Lunes 25 de Noviembre de 2024 Resistencia - Chaco
 
 
 
 
 
 
Economía
Un mismo producto puede tener hasta siete precios
En Argentina, un artículo tiene tantas cotizaciones como sistemas de beneficios asociados. Esto dio lugar a que se haya perdido la "vara de referencia". La típica pregunta "¿Cuánto cuesta?" ha sido reemplazada por otra. El lado "b" de las promos





A medida que se fue consolidando el plan de estabilidad financiera planteado por el Gobierno -y que contempla atraso cambiario y un billete verde estable-, el consumo se fue recomponiendo.

Prueba de ello es que, luego de un 2014 en el cual las ventas minoristas cayeron un 6,5%, en los cinco primeros meses esta variable muestra un aumento acumulado del 2%, con algunos rubros clave como el de electrodomésticos que registraron alzas de más del 7 por ciento.

Si bien los últimos ajustes salariales fueron responsables en gran medida de esta expansión -tras una pérdida de poder adquisitivo de casi 10 puntos el año pasado-, la realidad es que los beneficios -como los descuentos o las cuotas sin interés- se convirtieron en los grandes dinamizadores del consumo.

Hoy en día, las rebajas tienen un rol esencial en la toma de decisiones. De hecho, cada vez más argentinos prefieren postergar una compra si no le ofrecen algún tipo de beneficio, dado que sienten que es un mal negocio abonar el "precio de lista", que hoy da la idea de ser "caro".

Desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), confirman esta tendencia y subrayan que en mayo los comercios que ofrecieron algún tipo de facilidad de pago fueron los que tuvieron un mejor balance.

"Los locales que se sumaron a propuestas como el Día de Internet, que brindó bonificaciones de hasta 50%, lograron mejores resultados. Lo mismo para aquellos que ofrecieron el plan Ahora 12 o descuentos con tarjetas como Club La Nación, Clarín 365, tarjeta SUBE, tarjetas de determinados bancos, o simplemente cuotas sin interés", explican desde la entidad.

En cambio, advierten que "para el resto de los comercios, la venta fue más difícil, porque el comportamiento general del público fue mirar y esperar hasta encontrar la oportunidad de sumar todos los beneficios posibles que les permita comprar a menor precio".
Precios "on demand"

Esta "marea de descuentos" también tiene su lado B: con tantas opciones, los consumidores se ven cada vez más confundidos acerca de cuánto cuesta realmente cada producto, dado que puede llegar a tener valores muy diferentes, dependiendo la modalidad que se utilice para pagarlo.

Como parte de un fenómeno ya instalado, los argentinos se ven impulsados a gastar sus pesos en los locales que les ofrezcan la mejor rebaja, sin tener conciencia clara de cuánto vale realmente lo que llevan dado que, a la hora de ir de compras, es común encontrarse con que un mismo artículo puede tener siete precios distintos, dependiendo del método de pago:

1. En efectivo: es la opción cada vez menos utilizada.

2. Tarjeta de débito: permite abonar con descuentos, especialmente en supermercados, donde las rebajas llegan al 15%.

3. Tarjeta de crédito: la alternativa más utilizada para pagar en cuotas. En algunos comercios las quitas van del 10% al 25%.

4. Cuponera de descuentos online:se trata de una modalidad que se impuso en los últimos años y ofrece las mayores ventajas en rubros como gastronómicas, turismo e indumentaria.

5. Tarjetas de clubes de fidelización: consiste principalmente en las acciones tipo 2x1 -como en el caso del cine- y descuentos en supermercados.

6. Plásticos o cuponeras de retailers: es el caso de aquellos que abonan utilizando, por ejemplo, Jumbo checks o tarjetas como la de Carrefour o Día, entre otras opciones.

7. Precios de portales de comercio electrónico: los mismos suelen ser más bajos que los de los locales tradicionales, dado que permite al vendedor no tener estructura ni gastos fijos.

Además de estas alternativas, algunas marcas también hacen importantes descuentos a quienes elijan la opción de compra online.

Este es el caso de Garbarino que, como indica en su página web, ofrece rebajas a quienes paguen a través de Internet.
Allí se señala claramente cuál es el "precio normal" y cuál es el "precio online":

Frávega también aclara en su sitio que hay un valor especial para aquellos que realicen la compra online y este valor se distingue del que se muestra como "regular":

Cabe recordar que, además de las alternativas de ahorro existentes, en los últimos meses se sumó otra opción de ahorro: algunos locales ya se lanzaron a ofrecer rebajas para aquellos que abonen con la tarjeta SUBE.

Los productos "sin precio"

La enorme variedad de precios que los consumidores pueden llegar a pagar por un mismo producto tiene su contracara en la pérdida de valores de referencia y de la noción de qué es "caro" y qué es "barato".

"Los artículos hoy ya no tienen un valor único. Antes podían ser más o menos costosos, pero ya no hay parámetros claros", sostiene el economista Fernanado Moiguer.

El experto atribuye este fenómeno principalmente a tres factores que operan hoy en la Argentina y que trastocaron el sistema de precios:

• La irrupción masiva de las promociones, que hace que los valores de los artículos cambien sustancialmente según el día de la semana.

"Cada vez hay más compras motivadas por los descuentos. La gente se acerca a un local especialmente si ve rebajas. Los beneficios no son más un diferencial, sino que se volvieron un commodity", advierte Moiguer.

