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España
Del paraíso a la decepción: cómo viven los argentinos la crisis en las Canarias
La crisis económica española se ceba en comunidades autónomas como Canarias en la que, pese a los records de turistas, se sufren niveles insoportables de desempleo y aumento incontrolado de la pobreza. Unos 20 mil argentinos viven en las islas.


Decir el nombre de una calle basta para que Emilio se identifique como correntino. Vive en Canarias desde hace 15 años. Al principio trabajó como electricista naval, pero "hace diez años me di cuenta de que trabajando en el taxi se ganaba tres veces más que yendo de barco en barco". Recuerda la "buena época", cuando "uno podía ganar hasta 3000 euros si trabajaba con ganas". Hoy, confiesa, raro es el mes que "puedo llevar a casa más de 700 euros". Emilio trabaja como asalariado (relación de dependencia) en un taxi en Las Palmas.

Hace el turno de noche y cada día debe entregar 50 euros al dueño de la licencia. "Hay días en los que pierdo dinero y la mayoría de las veces apenas supero los 20 euros de ganancias." Emilio comenta que "antes se vivía bien" y que hoy, "apenas da para comer".

El día a día de la gente contrasta con las grandes cifras que mueven la economía de esta región; una realidad de la que no escapan los argentinos que viven aquí. 10,63 millones de visitantes extranjeros eligieron, en 2013, Canarias como lugar para pasar las vacaciones. Uno de cada seis foráneos que llegaron a España por ocio eligió este pequeño archipiélago situado a 100 kilómetros de las costas africanas.

Un clima primaveral; cuatro parques nacionales; tres patrimonios de la humanidad; cientos de kilómetros de playas; una de las mejores plantas hoteleras del mundo. Para millones de personas, las 'Islas' son la mismísima encarnación del paraíso. Un centro económico que también atrajo las miradas de los emigrantes argentinos. Según los datos del Instituto de Estadística de Canarias, a uno de enero de 2012 vivían en las islas un total de 19.743 compatriotas.

Las cifras turísticas contrastan con un panorama social arrasado por la crisis. Al 1º de enero de 2014, 371.700 isleños se encuentran en situación de desempleo, esto es, un 33,2% de la población activa. Los hoteles están llenos y los ingresos turísticos crecen, pero un 35% de los isleños está en serio riesgo de pobreza y la desigualdad se dispara a niveles nunca vistos.

Según datos de Instituto Valenciano de Estudios Económicos, Canarias triplicó la escalada de la pobreza media española entre 2008 y 2011. El aumento del número de personas en riesgo de exclusión social aumentó un 8% en el conjunto del Estado: en las islas, la cifra se disparó hasta el 21 por ciento.

"La economía informal ha servido para canalizar gran parte del desastre. Raro es el día en el que no te cuentan algo terrible. Y lo peor es que los protagonistas de esas historias son gente normal; te hacen pensar que en cualquier momento tú puedes ser la próxima", asegura Gabriela Gulesserian. Esta rosarina, que llegó a Tenerife hace 16 años, sabe bien de lo que habla. Es una de las periodistas de referencia de la isla y conoce a la perfección todos los resortes económicos, políticos y sociales del lugar. Y habla de "situación desesperada".

"Yo puedo decir que soy una afortunada porque tengo trabajo y la mayoría de los argentinos que conozco están en la misma situación. Pero todos hemos sentido el impacto de la crisis", señala la periodista quien reconoce haber sufrido en carne propia el impacto de la recesión. "Todo esto afecta al nivel de vida al que estamos acostumbrados. No hay nada más que ver la lista de las compras para darte cuenta de que la crisis también te influye. Me han recortado el sueldo en dos ocasiones, pero eso no es nada cuando ves como otros compañeros pierden sus trabajos. En ese sentido puedo decir que soy afortunada." Otros no han capeado el temporal de la misma manera. "La crisis se nota mucho en la calle. Tengo amigos que se dedican a la restauración y han tenido que cerrar sus negocios y cambiar de rubro", relata la periodista.

DEVALUACIÓN VÍA PRECIOS. Luciana Poletti llegó a Gran Canaria desde Rosario hace 12 años, justo "en el peor momento de la crisis de 2001". Desde el principio se hizo un hueco entre las artesanas de la isla y se convirtió en una de las vendedoras de bijouterie habituales del Pico de Bandama, un volcán extinto cercano a la capital al que, diariamente, suben varios millares de personas. El perfil de visitante que llega a Canarias en los últimos tiempos ha cambiado; la crisis ha obligado al potente sector de ocio isleño a competir con otros destinos vía precios, lo que ha inundado el Archipiélago de turistas con bajo poder adquisitivo. Vienen más, pero gastan menos. "Antes no preguntaban el precio de las cosas. Se llevaban cuatro o cinco joyas y sólo hablaban de dinero a la hora de pagar. Hoy todo es diferente. No sólo vendemos mucho menos, sino que hay clientes que nos regatean algún euro cuando se interesan por algún artículo", comenta la artesana.

La extensión de fenómenos como el 'todo incluido supone una merma de ingresos turísticos más allá del turoperador que trae a los visitantes y el hotelero que los aloja y alimenta. "De tres años para acá, la economía se ha deteriorado muchísimo. Y eso también se advierte con el turismo. El nivel económico del visitante ha bajado. Antes vivíamos bien; podíamos permitirnos más de un lujo, pero con lo que se saca hoy da para pagar el alquiler, comer y poco más", lamenta la artesana. Según Luciana, antes de la crisis, un buen mes de trabajo podía rondar los 2000 euros de ganancias netas descontados impuestos y gastos; hoy "no se saca ni la mitad", dice.

