Economía "Dólar ladrillo" y su impacto en la economía: esto pasa en la construcción y con el precio de los materiales  Los materiales más usados en la construcción registraron aumentos bien por encima del promedio de los demás precios. Y, en algunos casos, prácticamente copiaron el movimiento del tipo de cambio. Perspectivas de enfriamiento en uno de los sectores que habían mostrado mayor dinamismo
En medio de la crisis y del recalentamiento inflacionario, algunas noticias van cobrando más difusión que otras.
La cotización del dólar, el temible déficit fiscal, el pedido de ayuda al FMI, la pérdida de puestos de trabajo en industrias y el tarifazo figuran entre las que más espacio ocupan en los medios.
Esto no significa que no haya otros temas muy importantes en la agenda que sufren los duros efectos de la devaluación y de la economía recesiva.
Uno de ellos tiene que ver con lo que está ocurriendo en un sector clave como lo es el de la construcción, acaso uno de los principales motores de la actividad.
En parte es lógico que en medio de tanta incertidumbre se le preste más atención, por ejemplo, al encarecimiento de la canasta básica o a la cotización del dólar.
Por lo pronto, la suba de los precios de los materiales para la construcción viene siendo más grave que lo reflejado por el IPC (precios minoristas).
De esto da cuenta el propio INDEC, cuyas cifras señalan que este último año los materiales se incrementaron nada menos que un 36,8%. Es decir, bastante por encima del índice general.
La construcción es, junto con el campo, uno de los que más motorizan la actividad cuando hay bonanza. Por el contrario, de los que más se hacen sentir cuando se retraen.
El envión puede provenir tanto de la obra pública como del liderazgo del sector privado. Las inversiones en "ladrillo", como suele mencionarse comúnmente.
Los últimos datos oficiales muestran que, en términos reales, el Tesoro destinó la mitad de recursos en el primer semestre 2018 respecto al mismo lapso del 2017.
Este escenario de ajuste fiscal resentirá la actividad, así como en los últimos años la expansión de la obra pública la había dado fuerte impulso.
Ahora, esta realidad adversa se verá potenciada por el difícil trance del sector privado, que también siente el rigor del ajuste.
De hecho, en el mercado inmobiliario ya surgieron las primeras señales de que los desarrolladores están alejándose de los proyectos destinados a la clase media para concentrarse nuevamente en el segmento de altos ingresos.
Es decir, en quienes cuentan con recursos propios y no dependen de un crédito bancario.
Esto también pone en discusión la teoría de algunos expertos, como Juan José Cruces, de la Universidad Di Tella, quienes se muestran proclives a pensar que los precios de las viviendas deberían bajar, dada la disparada del tipo de cambio.
Quienes cuestionan ese pronóstico se preguntan por qué se generalizaría una caída de los valores de las propiedades si, con el dinero recibido, el vendedor no podría hacer frente a la compra de otro inmueble.
De momento, la opinión mayoritaria es que, por el fuerte incremento de los costos (con gran parte de los insumos encareciéndose a la par del dólar), es muy probable que una baja de los precios del metro cuadrado se corresponda con operaciones puntuales.
En todo caso, lo que puede pasar es que una enorme cantidad de personas que hasta la devaluación planeaba tomar un crédito hipotecario, ahora no pueda hacerlo.
Y es muy posible que continúe desplomándose mientras los salarios sigan perdiendo por goleada frente a los valores dolarizados de la construcción.
Lo que vaya a ocurrir con el rubro del ladrillo es clave para el resto de la economía.
El Gobierno lo sabe, y por eso ahora intenta reemplazar lo que se pierda por obras públicas con el plan PPP (contratos de Participación Público Privada).
Con un sector clave como el de la construcción que ya está dando señales de enfriamiento -y con la perspectiva de una menor inversión estatal para las obras de infraestructura- las esperanzas a corto plazo se concentran en lo que pueda ayudar el nuevo régimen PPP.
La mayor parte de las inversiones interesadas en PPP, tanto para este año como para el próximo, se relacionan con el desarrollo de autopistas, "rutas seguras" (el agregado de una nueva mano sobre lo ya construido) y la rehabilitación de caminos.
Por lo pronto, el Gobierno logró poner en marcha el sistema de inversión mixta con la primera obra licitada: el corredor que une Las Flores con Coronel Dorrego, además de otra vía que va desde Olavarría a Mar del Plata.
El otro ramal es el que pasa por Buenos Aires y el sur de Córdoba para llegar finalmente a la provincia de Mendoza.
Los funcionarios, en estas horas de enfriamiento económico, apuestan a que este esquema de inversiones tenga la fuerza suficiente como para compensar la menor obra pública.
Fuente: iProfesional
Lunes, 23 de julio de 2018
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