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Monedas
La desaceleración de la economía mundial limita la temida guerra monetaria global
Los continuados choques o "guerra monetaria" denunciada en reiteradas oportunidades por ministros de Economía y Finanzas de diversas naciones, particularmente de las emergentes, parece haber cesado provisoriamente.
Los continuados choques o "guerra monetaria" denunciada en reiteradas oportunidades por ministros de Economía y Finanzas de diversas naciones, particularmente de las emergentes, parece haber cesado provisoriamente, en un contexto caracterizado por el deterioro del crecimiento económico mundial.

"Las proyecciones de la evolución económica internacional descendieron del 3,4% previsto en enero a un 3,2% para este año, en tanto que cayeron del 3,6% al 3,5% para 2017", como lo explicó el FMI en detalle en su último informe sobre las "Perspectivas Económicas Mundiales" del FMI.

Detrás de ese pesimismo generalizado se encuentran factores como la caída de la demanda a nivel general, que se ha visto frenada ante el menor apetito por las materias primas y un frenazo de los intercambios comerciales, cosa que ha golpeado las finanzas de los países exportadores, llegando a calificar el FMI este fenómeno como un "colapso comercial".

En este sentido, aunque "el crecimiento continúa, lo hace a un ritmo lento que deja a la economía mundial expuesta a mayores riesgos", señaló el informe del Fondo durante su reunión semestral celebrada la semana pasada en Washington.

El organismo financiero multilateral ha recomendado, en este marco de situación de desaceleración mundial, que los países desarrollados continúen desarrollando políticas monetarias laxas como las que vienen practicando desde la Gran Recesión, y eso a pesar de las voces que se levantan asegurando que la acción de los bancos centrales se han agotado.

Esta recomendación adquiere visos de total racionalidad a la luz del bajo crecimiento previsto para las economías industrializadas, del orden del 1,9% para este año y del 2% para 2017, un porcentaje que cae al 1,5% y 1,6%, respectivamente, para la eurozona.

Los peligros que planean sobre la economía mundial no son menores: una salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, la gran crisis económica y política de Brasil, la desaceleración y la por ahora frenada salida de capitales de China y la precariedad de la recuperación en Estados Unidos.

Estos elementos centrales, a los que se suma el golpe que supone para los países emergentes la caída del precio del petróleo y de también el de las materias primas en general, explica que los bancos centrales de los grandes países persistan en seguir incrementando la liquidez en sus mercados para combatir las tendencias deflacionistas y para alentar una reactivación económica.

Así, Estados Unidos ha cedido en sus planes de elevar la tasa de interés de la Reserva Federal tres o cuatro veces durante 2016, mientras que los bancos centrales de Japón y de Europa persisten en fomentar la política monetaria de expansión cuantitativa inaugurada por Washington en 2008.

Los temores a una nueva depresión económica por parte de las autoridades económicas y políticas del mundo desarrollado pesan mucho más que el miedo a recrear una gran burbuja especulativa bursátil e inmobiliaria como la que estalló en 2007 y 2008.

A su turno, esta marcada coincidencia de las políticas monetarias en el hemisferio Norte ha llevado, al menos provisionalmente, a una difuminación de la mentada "guerra monetaria" de la que se quejaba, con razón, el ex ministro de Finanzas de Brasil Guido Mantega hace tres años.

Hoy, por el contrario, el euro y el yen están escalando frente a un dólar que se viene debilitando desde principios de año cuando el mercado comenzó a advertir que la Reserva Federal no cumpliría con sus planes de incrementar la tasa por temor a las tendencias recesivas y deflacionarias.

El yuan chino, que tendía a caer debido a los problemas de la economía del coloso asiático que, a su turno, generaron una salida de capitales de 700.000 millones de dólares en 2015 y se proyectaban hasta los 1.200 millones para este año, se ha recuperado notablemente contra el dólar.

Esta suerte de estabilización pactada, en buena parte, durante la última reunión del G-20 el mes pasado, ha relanzado los activos bursátiles y financieros y anima a los inversores a atreverse, incluso, a arriesgadas operaciones en mercados emergentes, como lo muestra la exitosa colocación de deuda de Argentina por 16.500 millones de dólares.

En cualquier caso, la situación de estos tres dos últimos meses no debe tomarse como algo estable y sostenible en el tiempo, pues sólo un cambio profundo en la economías desarrolladas y en las emergentes puede sugerir una verdadera estabilización de los mercados monetarias, financieros y bursátiles.

La neutralización de la "guerra monetaria" es, por el momento y sobre todo, un resultado del estancamiento económico en algunos países, del bajo crecimiento en otros, y de un pacto en las alturas para evitar consecuencias peores a escala global.

Fuente: Telam
Domingo 24 de abril de 2016. Resistencia, Chaco-


Domingo, 24 de abril de 2016
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