Economia “La soja no es negocio” Planea invertir 400 millones de pesos, la mitad en la agroquímica Agrofina. Busca diversificar y lanzará la empresa tecnológica Frontec con el INVAP. Analiza las retenciones, las pérdidas de los que acopiaron soja y hasta la Junta Nacional de Granos. "Hace años que la soja dejó de ser un buen negocio”, dice tajante a revista Veintitrés Horacio Busanello, CEO del grupo Los Grobo, cuya alma mater es Gustavo Grobocopatel, el mismo que alguna vez fue bautizado como Rey de la Soja.
El holding de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, cuyo 25 por ciento está en manos del fondo brasileño Vinci, se reconvirtió y hoy tiene un sesgo más agroindustrial, con productos de más valor que le permiten un flujo de ingresos más estable. Cuatro molinos harineros, la fábrica de pastas Pastasole, sumado a Los Grobo Agropecuaria y UPJ en Tandil (ambas ofrecen producción de granos, venta de insumos y servicio de acopio) y SGR sociedad de garantía recíproca de créditos, fueron ganándole espacio a la soja. Hace dos años adquirió Agrofina, una empresa de agroquímicos ubicada en el top ten de un ranking liderado por multinacionales. Vendió casi toda su operación en Brasil, cerró la empresa en Paraguay y se quedó con ADP en Uruguay, que ofrece producción de granos, venta de insumos y servicios de acopio. Aunque algunos dirán que van contra la corriente, Los Grobo se concentraron en la Argentina y proyectan invertir 400 millones de pesos, la mitad en Agrofina, el resto en sus otras empresas locales y regionales.
Si bien en algún momento Los Grobo llegaron a arrendar 250.000 hectáreas en varios países, hoy sólo tienen 110.000 hectáreas alquiladas. En la Argentina supieron tener 120.000 hectáreas (60 por ciento de soja), hoy apenas retienen 40.000 hectáreas (60 por ciento destinado a soja, 20 a maíz y el restante 20 se divide entre trigo, cebada y girasol) y en Uruguay pasaron de 95.000 a 70.000 hectáreas. Aunque en 2013 facturaron 1.300 millones de dólares, vendieron a Mitsubishi la operación de Ceagro en Brasil que les representaba 500 millones de dólares, y para compensar sumaron Agrofina, que este año cerrará una facturación de 120 millones de dólares. Lo que implica que en 2014 Los Grobo facturarán 920 millones de dólares, aproximadamente. “El 75 por ciento de nuestra facturación proviene de la venta de granos y trading, el 25 restante de los molinos, la fábrica de pastas y Agrofina. Tenemos ingresos más predecibles y con menos volatilidad”, explica Busanello, quién llegó a Los Grobo tras su paso por Monsanto, Zeneca, Syngenta en Argentina, Brasil y el Reino Unido.
Pero la salida de Brasil no parece ser definitiva. “Sólo hicimos un repliegue táctico pero estamos repensando la estrategia y a fines del primer trimestre del 2015 tenemos la idea de volver. Vendimos porque tuvimos una muy buena oferta de Mitsubishi y porque Brasil entraba a una zona de turbulencias, muy caro en dólares, perdió competitividad y tenía una burocracia muy grande”, señala Busanello desde la oficina de Agrofina en Vicente López.
Entre los cambios implementados desde la llegada de Busanello, se cerró la operación de Paraguay, se vendió Brasil y se adquirió Agrofina. Pero también hubo un gran cambio en el management: “Los socios ya no operan el negocio, buscamos un manejo independiente, porque los inversores buscan profesionales independientes”.
Hoy la niña mimada es Agrofina, que cuenta con un laboratorio único en el país. Por eso Los Grobo planean invertir 200 millones de pesos en los próximos cuatro años en las instalaciones del laboratorio, planta de producción y logística. Lanzará 12 productos al mercado que serán patentados localmente. “Hace tres años, Agrofina facturaba 30 millones de dólares, cuando la compraron Los Grobo pasó a 60 millones al año siguiente y ahora está en 120 millones de dólares. El objetivo es alcanzar los 250 millones de dólares. Hoy están en el top ten, para 2020 buscan estar entre las cinco más grandes”, acota Busanello.
Entre lo nuevo figura Frontec, una empresa que está a punto de nacer en sociedad con el INVAP, de tecnología para agricultura de precisión. Además, están incursionando en el negocio de las semillas. Están abriendo semilleros en Tandil, Monte y analizan si el tercero estará en Río Cuarto o Jesús María, en Córdoba.