Aumento dramático del desempleo; descenso de la renta disponible; derrumbe de precios en la principal actividad económica de las islas; recortes en salarios y prestaciones sociales… Para la cultura económica argentina hablar de deflación es algo así como un escenario de ciencia ficción. Pero esta situación, económicamente muy peligrosa, existe. Es real. Y es síntoma inequívoco de estancamiento económico. Canarias cerró así el pasado año. Los precios bajaron un 0,4% en las islas en 2013. Fue la región menos inflacionista. España contó con una media nacional de suba de precios en torno al 0,3 por ciento. El desplome del consumo es la principal causa y consecuencia de este contexto que, de manera especial, se deja notar en el entorno de la pequeña y mediana empresa.

Lo sabe bien Pablo Rosa, un porteño conocido en Las Palmas de Gran Canaria por su negocio de importación de productos cárnicos y alimentación. Empezó con una pequeña tienda y hoy cuenta con tres locales de venta al público en las islas de Gran Canaria y Fuerteventura y un gran almacén dedicado a la distribución a otros comerciantes en la capital. Las góndolas de "Unión Cárnica Canaria' son un trozo de la Argentina en la orilla este del Atlántico. Más allá de los cortes de carne asoman alfajores, los vinos más afamados, galletitas, caramelos, yerba, dulce de leche…

"Gran parte de nuestros clientes son argentinos y emigrantes de otros países latinoamericanos y, en estos últimos, el impacto de la crisis ha sido aún más grave", explica Rosa quien asegura que el nivel de ingresos de sus negocios ha disminuido por encima del 30%, "pero gracias a que hemos tenido que salir a buscar nuevos clientes para intentar minimizar ese descenso. Lo que es indudable es que ahora hay que trabajar mucho más para conseguir menos de lo que conseguíamos antes", explica el empresario.

El principal afectado en una situación de devaluación es el consumo de las clases medias, un hecho que afecta de manera especial a empresas pequeñas. "Ahora se cuida mucho más cuestiones como el precio a la hora de hacer las compras y eso tiene un impacto directo en el volumen de negocio. El que te consumía solomillo ahora compra entrecot y el que compraba entrecot ahora se lleva pata muslo. Está claro que todo el mundo se ha adaptado a las nuevas exigencias del contexto económico. Y eso, al final, repercute en tu propio nivel de vida", expone el empresario.

VOLVER, VOLVER VOLVER… "Las islas ofrecen confort y bienestar al nivel de cualquier ciudad europea. Vivir aquí es atractivo y quien vuelve es por necesidad laboral, porque abandonar esta vida cuesta", señala Pablo Antonio de Ángelis, cónsul de la Argentina en las Islas Canarias. Quizás esa sea la explicación de que, a día de hoy, apenas 1500 argentinos residentes en Canarias hayan utilizado los servicios consulares para organizar su regreso.

Una realidad que se extiende al resto del país. Un reciente estudio de la periodista Hebe Schmidt ponía de manifiesto que sólo 25 mil de los más de 295 mil emigrantes argentinos radicados en España han optado por volver a casa entre 2008 y 2013. Las cifras contrastan con los casi 80 mil españoles que, en el mismo periodo, llegaron a la Argentina.

Y muchos de los que se quedan están viviendo "un drama espantoso". Según de Ángelis, el consulado "es una caja de resonancia permanente de los graves problemas sociales que están ocurriendo. La falta de trabajo es el problema más grave y esto lleva a la falta de recursos; y eso lleva a tener que solicitar alimentos, medicamentos y ayudas de todo tipo", señala.

El representante consular añade que los problemas que se desencadenan por la propia crisis son también variados y van más allá de las propias carencias familiares. "Hay problemas que se trasladan de manera inmediata a las familias y que se manifiestan de modos terribles, como la violencia, las separaciones, los divorcios, o el abandono de los niños." «

El desempleo se ceba entre los extranjeros

Adriana se fue a vivir a El Hierro hace quince años. Esta enfermera de Córdoba siempre trabajó cuidando a personas mayores.

Pero hace casi un año que no tiene trabajo y piensa mudarse "a una de las dos islas grandes (Gran Canaria o Tenerife) para buscar algo". No ceja en su empeño de volver a intentarlo. "Estoy pensando en hacer unas oposiciones al Servicio Canario de Salud (sanidad publica)", señala.

Uno de los problemas que, de manera especial, asolan España es el desempleo.

Al 31 de enero de 2014, 4.814.435 residentes no tenían trabajo. Pero el comportamiento del desempleo es diferente si atendemos al origen de los demandantes de trabajo. Según datos oficiales, la tasa de desempleo entre los españoles es del 26,03%, mientras que para los emigrantes no comunitarios la tasa sube hasta al 40,2. Notable diferencia.

Medir la incidencia del desempleo entre los argentinos es complicado. Hay dos variables fundamentales que explican la menor importancia de este fenómeno ante otros grupos nacionales, como peruanos, bolivianos o ecuatorianos, que se han visto obligados a huir de España ante el hundimiento del sector de la construcción.

La primera es la propia filiación del colectivo que, en su gran mayoría, posee la nacionalidad española o italiana. Esto dificulta la medición. Otro factor a tener en cuenta es el perfil del emigrante argentino.

En su mayor parte se trata de profesionales de sectores no tan castigados por la crisis, muchos de ellos propietarios de pequeñas empresas.

Por ese motivo, gran parte de los argentinos entrevistados manifestaron que el éxodo de sudamericanos desde las Islas a sus países de origen les ha generado una merma senisble en sus ingresos puesto que, en gran medida, forman parte de su clientela habitual.


Lunes, 10 de febrero de 2014
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