• La elevada inflación, por lo cual los precios no se mantienen estables y se pierde la referencia.

Para Adrián Kittner, de eConsultora, además del valor real de los productos también se ha perdido otro parámetro como el precio relativo. Es decir, la relación de un producto frente a otros.

"Como todo va aumentando y en distintos porcentajes, llega un momento en el cual la gente no sabe si lo que está pagando es conveniente o no", resume el consultor.

• La retracción en el consumo, que impulsa a los comercios a lanzar rebajas para seducir a los compradores.

En este contexto, y por la incidencia de estos tres factores, Moiguer asegura que "es prácticamente imposible construir un precio. La clase media va por los descuentos y el hecho de no saber el valor exacto de las cosas ya se naturaliza".

El economista describe este fenómeno que se vive en la economía doméstica como de "desparametrización".

Del lado de las marcas: la estrategia de las aerolíneas
Así como los consumidores se han ido acostumbrando a este esquema de rebajas permanentes, las marcas también han tenido que adaptarse. Y eso se advierte en los cambios que se dieron en su forma de fijar el precio de los productos.

En situaciones normales, cada artículo posee un valor estable en el tiempo, el cual luego podrá disminuir por cuestiones estacionales (alimentos), cambio de temporada (indumentaria) o por la simple renovación tecnológica (productos electrónicos).

Sin embargo, tras años con elevados índices de inflación, el sistema que se utiliza en la Argentina es otro. Según Moiguer, especialmente los grandes comercios venden su mercadería "como si se tratara de los asientos de un avión".

En este sentido, aclara que las empresas determinan el valor de los productos de la siguiente manera: "Calculan lo que saben que tienen que vender y luego dividen esa suma entre los distintos artículos y los diferentes días de la semana".

Por esa razón, dependiendo del día o del mes en que se acerquen a un local, los argentinos se encuentran con una amplia gama de precios para el mismo producto.

De acuerdo con el economista, esta variación en los valores puede advertirse claramente en la segunda mitad del año:

- En agosto, los negocios quieren "hacer la diferencia" y promocionan sus rebajas propias, por fuera de las ofrecidas con tarjeta. Esta etapa a veces se adelanta y los descuentos comienzan a verse en el mes de julio.

- En septiembre, los locales del rubro indumentaria lanzan la nueva temporada primavera-verano con precios más altos.

- En octubre, retornan a las vidrieras los descuentos con plásticos bancarios.

- En noviembre, algunas firmas adelantan las promos de Navidad.
Descuentos para todos los rubros

Inicialmente, la costumbre de pagar todo con descuentos se podía advertir principalmente en locales de ropa, supermercados y en casas de electrodomésticos.

Sin embargo, esta modalidad se fue expandiendo a tal punto que hoy son muchos los rubros en los cuales los argentinos desconocen el valor real de lo que abonan.

Es así que ahora este hábito se extiende también a las salidas al cine y a comer afuera e, incluso, a la planificación de los viajes.

Un ejemplo de esta tendencia a aprovechar las promociones en todos los rubros es el siguiente descuento que ofrece el Banco Francés en pasajes a EE.UU. para aquellos que adhieran a su sistema Lanpass.

Inclusive, algunas entidades como el Galicia brindan descuentos con una empresa en particular que tienen una duración limitada, como la realizada en conjunto con Falabella:

A la hora de comer afuera, la tendencia a apelar a las promociones también se impuso.

En este caso, los clubes de socios y las cuponeras online se han vuelto los dos grandes invitados en las cenas de los argentinos.

"Los consumidores adquieren mayormente paquetes turísticos, escapadas de fin de semana, cenas en restaurantes y distintos artículos como accesorios, productos de tecnología e indumentaria", enumera Martín Levy, cofundador del portal Descuentocity.

Luego de un período de depueración, el experto afirma que hay unas 30 páginas de descuentos activas en el país. "Hace unos años que arrancó la moda de las rebajas en Internet. Se dio primero con Groupon y luego con otros jugadores", dice.

Y tras el boom que tuvo lugar tiempo atrás, el directivo asegura que esta modalidad sigue vigente porque "se están ofreciendo rebajas muy fuertes, que tranquilamente pueden superar el 50%. Esto les garantiza una buena demanda".

Pregunta vintage: "¿cuánto cuesta?"

Toda esta situación ha ido impulsando cambios en los hábitos de compra y en las costumbres que se ponen en práctica a la hora de visitar un local.

De hecho, uno de los fenómenos que empieza a tener lugar de la mano de la "cultura de los descuentos" es que ya no se hacen las mismas preguntas al visitar un negocio.

Así, el clásico "¿Cuánto cuesta?" que las personas consultaban a los vendedores al ingresar a un local empieza a ceder lugar frente a otro interrogante: "¿Tienen descuento con alguna tarjeta?".

Es que, tras haberse habituado a usar plásticos bancarios y a aprovechar las promociones y planes de cuotas, la búsqueda de beneficios parece ganar más espacio entre las preocupaciones de los compradores.

"Hoy el precio, tal como se conocía, ya no existe. La gente ya no pregunta ‘¿cuánto cuesta?' y compra principalmente si hay rebaja", concluye Moiguer.


Fuente: Iprofesional


Sábado, 13 de junio de 2015
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