Finanzas La disparada del precio del bitcoin y el avistaje de ballenas La suba de la criptomoneda podría ser la calma que antecede a la tormenta en el mundo de las inversiones. Los movimientos en l mercado anticipan que habrá actividad, ¿señal de caída en los precios? Una de las explicaciones para el repunte en el precio del bitcoin de estos días puede encontrarse en la visibilidad que tiene el comportamiento de grandes inversores en este criptoactivo y las reacciones que la misma genera en su cotización.
El mercado interpreta que cuando estos gigantes trasladan masivamente sus criptomonedas de sus cuentas privadas a sus cuentas en los mercados (exchanges) están preparándose para deshacerse de esos activos, por lo que este hecho es tomado como una señal que se viene un periodo de caída en los precios.
Inversamente, lo que se ha visto en estos días es que grandes inversores han retirado elevadas cantidades de sus cuentas en mercados para trasladarlos a sus billeteras privadas, disminuyendo la oferta en el mercado, anticipando este movimiento un mercado alcista, lo que está generando mayores órdenes de compra.
Para dimensionar el tamaño de los inversores en el universo cripto se utilizan distintas especies que pueblan la fauna marina. Por convención se denominan ballenas a personas o instituciones que tienen más de 1.000 bitcoins en su poder (que a esta hora equivalen a cerca de 30 millones de dólares). Un eslabón más abajo están los tiburones y delfines que atesoran entre 100 y 1000 bitcoins.
Y por último en la escala marina están los que poseen menos de 100 bitcoins: cangrejos, pulpos, peces o camarones (en esta última especie se ubica la inmensa mayoría de individuos del planeta que tienen menos de 1 bitcoin en sus alforjas).
En aguas abiertas es muy común que las ballenas se alimenten de los cardúmenes de peces más pequeños. Metafóricamente hablando, en el mundo financiero (tradicional y no tradicional) sucede lo mismo.
Conceptualmente esto es así debido a dos factores, su tamaño y elevada disponibilidad de recursos les permiten a las ballenas, primero, tomar decisiones en base a toda la información disponible en el mercado procesada con herramientas sofisticadas asociadas a la inteligencia artificial, machine learning, big data; instrumentos de los que carecemos la mayoría de los mortales.
Y segundo, la gran capacidad financiera de que disponen estos cetáceos los habilita a armar y desarmar enormes posiciones (comprar y vender bitcoins) rápidamente, afectando significativamente los precios generando una alta volatilidad.
Si bien es cierto que la tecnología blockchain brinda diversas herramientas (que no existen en los mercados financieros tradicionales) para que cualquier inversor pueda detectar los movimientos de bitcoins de estos grandotes, las ballenas no son zonzas y cuentan con soluciones provistas por el propio ecosistema que les permiten ocultar sus huellas, y en ocasiones simular movimientos opuestos a los que realmente están ejecutando.
Las asimetrías en la información son una constante del universo financiero tradicional que supuestamente el universo cripto venía a democratizar y transparentar.
Dos informes publicados, uno en noviembre del año pasado y otro en febrero de este año, por el Banco de Pagos Internacionales (que agrupa a los bancos centrales archienemigos del mundo cripto) señalan que posteriormente a las distintas crisis ocurridas en el universo cripto (por ejemplo, las caídas de Terra y FTX en 2022), las ballenas pudieron reducir sus tenencias en bitcoins minimizando sus daños gracias a que los inversores medianos y pequeños aumentaban simultáneamente su exposición en este activo.
Hace sólo un par de años el grado de adopción del bitcoin creció exponencialmente en el segmento minorista capturando la imaginación y la codicia de millones de personas a medida que el precio escalaba, proceso sazonado por un fenomenal aparato publicitario global que prometía ganancias hasta el infinito, y más allá también.
Los pocos inversores que entendieron que en algún momento la ley de la gravedad suele funcionar también para estos activos pudieron en los últimos años salir a tiempo vendiendo sus bitcoins a un precio superior al que lo habían comprado.
En algunas ocasiones, y pese a no contar con el poderoso herramental asociado a la inteligencia artificial del que disponen grandes inversores, el pasado nos brinda a los ciudadanos de a pie algunas pistas sobre lo que nos puede deparar el futuro
(*) Carlos Weitz. Profesor de Criptoactivos y Monedas Digitales. Universidad de Buenos Aires.
Fuente: Ámbito Financiero
Miércoles, 12 de abril de 2023
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