Epidemia Dengue: epidemia y contrapuntos (Por Alfredo Zurita) El dengue ha venido para quedarse, y como convivir con él es tema de discusión.
Aunque la mayoría de los funcionarios siguen hablando de brote, y no de epidemia, el dengue avanza imparable, y se prevé un incremento hacia Semana Santa, aunque el dengue no es contagioso, como la gripe, de persona a persona, sino transmisible por medio del mosquito.
Cuando la enfermedad es contagiosa deben evitarse aglomeraciones, se aconsejó para la gripe en las elecciones de 2009, aunque no se aplicó porque las encuestas venían favorables para el gobierno, pero si para clases y espectáculos públicos, y son conocidas las epidemias en las procesiones anuales a la Meca. Por esta razón se aplazó también la peregrinación a Itatí en 2009. Ni Dios ni Alá se ocupan de epidemias, y las dejan al cuidado del hombre.
El exministro nacional de Salud 2002-2007, y ex embajador en Chile 2008-2015 acaba de criticar la política de control del dengue del gobierno nacional, y aunque no es un experto de nota en el campo de la salud pública, sino más bien en el de la política, de allí su designación como embajador, pese a no tener formación diplomática ni en carrera afín, su universidad privada y consultora de salud ejerce una influencia considerable en el país, a través de la formación de postgrado en salud pública, y sea en forma directa, o a través de convenios con las provincias, el caso del Chaco, y con las universidades nacionales, el caso de la UNNE.
Hombre práctico, más que teórico, ayudó a ministros provinciales en desgracia aunque fueran de la oposición, y nunca hizo caso del deseo presidencial de mantener perfil bajo, siendo habitué en los almuerzos de la Sra. Legrand cuando fue ministro, para hablar de su programa de control de la obesidad, una epidemia que es más grave que el dengue.
Su “Plan Federal de Salud 2003-2007”, nunca pasó por el Congreso Nacional, sino por una reunión del Consejo Federal de Salud, un ente consultivo, y nunca fué ejecutado, porque no era ese su objetivo, sino atraer los préstamos del Banco Mundial para concretarlo.
Dice el ex ministro a la prensa que eso de descacharrar es una pavada, y que deberían intensificarse las fumigaciones, lo cual es lo inverso que dicen todos los expertos en la materia, la OMS, etc., aunque los mismos medios masivos que repiten lo del descacharrado muestran continuamente imágenes de operarios y maquinas fumigando, supongo algo más fotogénico, aunque contradiga el mensaje que se quiere transmitir, siendo la fumigación algo muy apreciado por la población porque mata los molestos mosquitos que molestan con sus picaduras, transmitan o no el dengue.
Dice asimismo el ex ministro que el gobierno nacional ha hecho mal en dejar el control del dengue en manos de las provincias, y esta si podría ser una crítica razonable, porque es uso y costumbre de las provincias usar los recursos que se les envían para tal o cual cosa, en otra más urgente. Un ejemplo podría ser el personal del Pediátrico del programa Vectores, que reclama pases a planta.
Que tiene que hacer personal pagado por este programa en el Hospital Pediátrico, cuando su función es control del dengue mediante tareas comunitarias?. Lo mismo ocurrió con el programa nacional Médicos Comunitarios, creado por este ex ministro en 2004. Estos profesionales, becados por el gobierno nacional para formación en salud pública, fueron usados para tapar agujeros donde hacían falta médicos, y si el programa Remediar, otra creación del mismo ex ministro envía los medicamentos en forma directa a los centros de salud, es para evitar que terminen en manos de los hospitales, como ocurriría si se los enviara a las provincias, para ser redistribuídos.
En Argentina la salud es competencia no delegada por las provincias al gobierno nacional, pero esto solo se respetó hasta 1946, cuando se crea el ministerio nacional de salud, que inundó las provincias con hospitales que no solo construyó, sino que pagaba su funcionamiento, y con programas de control de enfermedades transmisibles, el caso del paludismo en el NEA y el NOA.
A caballo regalado no se le miran los dientes, así que nadie se quejó de este avasallamiento del federalismo, pero el golpe de 1955 decide normalizar el país, y el gobierno nacional comienza a desentenderse de hospitales y programas los que son progresivamente transferidos a las provincias. En Chaco el programa nacional de control de paludismo desaparece con la incorporación de la provincia al SNIS en 1974, y desde allí las camionetas amarillas del programa dejan de recorrer la zona rural en busca de personas con fiebre para ser ocupadas en tareas hospitalarias, ir a buscar la carne, ir a buscar al médico de guardia a su casa, etc., y como consecuencia el paludismo reapareció, como cualquier enfermedad transmisible que ya está casi desaparecida, pero reaparece cuando se afloja el control, algo que es un clásico del control del Chagas.
Luego de la experiencia con la epidemia del Ebola en 2014 se ha insistido en la necesidad de crear una fuerza sanitaria internacional, tipo cascos azules, que pueda intervenir en los países en situaciones similares, más allá de su soberanía, para evitar que estas enfermedades, contagiosas o transmisibles, puedan extenderse más allá de las fronteras, ya sea por ignorancia, corrupción, o pobreza del país, y lo mismo se preconiza en Argentina, que los programas de control de enfermedades contagiosas o transmisibles vuelvan a la órbita nacional, y dejen de depender de “reuniones de coordinación” entre funcionarios provinciales y nacionales sobre lo que se hará, que quedan en palabras, como los mismos convenios firmados.
Una vez que los recursos entraron, en metálico, o especie, van a lo más urgente en ese momento, y puedo citar cientos de ejemplos en el país, y todos los demás del tercer mundo, siendo algo muy común que un ministro explique porqué no cumple mostrando la firma de su predecesor, y diciendo que no fué el quien hizo el compromiso, sino el ministro anterior, que vayan a quejarse a él.
Argentina es un país federal, pero esto no significa anarquía, y lamentablemente leyes nacionales votadas por todos los legisladores de una provincia pueden no aplicarse en ella, sin que el gobierno nacional pueda hacer nada, salvo “dialogar”.
“Estamos dialogando”, diría el ex ministro criticón durante su gestión, al ser interrogado por la prensa en una reunión del Consejo Federal de Salud en San Juan, sobre la orden del gobierno provincial de retirar los DIU de las cajas del programa nacional de salud reproductiva, basado en una ley que había sido votada por todos los legisladores de esa provincia.
El caso del dengue, una enfermedad que dejará de ser epidémica, para ser endémica, es decir permanente, y para la que no hay aún medidas eficaces de control, como podrían serlo las vacunas, indica la conveniencia de un programa desconcentrado, es decir descentralizado, pero no tanto, y ese es en realidad el problema de muchos temas en el país respecto al estado municipal, provincial y nacional, derechos y deberes de cada nivel, sin que cada medida deba ser negociada o “dialogada” a cada momento mediante toma y daca, como ocurre con leyes cerrojo y anexas.
El ex ministro recuerda que la frase “el dengue ha venido para quedarse”, aludiendo a que se hará permanente, la dijo él antes que lo dijeran las actuales autoridades nacionales, y aunque su curriculum no es tan distinguido como el del actual ministro, miembro de la Academia Nacional de Medicina, tiene como he dicho otras cualidades, más útiles en la política que los méritos académicos.
Fuente: datachaco
Domingo, 6 de marzo de 2016
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