Impositivo Dime si eres autónomo, monotributista o estás en relación de dependencia y te diré cómo es tu carga tributaria Debido a la falta de ajuste en los parámetros, se presentan escenarios distintos para diferentes personas que poseen ingresos anuales iguales. Quiénes son los más beneficiados en materia impositiva y previsional. Expertos explican qué descuidos oficiales provocaron la diversidad de situaciones En los últimos años, la falta de ajuste en los parámetros de varios tributos terminó por convertir en "contribuyentes" a miles de personas que, en el pasado, sólo hablaban de impuestos cuando se referían al pago de algún servicio público. Ocurre que gran parte de los gravámenes nacionales (como Ganancias, Bienes Personales o el Monotributo) se sustentan en montos que determinan el piso a partir del cual hay que hacer frente a ellos.
Así, la negativa del Gobierno de reconocer el verdadero impacto de la inflación -con índices de precios subiendo a tasas de dos dígitos durante años- derivó en que los valores fuesen quedando totalmente desfasados. De este modo, comprar un inmueble, aunque sea de pocos metros cuadrados, puede convertir a una persona en contribuyente de Bienes Personales. Incluso peor: los aumentos de sueldos terminaron empujando a muchos empleados a tributar Ganancias, algo que hace diez o quince años estaba pensado exclusivamente para los altos ejecutivos. Paralelamente, estos desfasajes también alcanzaron a los pequeños comercios o trabajadores independientes, que tuvieron que cargar con una mochila impositiva cada vez más pesada sólo por actualizar los valores de los productos o servicios que ofrecen en función del nivel real de inflación.
Si bien el Ejecutivo fue ajustando algunos parámetros en diversas oportunidades, las modificaciones sólo provocaron un efecto en el corto plazo, ya que nunca tuvo en cuenta la posibilidad de una actualización automática. Un panorama muy desigual Para agravar el panorama, los desfasajes son de tal magnitud que se da un panorama desigual incluso entre los que poseen el mismo nivel de ingresos.
Un amplio número de especialistas consultados por este medio, confirmaron que la situación tributaria varía notoriamente entre un empleado en relación de dependencia, un monotributista y un autónomo, por más que tengan entradas de dinero similares durante el año. Florencia Fernández Sabella, socia del estudio Laiún, Fernández Sabella & Smudt, sostuvo que "a través de decretos, resoluciones y otras normas se fueron complejizando los impuestos, a la vez que crearon distintas categorías de contribuyentes".
A modo de ejemplo, la especialista comparó el tributo que graba las rentas y consideró ingresos anuales de 360.000 pesos. En estos casos, Sabella detectó cinco escenarios distintos, con una carga impositiva que varió fuertemente en función de la situación de cada contribuyente. Sucede que, mientras un autónomo posee la mayor presión (28%), aquellos empleados que cobraron menos de $15.000 brutos entre enero y agosto del 2013 son los más afortunados, al quedar exentos del pago de Ganancias. Como contrapartida, los dependientes que obtuvieron remuneraciones de entre $15.000 y $25.000 brutos o que superaron los $25.000 en dicho período, pasaron a perder entre un 21% y un 22% de su salario en manos del gravamen (ver cuadro).
Como se observa, distinta es la situación de los monotributistas, ya que la cuota tributaria que abonan todos los meses no sólo incluye una parte de Ganancias, sino que también tiene en cuenta el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Pese a ello, están mejor posicionados que en el caso de los trabajadores que superaron los $15.000 brutos entre enero y agosto de 2013 y que los autónomos, ya que tienen una carga de apenas el 5% de los 360.000 pesos.
En este contexto, Fernández Sabella concluyó que "mientras los autónomos tengan la posibilidad de adherirse al régimen simplificado, ésta será la opción más eficiente desde el punto de vista impositivo".
Al respecto, Fernando Álvarez, socio de ARV - Álvarez Roperti Venegas Consultores, indicó que "si bien es cierto que los independientes tiene la posibilidad de categorizarse como monotributistas -y de ese modo tributar montos sensiblemente menores-, debe señalarse que no todos tienen la posibilidad de hacerlo".
