fondos buitre Paradoja argentina: pese a que se llegó a un acuerdo con los buitres, sube con fuerza el dólar y caen los bonos El mediador Pollack ratificó formalmente el convenio para dejar atrás un litigio de 14 años y salir del default. Sin embargo, los bonos soberanos no reaccionaron al alza y el billete verde agudizó su escalada. Era, en teoría, una de las noticias más esperadas por el mercado.
Para algunos, la imagen del mediador Daniel Pollack informando un acuerdo entre la Argentina y el grupo de "buitres" de postura más inflexible -en otras palabras, anunciando el fin de un default de 14 años- resultaba casi imposible de imaginar.
Sin embargo ocurrió, si bien el contexto terminó siendo muy diferente al que podía esperarse para semejante novedad.
Más aun. Si hace tan sólo dos meses alguien recorría la city porteña y le preguntaba a los operadores qué pasaría si se anunciara un entendimiento (encima con un descuento de 25%), es muy probable que la mayoría hubiese respondido que la noticia -por sí sola- tenía la fuerza suficiente como para que se dé una jornada bursátil histórica.
No habría sido difícil de imaginar el clima de euforia, con subas récord de los bonos, un fuerte rebote en la bolsa y la expectativa de una excepcional e inmediata entrada de capitales.
Además, cualquiera podría suponer que en el mismo día del anuncio oficial, el tipo de cambio también caería. ¿Quién no estaría a la espera de la "lluvia de dólares" pronosticada por Mauricio Macri en plena campaña electoral?
Sin embargo, nada de esto ocurrió. Los títulos públicos registraron variaciones mínimas e incluso varios activos quedaron en terreno negativo. Esto ya se venía observando en las últimas semanas, pese a que las buenas noticias se estaban insinuando con toda claridad.
Más allá del devenir de los papeles bursátiles, el termómetro más preciso sobre el humor del mercado sigue siendo el dólar. También en este caso, lejos de reflejar un alivio, lo mostró pegando otro estirón, torciendo la férrea voluntad del Banco Central de querer calmarlo.
De hecho, la cotización tocó el récord de $15,90, marcando una suba de 30 centavos en una sola jornada. Sólo en febrero avanzó un 12,2% ($1,72).
Más aun, si se toma como punto de partida el fin del cepo -a mediados de diciembre último- su repunte ha sido nada menos que del 62%.
Para peor, esta tendencia alcista se está produciendo en contra de los deseos del Banco Central, que sigue sacrificando reservas.
El último día de febrero las mismas se contrajeron u$s171 millones, un monto que se amplía a u$s1.689 millones para todo el mes. Semejante descenso es producto de la intervenciones diarias que debe realizar la entidad para contener el repunte del tipo de cambio.
Las autoridades no lo admiten en público, pero fuentes altamente confiables cuentan que el equipo económico teme que si deja que la cotización supere los $16 se dé una nueva vuelta de remarcaciones de precios, que seguiría a la ya producidas en estos últimos meses.
Por cierto, este es un panorama muy distinto del que suponía y había prometido Macri en la campaña electoral.
En ese entonces, afirmaba con marcada contundencia que la entrada de capitales iba a ser tan fuerte que los problemas iban a estar vinculados no con frenar la suba sino más bien con contener la caída de la divisa estadounidense.
Esto que pasa con el billete verde y con los papeles bursátiles lleva a preguntas inevitables: ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Es que acaso el mercado no ve el preacuerdo con los buitres como una buena noticia? ¿Hay algo que está fallando?
Las dudas de los inversores Las respuestas a estos interrogantes pueden hallarse en los últimos informes tanto de bancos de Wall Street como de las consultoras de la city porteña. El propio Prat Gay lo admitió: "Sé que existen dudas sobre nuestro plan fiscal". Para los analistas financieros, precisamente ahí está el "quid de la cuestión".
Es verdad que hay mayor tranquilidad por el regreso del país al mercado de deuda, pero también es cierto que todavía no está del todo claro cuál será el alivio real ante un déficit del Estado que es cuanto menos alarmante.
Tampoco, se sabe si ese ingreso de capitales será suficiente como para resolver este tema, que se presenta como la cuestión de fondo.
¿Por qué? En primer lugar, porque el Gobierno de Macri se propuso un "ajuste gradual" en las cuentas públicas.
Desde el comienzo, los funcionarios asumieron que un rojo de más de siete puntos del PBI sólo podría achicarse de a un punto por año, pero no más. Como contrapartida, ya afirmaban en diciembre que el cepo iba a poder levantarse de un día para el otro.
En otras palabras, desde el inicio la preocupación no pasaba tanto por el shock cambiario como sí por las consecuencias que traería el "gradualismo" fiscal.
A punto tal que el ministro Prat Gay "avisaba" que recién se iba a poder llegar a un nivel cercano al equilibrio en las cuentas públicas para finales de la gestión macrista.
El mercado tomó nota de esto. Y no es que los inversores no le creen al titular de Hacienda y Finanzas cuando hace referencia a ir bajando el déficit "de a poco". Por el contrario, los precios de los activos financieros -inclusive el del dólar- se están moviendo en función de la confianza que le tienen.
En segundo término, ya empezaron a oírse voces de preocupación en el sentido de que el Gobierno podría echar mano a los nuevos capitales que pudieren ingresar para financiar los gastos corrientes y, en consecuencia, posponga la búsqueda del equilibrio en las cuentas públicas.
