Mercados El incierto futuro económico de EEUU condiciona a la Reserva Federal Los contradictorios datos que ofrecen los indicadores macroeconómicos de Estados Unidos siguen condicionando las políticas a futuro de la Reserva Federal (Fed), que no puede termina de decidir si reafirma o debilita la flexibilidad monetaria que practica desde 2008.
Los indicadores revelados en el curso de esta semana sobre desempleo, crecimiento económico e inflación, no permiten avizorar ningún cambio o modificación del rumbo de la política monetaria estadounidense en el corto plazo.
Para comprender la razón de esta afirmación hay que tener presentes las manifestaciones realizadas en junio por el titular de la Fed, Ben Bernanke, con relación al futuro del programa de compra de activos por 85.000 millones de dólares mensuales.
Este plan, denominado QE3 (Quantitative Easing, en su tercera etapa desde 2009), a través del cual la Reserva viene alimentando y sosteniendo la lenta y trabajosa recuperación económica estadounidense, viene siendo cuestionado por la ortodoxia monetaria desde hace aproximadamente un año.
Objeto de controversias dentro de la cúpula de la Fed (Comité de Mercado Abierto) en todo este tiempo, este programa sólo sufrirá un rebaje si mejoran las condiciones económicas, dijo Bernanke en junio en una conferencia de prensa.
"Si el desempleo continúa bajando y la inflación se comporta adecuadamente, entonces la disminución gradual podría comenzar hacia finales de año y continuar por etapas. Si todo va bien, la compra de activos concluiría sólo para mediados de 2014", precisó.
Para Bernanke y la mayoría del Comité de Mercado Abierto, "la actual ronda de compra de activos está ligada al logro de objetivos económicos más que a una fecha específica o a la dimensión de un programa como ha sido en el pasado".
Pero la principal figura de la Fed, que podría dejar su cargo en enero, fue aún más claro en junio sobre las condiciones que deberán cumplirse para que el QU3 se ralentice o quede sin efecto: una caída de la tasa de desocupación por debajo del 7%.
En este contexto, los indicadores conocidos esta semana no arrojan dudas sobre la continuidad de la compra de activos ya que, en primer lugar, la tasa de desempleo bajó apenas un 0,2% en julio, ubicándose en el 7,4%, la más baja desde el inicio de la gran crisis internacional en 2088.
Si bien es cierto que hace sólo un año esa tasa estaba en el 8,2%, todavía se está lejos del 7% estipulado por Bernanke y, además, el número de puestos de trabajo creados en julio fue menor al calculado previamente por los analistas: 162.000 efectivamente creados frente a 185.000 esperados.
De acuerdo con el Departamento de Trabajo estadounidense, los puestos creados en julio quedan muy por debajo de los 202.000 (promedio mensual) del primer semestre de este año.
La tasa de inflación, por otra parte, está bien por debajo del objetivo del 2% fijado por la Fed, ya que, en términos interanuales, en junio llegó al 1,3%, aunque en abril estaba en el 0,9%, un ritmo de crecimiento anual al que podría regresar en corto tiempo, según los expertos.
En el caso de la producción, los últimos informes apuntan a un fortalecimiento del sector industrial, que creció a una tasa del 2% en junio, mientras el PIB se ubica todavía por debajo del 2%, exactamente en el 1,4% en el segundo trimestre.
Unos porcentajes que hablan de lo débil y desigual que continúa siendo la recuperación de los últimos cuatro años que, en términos de crecimiento y empleo está lejos todavía de los niveles en el momento del estallido de la crisis y mucho más lejos todavía de las cifras del período anterior a la crisis.
Es indudable que Bernanke es un claro partidario de no ceder a las presiones de la ortodoxia monetaria, con un claro análisis de que si así lo hiciera podría derrumbarse en corto tiempo la costosa y precaria recuperación que anima a la economía del país.
Fuente: Telam
Domingo, 4 de agosto de 2013
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