para un "Pacto social" que viene realizando desde su elección y que, en general, han estado centradas en que los sindicatos no se excedan con los pedidos salariales, así como en una contención de precios por parte de los empresarios.

El éxito de esas convocatorias ha sido relativo. Por lo pronto, llevó a la ruptura sindical, donde sólo el ala cercana al Gobierno aceptó una cierta moderación en las paritarias, no sin dificultades para convencer a las bases.

Y en cuanto a la estabilidad de precios, la contribución de los empresarios ha tomado la forma de una reducción en los márgenes de ganancias, con la consecuente caída en la inversión.

Las empresas se han avenido a firmar el congelamiento de comienzos de año, pero reina cierto escepticismo sobre la posibilidad de seguir frenando la inflación con este tipo de metodologías.

Fuente:Iprofesional


Miércoles, 21 de agosto de 2013
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