FINANZAS Vuelven los monstruos clásicos de la economía argentina:Endeudamiento, Impuestos yAtraso Cambiario Mientras la recesión no da señales de revertirse, los indicadores financieros empiezan a generar inquietud. Los economistas se muestran escépticos sobre las explicaciones oficiales y ya comparan la situación actual con la previa a los grandes ajustes Los argentinos ya han visto muchas veces estas situaciones.
El film arranca con un déficit fiscal en aumento (apenas disimulado por una "bomba" cuasifiscal gestándose en el Banco Central) que lleva a un masivo endeudamiento externo como único elemento estabilizador.
Esto, a su vez, induce a un atraso cambiario, causado por la abundancia "artificial" de esos dólares recibidos.
Ese fuerte ingreso de divisas trae la pérdida de competitividad de la economía local.
Más déficit, más deuda, más dólares prestados, más atraso cambiario.
Esta secuencia se repite hasta que deriva en una crisis, junto a la cual llegan las consabidas licuaciones -vía devaluación- y picos de inflación.
Si bien hay consenso de que todavía la situación no es crítica, cada vez son más las voces que alertan cómo van apareciendo todos los condimentos.
Por lo pronto, el debate de hoy en día entre economistas es si los hechos que para el Gobierno son motivos de festejo (como el ingreso de dólares por vía del crédito externo más los del blanqueo) no tendrán su lado oscuro.
Concretamente, advierten que ese masivo caudal de divisas deprimirá el precio del billete verde, lo que generará mayores complicaciones en una economía que muestra una baja competitividad cambiaria, producto de la elevada inflación acumulada.
Para volver al tipo de cambio que posibilitó el crecimiento a "tasas chinas" durante el período de Néstor Kirchner, el billete verde tendría que cotizar a $26,80 (devaluación del 66% respecto del nivel actual).
Mientras, los industriales no dejan de quejarse por el alto nivel de costos medidos en dólares, en particular los laborales. Y, para peor, observan que las señales apuntan en sentido contrario: más que a devaluarse, la moneda local está como para fortalecerse en términos reales.
Todo apunta a que el cóctel que combina un fuerte ingreso de dólares producto del blanqueo, del endeudamiento externo y de la exportación agrícola no hará otra cosa que agravar el atraso cambiario.
Paradojas argentinas: esta "abundancia verde", que para otros gobiernos habría sido una bendición, en este caso empieza a ser problemático.
En particular, porque retrotrae al fantasma de un concepto conocido por muchos como la "enfermedad holandesa".
Los economistas llaman así al fenómeno por el cual los precios de un país, medidos en dólares, empiezan a crecer de tal forma que esa nación pierde competitividad, se le dificulta vender al mundo y, finalmente, queda a las puertas de una crisis.
En general, esta secuencia se da cuando las exportaciones dependen fuertemente de un único recurso que genera una entrada masiva de billetes verdes.
En el caso de la Argentina no hay un "producto estrella" pero sí blanqueo y fuerte toma de deuda en moneda extranjera.
Todo indicaría que ya se dio inicio a este ciclo, en el que el crecimiento económico está fatalmente acompañado por un déficit de la cuenta corriente.
Es decir, por una mayor salida que entrada de dólares, sumada a un fuerte endeudamiento externo para compensar.
Comparaciones inquietantes
Pero si hay un indicador que preocupa de manera especial: es el que marca la diferencia entre la evolución de la recaudación impositiva y el incremento del gasto público.
La primera ha crecido a un ritmo de 26% interanual. Es decir, bien por debajo de la inflación (40%) y también del gasto, que sube a un 30%
El Gobierno intenta minimizar estos números bajo el argumento de que es apenas la parte mala del ciclo y que los buenos resultados ya se irán viendo en el corto plazo.
Pero su argumento está muy lejos de tranquilizar a los economistas
Los hechos de los últimos días parecen darle la razón a E&R:
-Por el lado del gasto, el presupuesto ha sido modificado para incluir más asistencia social, luego del acuerdo con organizaciones piqueteras y sindicatos.
-Por el lado de los ingresos, probablemente disminuirán al entrar en vigencia las exenciones para las Pyme y el nuevo Impuesto a las Ganancias.
Para 2017 nadie ve posible que haya un recorte significativo en el nivel de gasto. Más bien, todo indica que se irá en sentido contrario, a raíz del impulso que suele tener la obra pública en los momentos pre-electorales.
Por más que el Gobierno promete que esta vez el final de la película será diferente, es difícil convencer a los argentinos de que los viejos monstruos no harán su entrada a escena.
Fuente: Iprofesional
Lunes, 5 de diciembre de 2016
|