Negocios Miranda: "Vestirse de saco y corbata no te hace ser empresario"  El fundador de la empresa líder en negocios publicitarios en pantallas de Led habló con Ámbito y contó cómo fueron los primeros pasos de la compañía que en el último año facturó $30 millones y ya cuenta con sucursales en España, Costa de Marfil y Bolivia. Sus deseos a futuro y la estrategia para sortear la crisis.
La historia de Javier Miranda no es como cualquier otra ya que, al igual que todas, tiene sus particularidades. No es la de aquellos que desde la estabilidad y la certidumbre de contar con una cuenta bancaria ampulosa logran crear de la nada una empresa rentable. Tampoco la de quienes fundan compañías invirtiendo una herencia familiar millonaria. Es más bien la de los que, con poco y al límite, intentan una y otra vez y pese al fracaso vuelven a probar hasta lograr el éxito. “La nuestra es una historia en que de la nada pudimos crear un negocio muy lindo”, resume Miranda en diálogo con Ámbito.
Grupo Uno Led, líder en negocios publicitarios en pantallas de Led, nació así. Fue luego de varias apuestas y sucesivos fracasos de Miranda. Con el negocio de la imprenta que tenía junto a Jessica, su esposa y socia, no les alcanzaba para costear el tratamiento de fertilidad que estaban llevando adelante. Necesitaban otro ingreso y luego de pensarlo, apostaron por abrir una heladería: el objetivo era expandirse mediante sucursales en el corto plazo. Sin embargo, el negocio no funcionó y al poco tiempo debieron cerrar.
Con el correr de los meses la pareja entró en una situación límite. Habían nacido las mellizas gracias a los tratamientos - el segundo con el apoyo del Estado-, pero en la gráfica tenían solo dos clientes por lo que contaban con menos ingresos y se complicaba el pago del alquiler de la casa. Para ese entonces, uno de los clientes - el más importante- le puso fin a la relación comercial y dejó a la familia en la cuerda floja.
Fue en 2013 cuando todo empezaría a cambiar. Miranda recibió un llamado de un cliente de General Villegas que buscaba pantallas de Led para publicitar su negocio y no conseguía dónde comprarlas. Sin conocer sobre el tema y después de investigar en internet, la pareja aprovechó la oportunidad y presupuestó la que sería su primera venta. La piedra fundacional.
A partir de entonces el negocio creció de forma ininterrumpida: primero en el garaje de su casa en Palomar y luego con la puesta en marcha de las oficinas de más de 1.000 m2 en Martín Coronado, provincia de Buenos Aires. Durante 2018 la empresa facturó $30 millones en ventas y lleva colocadas más de 500 pantallas de Led gracias a la estrategia de financiación personalizada.
En el último tiempo abrió sucursales en España, Costa de Marfil, Bolivia y República Dominicana. El futuro es abandonar la importación de China y comenzar a fabricar a nivel local: “Si las producimos acá habrá al menos 10 personas más trabajando, que antes estaban desempleadas. Nuestra idea es crear fuentes de trabajo”, sostuvo a Ámbito.
Periodista: ¿Cómo surgió la idea de vender soluciones publicitarias en pantallas Led?
Javier Miranda: Fue una casualidad de la vida. En 2013 teníamos una gráfica y nos estaba yendo muy mal. Teníamos a nuestras mellizas recién nacidas que tenían cuatro meses. Nuestro cliente más importante en la imprenta, que nos daba para poder pagar el alquiler y demás, se da de baja porque había conseguido un proveedor mejor. Ese mes no recuerdo si habíamos llegado a pagar el alquiler, no estábamos bien. En esos días suena el teléfono y dicen: “Habla Javier?”, Si, “¿Vos tenes una imprenta?”, Si, le digo. “¿Vendes pantallas de Led?”, Claro, ¿qué medida buscas?, le digo. “Tres por dos metros”, me dice. “Dale, mañana te paso el presupuesto porque estoy en una reunión”, le digo. Yo estaba tomando mate en realidad. Corto el teléfono y le pregunto a mi mujer Jesica “¿Qué es una pantalla de Led?”. Busqué en Google qué era y vi que valía $150.000. Entonces lo llamé y le dije “Vale 200.000 más IVA” y me contestó “Te la compro”. Así empezó esta historia, de la nada. No es que yo vengo de una familia de electrónica, no. Nada que ver. Mis padres no tienen casa propia. Donde vivimos ahora es la primera casa que la familia pudo comprar. La nuestra es una historia en que de la nada pudimos crear un negocio muy lindo.
P.: ¿Cómo fue evolucionando el negocio? ¿Imaginabas que la empresa iba a crecer tanto en tan poco tiempo?
J.M.: Desde 2013 hasta ahora lo único que hizo la empresa es crecer y crecer. No paramos. Creo que se debe a la forma de trabajo que tenemos nosotros. A la humildad que le ponemos al negocio. A la responsabilidad y a la atención que tenemos con los clientes. Tratamos a todos como si fueran familia, de la misma manera. Respetamos y cuidamos el dinero que cada cliente apuesta en nuestra empresa. Imaginate que hay gente que pide un crédito para comprar nuestra pantalla y para nosotros es una responsabilidad muy grande cuidar de ese dinero, porque es sacrificio y ahorro de la gente. Nuestra base es respetar su esfuerzo y nosotros lo volcamos en el postventa y en la forma de atención dando una respuesta a cualquier llamado que haya.