Esto es así, según explicó el especialista, "porque existen actividades excluidas o bien porque el autónomo excedió el tope anual de $400.000 de facturación permitido". Claro que, según Javier Sabin, socio de Human Capital de EY Argentina, "los monotributistas y los autónomos también soportan otros tributos, tales como Ingresos Brutos (de jurisdicción provincial) y el Impuesto sobre los Débitos y Créditos, cuyos ordenamientos suelen eximir a los sueldos en relación de dependencia".
Una situación previsional dispar Asimismo, Sabin señaló que la incidencia del componente previsional también resulta dispar para los distintos casos bajo análisis.
En lo que respecta a los monotributistas, sostuvo que aplica un importe único para todas las categorías de $390 que cubre cobertura contra las contingencias de vejez, invalidez y muerte (seguridad social) y salud (obra social).
En tanto, los autónomos deben abonar importes fijos mensuales, dependiendo de su actividad y los ingresos obtenidos durante el último año (son cinco categorías, cuyo importe mínimo es de $709 y su máximo de $3.119), que no cubren los aportes a la obra social.
Por su parte, el experto recordó que el empleado en relación de dependencia debe aportar el 17% de su salario mensual (con una base imponible máxima de $43.202) que representan un impacto mucho mayor que los anteriores.
"Sin embargo, este último suele contar con una cobertura previsional y de salud más completa", concluyó, de modo que las ventajas en los casos anteriores terminan, en parte, diluyéndose.
Autónomos vs empleados Las diferencias que surgen entre los empleados y los autónomos es aun más llamativa si se tiene en cuenta que ambos deben considerar, a la hora de calcular el pago de Ganancias, lo que establece el artículo 23 de la Ley del gravamen.
Al respecto, Álvarez detalló el monto del tributo que deben afrontar en las distintas situaciones (esto es, si se es trabajador en relación de dependencia o autónomo) para distintos niveles de ingresos netos anuales. Tal como se puede observar en el siguiente cuadro, los independientes son los más afectados, incluso cuando se toma en cuenta -para realizar la comparación- ingresos que, anualizados, superan los 260.000 pesos:
Por este motivo, para el experto es necesario que se otorgue al autónomo "el mismo trato que cualquier otro trabajador, ya que tiene las mismas necesidades, gastos de alimentos, educación y manutención, entre otras, que un empleado en relación de dependencia".
El rol del Gobierno Un tema no menor es el papel que tomó el Gobierno frente a esta situación. En este sentido, Juan Manuel Locatelli, socio de JL Consultoría & Negocios, advirtió que "más allá de la diferencia que propone cada régimen en particular, la falta de actualizaciones de los parámetros hacen inviables algunas de las opciones".
El especialista recordó que, al no ajustar el régimen simplificado, deja inutilizadas las categorías más altas para aquellos que compran y venden productos. Esto es así debido a que sólo cumplir con tres de las obligaciones representa el 89% de los ingresos máximos.
"Y no es el único caso. Los autónomos fueron olvidados por los últimos tres decretos emitidos por Cristina Kirchner (1006, 1242 y 2354), ya que sólo aplicaban para los empleados en relación de dependencia, lo que profundiza su situación crítica", expresó.
A esto hay que agregarle un dato no menor: algunas de las categorías que deben afrontar los independientes para su futura jubilación, tal como diera cuenta este medio, ya quedaron totalmente caducas.
Por último, Locatelli resaltó que si bien muchos empleados se vieron beneficiados con el decreto 1242 (que liberó de Ganancias a quienes cobraron menos de $15.000 brutos entre enero y agosto de 2013), otros no tienen nada que festejar.
"Aquellos que ganaron más de $15.000 tienen que hacer frente al impuesto sin importar su situación actual. Un asalariado que cobró más de ese monto y desde septiembre de 2013 no recibió un sólo aumento tiene que seguir pagando", recalcó.
El experto agregó que, "en cambio, los beneficiados por el decreto siguen sin pagar aunque hayan obtenido aumentos monumentales. Dicho de otra manera, mientras unos pagan siempre, los otros se ven perjudicados ya que las deducciones siguen estáticas desde agosto del 2013".
En definitiva, tal como explicó Locatelli, "parte de la solución a los inconvenientes que existen hoy en día se podrían haber superado simplemente con la actualización de los parámetros que rigen para cada uno de los regímenes".
Fuente: Iprfesional
Martes, 28 de abril de 2015
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