Coronavirus La pandemia está provocando cambios inesperados en la economía mundial Los números que comienzan a aparecer sobre la pandemia económica de 2020 son tan perturbadores, que amenazan hacer que la Gran Recesión de 2008/2009 parezca un evento moderado en comparación. Conviene recordar que la fenomenal crisis de una década atrás afectó principalmente al Occidente rico: Europa y Estados Unidos. Las economías asiáticas apenas se resintieron. China solamente sufrió una desaceleración en la velocidad de su locomotora. En el tercer trimestre de 2008, en plena caída en el resto del mundo, el PIB de China aumentó 9%, comparado con 10,1% el trimestre previo.
En esta ocasión, la economía china es la que aparece en primer lugar sufriendo el equivalente a un paro cardíaco tras la aparición del coronavirus en su territorio. Los indicadores económicos del primer bimestre de 2020 muestra que la producción industrial cayó 13,5%, las ventas minoristas se contrajeron 20% y la inversión bruta fija se desplomó 24,5%. Las estimaciones coinciden en que el PIB chino habrá caído 10% al finalizar el primer trimestre de este año, una cifra que no se veía desde el fin de la Revolución Cultural maoísta en la década de 1970.
Morgan Stanley estima que el PIB de la eurozona se desplomará un inédito 12% en el segundo trimestre. Pronósticos similares se formulan para la economía estadounidense, donde el desempleo está aumentando día a día. Las medidas de estímulo sin precedentes que anunció ayer Washington se deben en gran parte a una advertencia previa de Steve Mnuchin, el secretario del Tesoro, de que sin ellas la desocupación en este año electoral podría alcanzar el 20%.
La parálisis china no podía hacer otra cosa que transmitirse de inmediato al resto del mundo a través de peligrosos cuellos de botella en la producción de casi todo, desde iPhone’s a mascarillas quirúrgicas. Después de todo, China se constituyó en la fábrica del mundo y núcleo central de las cadenas de valor globales que están en la base del comercio internacional. El intercambio comercial es el que más está sufriendo en esta crisis como consecuencia de la combinación de una oferta paralizada y de una demanda disminuida por consumidores en cuarentena. Se estima que el volumen de cargas marítimas se contraerá 20% en el primer trimestre.
La pandemia puso en evidencia la fragilidad de estas cadenas de valor y ya muchos apuestan a cambios drásticos en el modelo de globalización. Branko Milanovic, execonomista jefe del Banco Mundial, dice que el mundo enfrenta un futuro posible de economías auto-suficientes y de un derrumbe de la globalización si esta crisis se prolonga por demasiado tiempo. “Si los gobiernos nacionales pueden controlar o superar la actual crisis dentro de los próximos seis meses a un año, el mundo podría retornar al sendero de la globalización, aunque así y todo habría que revisar algunos de sus supuestos, como las cadenas de producción muy restringidas con entregas just-in-time”, escribió Milanovic en la revista Foreign Affairs.
Después de esta pandemia, muchas industrias sufrirán cambios impensados hasta ahora. El sector aeronáutico es un candidato a las nacionalizaciones, al menos en Europa. La industria farmacéutica seguramente cambiará radicalmente. Peter Navarro, el campeón proteccionista que asesora a Donald Trump en la guerra comercial con China, ya ha declarado que EE.UU. necesita relocalizar en su propio territorio las cadenas de valor y los recursos industriales para producir los fármacos esenciales. Ya no se trata de un asunto de negocios, sino de seguridad nacional.
Con este mismo argumento, muchos países podrían decidir bloquear las exportaciones o acaparar suministros de determinados bienes. En este escenario, la potencia que pueda darse el lujo de convertirse en un proveedor global de bienes públicos, como lo es la salud, tendrá una enorme ventaja en la carrera por el liderazgo geopolítico. Este país es China, que en estos días está repartiendo insumos sanitarios en todo el mundo, incluyendo a Argentina.
A propósito, el presidente Alberto Fernández mantuvo en los últimos días una reunión de casi dos horas con el embajador chino en Buenos Aires. No se informó de ningún encuentro similar con el embajador estadounidense.
Según Henry Farrell y Abraham Newman, dos académicos estadounidenses, esta pandemia está produciendo giros geopolíticos inesperados. “Hasta ahora, Estados Unidos no ha liderado la respuesta global al nuevo coronavirus y ha cedido al menos parte de ese rol a China. Esta pandemia está reconfigurando la geopolítica de la globalización, pero Estados Unidos no se está adaptando”, escribieron en Foreign Affairs.
Fuente: El Economista
Miércoles, 25 de marzo de 2020
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