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Diplomacia
Barack Obama y el viejo exilio anticastrista de Miami
Cuando el presidente de Estados Unidos acordó restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba sabía que corría algunos riesgos, uno de ellos son las elecciones presidenciales de 2016 en el Estado de Florida, donde vive una pujante comunidad anticast
De todos modos, Obama triunfó en 2008 y en 2012 en ese territorio del sur de la Unión que es considerado un Estado "bisagra", pues suele pasar sucesivamente de manos republicanas a demócratas.

A pesar de que algunos anticastristas de Miami lo consideran un "traidor" y un "filocomunista", Obama siguió adelante con una negociación que abrirá un debate en el Congreso estadounidense para levantar el embargo que pesa sobre la isla caribeña desde 1960.

Sin duda, ganó algo de popularidad dentro y fuera del país. Pero el mandatario es considerado "un pato rengo" de la política norteamericana, ya que le restan dos años de mandato, con un Congreso que será de mayoría republicana a partir de enero.

"La decisión de Obama naturalmente tendrá repercusiones en Florida. Los grupos más anticastristas se opondrán con fuerza. Estos grupos tienen más influencia, pero no son mayoritarios", dijo a Télam Patricio Navia, profesor en Ciencias Políticas de la Universidad de Nueva York.

"La mayoría de los votantes cubano-americanos no participa del movimiento anticastrista de forma militante. Ellos quieren tener relaciones con sus parientes y familias en la isla. En esos grupos y en general entre el resto de los latinos en La Florida, la decisión de Obama será bien recibida", afirmó.

Para este analista, el cálculo del presidente estadounidense es simple: Los que más se molestarán con su decisión son votantes duros republicanos. "Ahí no pierde nada. Pero entre los moderados e independientes, la decisión le ganará adeptos en el Estado" de Florida, dijo Navia.

El ex presidente y líder la Revolución Cubana, Fidel Castro, retirado del poder en 2006 tras sufrir una enfermedad intestinal, no se ha pronunciado hasta el momento.

Pero durante un reportaje con la revista estadounidense The Atlantic en septiembre de 2010, admitió: "El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros".

Así como Richard Nixon estrechó las relaciones con China, Ronald Reagan con la ex Unión Soviética y James Carter impulsó los acuerdos de paz de Camp David entre Israelíes y palestinos, Obama busca ahora ocupar un lugar en la historia.

Lo hace en un momento especial en el que Washington trata de frenar la influencia China en Latinoamérica y cuando Miami ya no es la capital del exilio cubano de otras épocas, dado que la nuevas generaciones parecen alejarse de las posiciones más duras contra el gobierno de Raúl Castro.

Una encuesta del Instituto de Investigación Cubano de la Universidad Internacional de Florida señala que el 52% de la comunidad cubana en Miami se oponía a mantener el embargo, pero la cifra es del 62% cuando se consulta a los jóvenes de entre 18 y 29 años.

El informe indica, además, que un 58% de los encuestados -que abandonó Cuba después de 1995- dijo estar en contra del bloqueo económico y comercial contra la mayor de las Antillas.

Obama ha repetido que no abandonará sus reclamos de democracia y de respeto a los derechos humanos en Cuba, tras intercambiar a un grupo de prisioneros a cambio de la liberación del norteamericano Alan Gross, que estuvo cinco años preso en La Habana.

Mucho más conciliador que su antecesores en la Casa Blanca, volverá a encontrarse con su colega cubano en abril, durante la Cumbre de las Américas en Panamá.

Los republicanos, liderados por el senador Marco Rubio, favorito del Movimiento de ultraderecha Tea Party para las elecciones de 2016, han expresado su malestar por la decisión del presidente demócrata.

Rubio, cuyos padres nacieron en Cuba, dijo al canal Fox News que la medida "es parte de un largo récord de registro de mimos que esta administración ha establecido", e insistió en que los planes de la Casa Blanca no derivarán en más libertad económica o democracia en Cuba.

Pero el senador republicano Rand Paul, que se postula a la presidencia, respaldó la posición de Obama y dijo que el embargo "no funcionó" en más de medio siglo.

Con el fin de continuar con la dinastía creada por su padre, el ex presidente George H. Bush, y su hermano George W, el ex gobernador de Florida Jeb Bush lanzó el martes su carrera a la presidencia.

Jeb, de 61 años, habla castellano fluidamente (está casado con una mexicana), es moderado en cuestiones de inmigración y competirá con otros republicanos que estudian presentarse como los senadores Paul y Rubio, quienes crearon comités de acción políticas para recaudar fondos.

Recientemente, durante un almuerzo del U.S. Cuba Democracy PAC, defendió la vigencia del embargo. "En lugar de levantarlo, nosotros deberíamos considerar la posibilidad de fortalecerlo", dijo Jeb Bush.

Si se impone en las primarias podría competir con la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, favorita a la presidencia por el gobernante Partido Demócrata.

Entonces se enfrenarían las dos familias que han gobernado la Casa Blanca desde 1989.

"Apoyo la decisión del presidente Obama de cambiar el curso de la política con Cuba mientras mantenemos el foco sobre nuestro principal objetivo: respaldar las aspiraciones de libertad del pueblo cubano", dijo la ex primera dama



Fuente: Telam


Sábado, 20 de diciembre de 2014
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