“Diversificar es la clave. Para no estar atados a los vaivenes del precio internacional de la soja que en 2000 estuvo en los 165 dólares la tonelada promedio, en 2005 a 204, en 2008 llegó a los 600, en 2010 a los 450, en 2012 pasó los 500 y ahora está en 350. Hoy sobra la soja en el mundo, este año y el próximo. En Brasil hubo un récord de 87 millones de toneladas de soja en 2013 y este año llegarán a 94 millones. En Estados Unidos alcanzaron los 90 millones de toneladas en 2013 y ahora rondan los 106 millones. En la Argentina llegamos a los 54 millones de toneladas en 2013 y ahora a 55 millones, según un informe del 11 de septiembre del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Que la tonelada de soja baje a 300 no es imposible, pero es improbable. Las reglas de juego cambiaron, ya no pueden vivir de una hectárea el dueño del campo, el productor que alquila y los que prestan servicios”, dice.
Busanello, un claro ejemplo de lo que logró un estudiante de la universidad pública, analiza las pérdidas de los productores que acopiaron soja. “Los productores que acopiaron soja se equivocaron y perdieron, pese a que estaban dadas las señales de una baja. Podían haber vendido a 430 la tonelada y hoy ya está en 350 y se dice que hay más de 20 millones de toneladas acopiadas. Lo que representa una pérdida de 1.600 millones de dólares. Nosotros vendimos todo, porque teníamos que pagar deudas. Hay que tener mucha espalda y un muy buen respaldo financiero para no vender. El productor argentino no vendió porque no sabía qué hacer con la plata. Hoy la moneda de ahorro del productor es la soja, el 35 por ciento de la producción de soja argentina sigue acopiada en silos”.
Los Grobo planean invertir 200 millones de pesos en los próximos cuatro años en las instalaciones del laboratorio, planta de producción y logística.
Dentro de los casos de éxito de la cadena de valor figuran el pollo y el cerdo. “Que Brasil sea el primer productor de carne vacuna del mundo es un error nuestro. La Argentina tenía todo para serlo durante años y no lo hizo, incluso antes de las restricciones actuales. Hemos evaluado entrar en la ganadería, por ejemplo con el cerdo, pero ya era tarde”, confiesa. Otro negocio que analizaron y descartaron es el de biodiesel: “Un negocio que se basa en un subsidio deja de ser negocio cuando un funcionario decide sacármelo. Eso no es un negocio”, explica Busanello.
A la hora de analizar la coyuntura económica y política local, el CEO de Los Grobo es claro: “La apuesta nuestra por la Argentina es enorme, le tenemos mucha fe. Si bien el clima de negocios no es sencillo, tampoco puedo retrasar las inversiones a la espera.... ¿de qué? Muchos se quejan de que las reglas de juego que hay no son claras. Y no es así, hay reglas claras, lo que pasa es que a algunos no les gustan esas reglas. Me pueden gustar más o menos, pero hoy es factible hacer negocios en la Argentina. El empresario argentino siempre quiere que todo sea fácil, predecible, y que no sea un camino sinuoso, pero la Argentina no es así y no es sólo un tema de este gobierno, sino de la historia. Las inversiones no faltan en este país. La tasa de inversión medida por el Producto Bruto es superior al 20 por ciento, mucho más alta que la tasa de inversión de Brasil”. Y acota: “La economía global se recupera a base de la emisión monetaria”.
A la hora de analizar las retenciones, plantea: “El próximo gobierno debe repensar el esquema impositivo. Si sacamos las retenciones, ¿con qué las compensamos? ¿Les voy a aumentar el impuesto a los trabajadores? Algunos candidatos dicen ‘vamos a sacar las retenciones’, pero no se pueden bajar de un día al otro porque creamos un problema social enorme. ¿Qué quieren hacer, un Rodrigazo? ¿Quién quiere un Rodrigazo?”.
A pocas horas de que Eduardo Buzzi, desde la Federación Agraria, se mostrara a favor de la Junta Nacional de Granos, Busanello opina: “La Junta era dueña de los silos donde se acopiaban y los puertos eran del gobierno. Hoy los puertos son privados y los silos son de las grandes traders del mundo: ABM, Cargill, Bunge y Dreyfus. ¿Quién hace la logística? Yo creo que es un paso atrás. La Junta no fue un éxito, dejó mucho que desear”.
El camino de Los Grobo hacia la agroindustria es irreversible, de eso no hay dudas. Y la apuesta a la Argentina está más fuerte que nunca.
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Sábado, 11 de octubre de 2014
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