P.: ¿Cuántas pantallas llevan instaladas actualmente en todo el país?
J.M.: En Argentina estamos arriba de las 500 pantallas instaladas en promedio. En todas las provincias, en cada pueblo y en cada barrio tenemos pantallas nuestras.
En el marco de la expansión que vienen llevando a cabo, la empresa firmó recientemente un contrato con el club Estudiantes de La Plata para colocar una pantalla de 12x6 metros en el nuevo estadio Jorge Luis Hirschi. Asimismo, durante mayo lograron instalar una pantalla cada dos días en todo el país. Pero la ampliación no se circunscribe al territorio nacional solamente. En poco más de cinco años, Javier y Jessica dejaron atrás los inicios en el garage - digno de una historia de un Silicon Valley bonaerense - pero jamás olvidaron sus inicios, las batallas, los golpes, las derrotas. Actualmente el objetivo es producir localmente y crecer hacia otros mercados como EEUU, Italia, Ecuador, Uruguay y Nigeria, pese al contexto recesivo que atraviesa el país.
P.: Además de Argentina, ¿en qué otros países operan actualmente?
J.M.: Hoy en día tenemos una empresa en Costa de Marfil, en España, en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia y ahora estamos dando los primeros pasos en República Dominicana. Tenemos el concepto de las pantallas de Led como una revolución dentro de lo que es la tecnología actual y lo aprendimos a manejar muy bien principalmente en el post venta. Nuestra empresa se dedica en gran medida a dar la solución después de que compras el producto. Cualquiera puede vender el producto pero no todos dan soluciones a los problemas que podes llegar a tener. Además, si compras una pantalla para publicidad, todo el contenido que quieras mostrar lo hacemos gratis de por vida y los repuestos los reparamos sin costo, también de por vida. Apuntamos a la felicidad del cliente porque así te recomiendan y te compran más.
P.: ¿Cuánto representa la exportación dentro del volumen de negocios de la empresa?
J.M.: Actualmente exportamos a Bolivia, a Costa de Marfil y a España. Desde China enviamos directamente a República Dominicana. Sin embargo, estamos en planes de crear nuestro propio gabinete con producción nacional para no traerlos desde Asia. Somos un equipo que piensa que a más trabajo, más mano de obra y más gente feliz. Si lo producimos acá habrá al menos 10 personas más trabajando, que antes estaban desempleadas. Nuestra idea es crear fuentes de trabajo.
P.: ¿Qué impacto tuvo la devaluación del 2018 en el negocio?
J.M.: Agosto del año pasado fue un mes muy feo. Estaba viajando a Costa de Marfil mientras el dólar estaba a $25 y cuando llegó allá se fue a $42. Sentía que en Argentina estábamos viviendo una locura. Pero bueno, en ese momento tomamos la determinación de invertir más en publicidad para generar más venta.
P.: ¿Cómo hicieron para sortear la crisis y seguir a flote?
J.M.: No subimos los precios, a pesar de que debíamos haberlos aumentado un 80%. A pesar de eso vendimos mucho más.. Igualmente cayó la rentabilidad. Dejamos de ganar pero no perdimos dinero, ni de la empresa ni de los trabajadores. Respetamos los sueldos, los aguinaldos, las vacaciones y hasta tomamos más gente para trabajar. Le corrimos la cara al país porque pensamos que debíamos hacer algo diferente. Si todos pensaran así, de perder rentabilidad pero seguir trabajando, sería mejor. En algún momento volveremos a ganar dinero pero ahora estamos para trabajar. Le pusimos el pecho a la situación sin bandera política. Solamente trabajar y crecer. Hoy está dando los frutos.
P.: ¿Cuál es el análisis de los seis meses que van de 2019? ¿Creció el volumen de negocios?
J.M.: Fueron muy buenos meses con mucho crecimiento. Esperamos superar por gran margen los $30 millones que facturamos en 2018.
P.: En contexto electoral, ¿cómo ves la situación del país?¿Qué balance haces sobre la gestión de Cambiemos en los últimos tres años y medio?
J.M.: No soy de opinar en ese sentido. La política creo que la hacemos dentro de la empresa, buscando mecanismos de venta y generando trabajo. No me pongo una bandera política porque respeto la investidura presidencial y voy a apoyar cualquier gobierno porque quiero lo mejor para el país.
P.: Luego de las buenas y malas que pasaron junto a tu esposa y socia en el camino que los llevó a crear Grupo Uno Led, ¿te consideras como una persona emprendedora?
J.M.: El camino de la empresa siempre fue lindo, pero antes de iniciar existía el vacío para nosotros. Eso nos dio la forma de hacer esto diferente. Si no fracasas no podes saborear el éxito ni cuidarlo. Con Jessica nos consideramos emprendedores natos, nunca bajamos los brazos, siempre apostamos por nuestro país, aunque también en el mundo. Tratamos de ser humildes con todos. Vestirse de saco y corbata no te hace ser empresario.
Por Gonzalo J. Zanotti.
Fuente: Ámbito.com
Sábado, 13 de julio de 2019
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