Sumado a ello, señalan que con semejante rojo en el Estado, la economía no tendrá fuerzas suficientes como para salir de la recesión.
Entonces, bajo todas estas sospechas (prolongado déficit fiscal -producto del gradualismo-, el uso aún incierto que se le dará al dinero que entre y una economía recesiva para 2016) es que los inversores se muestran bastante renuentes a poner muchas fichas en el país. Al menos por ahora.
Prat Gay es consciente de este panorama y es por eso que intenta modificar las expectativas cada vez que habla en público.
En este sentido, en su conferencia de prensa del lunes se encargó de remarcar que hay varios proyectos a punto de ser lanzados y que están a la espera de un cierre del litigio con los fondos buitre. Dio como ejemplo varios de infraestructura que aguardan financiamiento (entre ellos el norteño Plan Belgrano) y también los ligados al sector transporte.
El crédito a buscar en los mercados tras la salida del default "es el puente para que la economía vuelva a crecer", sintetizó el ministro.
En este contexto - en el que se entremezclan los avances en el plano económico con profundas dudas por parte de los financistas-, hay otro interrogante que también se viene escuchando por estos días en la city porteña y que se suma a los ya mencionados.
Sucede que el Gobierno tendrá que emitir bonos por la friolera de u$s15.000 millones para cumplir con la sentencia de Thomas Griesa.
Los operadores hacen cuentas y muchos creen que el mercado "no tiene estómago" para digerir una mayor cantidad, al menos en el corto plazo.
Entonces, ¿cómo se va a financiar el rojo fiscal? ¿De dónde saldrán los dólares para las obras prometidas?
También consciente de estas inquietudes, el ministro hace hincapié en las inversiones directas que podrían llegar al país, aunque en el mercado aseguran que, al menos por ahora, no se ve a muchos interesados.
"Macri nos insiste todos los días con los planes de infraestructura", asevera Prat Gay. Pero claro, no se trata solamente de voluntad política: la desconfianza de los inversores se alimenta del rojo fiscal. Y ese déficit -ya se sabe-convivirá un rato largo. Contando los días para la "lluvia de dólares" El economista Nicolás Dujovne estima que la cantidad de divisas que podría llegar en concepto de inversión extranjera directa (IED) puede ser de u$s5.000 millones para 2016, monto que equivale a un punto del PBI.
¿Es mucho o es poco? Todo depende del parámetro que se tome como referencia. No es despreciable si se tiene en cuenta que se viene de años de guarismos cercanos a cero.
Pero si es muy magra si se la compara con los números que muestra el vecindario. "Brasil, pese a la crisis, ha recibido u$s75.000 millones en los últimos 12 meses, equivalentes a 4,1% de su PBI", afirma Dujovne.
Esta diferencia a favor del país vecino da cuenta de la escasa participación que se espera del sector privado para el corto plazo a nivel local.
Lo que viene resultando claro es que sin el motor de las inversiones directas y con un tipo de cambio en alza, el poder real de los salarios seguirán deteriorándose. Y esto aleja aún más la recuperación de la economía.
Además de las dudas que genera la llegada de inversiones (y de cómo aplicarían estos fondos en momentos de emergencia fiscal) hay otro motivo que también explica por qué sigue subiendo el dólar en medio de las buenas noticias.
Es que el ingreso de esos fondos frescos no será de un día para el otro sino que llevará un tiempo, más largo que el que la Argentina necesita hoy por hoy.
Primero, debe cumplirse con el fatídico plazo del 14 de abril para pagarle a los holdout. Es decir, el dinero de los primeros bonos no pasará por el país sino que irá directamente a los bolsillos de los "buitres".
En el mejor de los casos, recién a partir de ese mes podrán empezar a arribar -de a poco- los dólares de los nuevos inversores.
Claro que, en el medio, la economía sigue requiriendo de billetes verdes. Y aún falta un trecho para que el campo comience a liquidar el grueso de sojadólares correspondientes a la nueva campaña.
En definitiva, además de las dudas propias del "gradualismo" fiscal, el país deberá atravesar dos meses de sequía financiera. El as en la manga Los funcionarios callan, pero lo cierto es que en algunos despachos oficiales ya circula la idea de un regreso al Fondo Monetario Internacional.
El primer paso sería la aceptación del denominado Artículo IV, que propone una revisión (trimestral o anual) de la economía.
Los más entusiastas dentro del oficialismo quieren que ese regreso sea más audaz, con el objetivo de buscar allí el financiamiento que, al menos en una primera instancia, el mercado financiero no sería capaz de proveer.
La decisión, por ahora, es transitar el camino paso a paso. El Gobierno no quiere que una filtración complique las inminentes negociaciones en el Congreso para derogar las dos leyes (Pago Soberano y Cerrojo), necesarias para sellar el acuerdo con los holdouts.
En voz baja, admiten que si las inversiones directas no llegan rápido, entonces no habrá otra alternativa para hacer más morigerado el ajuste de las cuentas públicas.
En este contexto, por primera vez en diez años, el FMI publicó un informe especial con su visión de la economía argentina.
¿Será una señal de lo que se viene? ¿Algo así como "comprar" algo de confianza en el exterior?
A la luz de los acontecimientos, es lo más probable. Fuente: iProfesional Miércoles 2 de marzo de 2016
Miércoles, 2 de marzo de 2016
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