Finanzas El central mostró el camino y logró revertir las expectativas Cuando falta poco más de un año para que se produzca el recambio presidencial, el gobierno que preside Cristina Fernández de Kirchner dio una nueva lección y dejó perplejos a la oposición política, a los grandes grupos económicos y a los propios dirigentes oficialistas. Durante los últimos 30 días, en realidad algo más si se toma como punto de partida la asunción de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central, el kirchnerismo desarmó la corrida cambiaria más peligrosa de la gestión cristinista y revirtió las expectativas económicas y financieras negativas sobre las que habían depositado todas sus esperanzas los alfiles de la oposición. Cuando falta poco más de un año para que se produzca el recambio presidencial, el gobierno que preside Cristina Fernández de Kirchner dio una nueva lección y dejó perplejos a la oposición política, a los grandes grupos económicos y a los propios dirigentes oficialistas. Durante los últimos 30 días, en realidad algo más si se toma como punto de partida la asunción de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central, el kirchnerismo desarmó la corrida cambiaria más peligrosa de la gestión cristinista y revirtió las expectativas económicas y financieras negativas sobre las que habían depositado todas sus esperanzas los alfiles de la oposición.
A saber: el dólar blue o paralelo pero fundamentalmente ilegal, una de las herramientas de presión más fuerte por su repercusión mediática, se achicó como una pelota de trapo de barrio. El 24 de setiembre de este año, el dólar ilegal se tranzaba en las cuevas a 15,90, ayer, 43 días después, si usted quería comprar un dólar tenía que desembolsar $ 13,50, dos pesos con cuarenta centavos menos. En otras palabras, todos aquellos que compraron el discurso de una divisa desbocada al alza sufrieron un golpe al bolsillo que le significó en el caso de haber comprado, por ejemplo, U$S 1000, una pérdida efectiva de más de $ 2400. La brecha cambiaria, o sea la diferencia que separa al dólar ilegal del oficial, se redujo de más del 88% a menos del 59 por ciento.
No obstante, el golpe más certero a la especulación mediana y grande, el gobierno se lo asestó al lo que se conoce como "contado con liqui", la divisa que mueve más dinero entre los principales operadores. El "contado con liqui" es un mecanismo legal por el cual los financistas con mayor experiencia compran títulos o acciones que cotizan en el exterior, fundamentalmente en los Estados Unidos, y los utilizan para sacar divisas del país.
En los últimos tiempos, el gobierno había controlado las operaciones con bonos pero el contado con liqui no paraba de subir porque se hacía con acciones. En sólo tres días se negociaron $ 320 millones con subas imparables de las acciones que cotizan en el extranjero, fundamentalmente porque este tipo de maniobras disparaban un mercado bursátil que no se dejaba llevar por el resultado de los balances de las empresas cotizantes, sino porque los adquirentes, en su mayoría grandes operadores o empresas, buscaban comprar papeles para transformarlos en dólares. Además, bajo el mismo criterio los bonos argentinos nominados en divisa estadounidense eran los más codiciados y no paraban de subir con rendimientos llamativamente altos. Sin embargo, la tortilla se revirtió a partir del cambio en la política en el Banco Central, que pasó de un trabajo tibio en discordancia con el Ministerio de Economía a transformarse en una entidad que asume como propia la política económica oficial. "Desde que asumió, Vanoli evidenció su capacidad de intervención en el mercado financiero mostrando una regulación prudencial", explica Enrique Dentice, economista de la Universidad de San Martín (UNSAM). El contado con liquidación durante la corta gestión de Vanoli se desinfló al caer de un máximo de $ 15,60 a $ 13,20. "Con (Juan Carlos) Fabrega los bancos te fijaban el precio del contado con liqui y Vanoli pudo desarticulara esto", indicó en estricto off de récord un hombre de buen conocimiento del sector financiero. Sin embargo, el temor a una oscilación del dólar en una Argentina que muchas veces sólo piensa en verde, siempre asusta. Es imposible hacer futurología pero lo cierto es que están dadas todas las condiciones para que el país tenga varios meses de tranquilidad financiera. El gobierno ya envió un mensaje de calma cuando anunció que ingresó la primera cuota del swap con China (acuerdo de intercambio de monedas entre los dos países, que le permiten a la Argentina hacerse de dólares) de U$S 814 millones, pero que representan sólo una parte de un total de U$S 11 mil millones. A eso hay que sumarle el acuerdo extra que se definió con las cerealeras para que liquiden un adicional de U$S 1500 millones a lo que ya estaba previsto. Sólo en las 24 horas que transcurrieron entre el miércoles y el jueves estas multinacionales liquidaron U$S 150 millones, una muestra que de al menos por ahora este convenio implícito funciona de forma aceitada. Además, en las próximas semanas, con una fecha límite del 9 de diciembre de este año, las grandes firmas de telecomunicaciones deberán desembolsar U$S 2300 millones para garantizarse su participación en el lucrativo negocio del 4G, la tecnología de última generación en materia de telefonía celular. También se pueden agregar a este mix un retoque al alza de las tasas de interés para los pequeños ahorristas, una reducción de la base monetaria, que de alguna forma achicaron el circulante en pesos e impidieron que se volcaran a la compra de dólares. Asimismo, la AFIP aceitó aun más la compra del dólar-ahorro (a través de su página) y aquellos ciudadnos de ingresos medios enloquecidos por hacerse de divisas lo hicieron a través del mecanismo oficial sin meter presión sobre la cuevas y el dólar ilegal.
Sin embargo, dentro de un mercado financiero obsesionado por solucionar las discrepancias con los fondos buitre, la versión (cada vez más firme) de que la Argentina ya tiene casi decidido alcanzar un acuerdo con estos holdouts a principios de año cuando expire la RUFO (la claúsula que le permitiría a los bonistas que ingresaron al canje realizar juicios multimillonarios para cobrar lo mismo que los buitres) también ayudó a modificar las expectativas financieras. "Las palabras de Kicillof de que se iba a llegar a un acuerdo con los buitres cayeron como un bálsamo", interpreta Dentice. En el debe en materia financiera, no hay que perder de vista que algunos informes señalan que el superávit comercial de la Argentina, de acuerdo a un relevamiento de Lorena García, especialista del Centro de Investigación y Medición Económica, será U$S 5000 millones menos de lo previsto fundamentalmente por la caída de precios.
Sin embargo, más allá de todos estos números resulta determinante que el Banco Central haya logrado desactivar las fuertes expectativas de devaluación del peso y revertido de forma absolutamente imprevista la tendencia que parecía irreversible hacia el alza de un dólar siempre inquietante. Además, en materia política, es una clara muestra de que el kirchnerismo ha insertado en los últimos 12 años resortes regulatorios que le ofrecen al Estado una mayor capacidad para, al menos atenuar las enormes ventajas del neoliberalismo y los mercados, para imponer sus propias reglas de juego. Ahora, aún resta consolidarlos y retomar la senda del crecimiento.
Viernes, 7 de noviembre de 2014
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