Deuda Argentina y FMI acordaron seguir negociando un nuevo programa Tras los dos días de encuentro en Washington, tanto el FMI como el ministro Guzmán se pronunciaron a favor de continuar las conversaciones que conducirían a un acuerdo en los próximos meses. Martín Guzmán y Kristalina Georgieva reorganizaron, replantearon y pusieron en caja la verdadera situación en la renegociación de la deuda que el país mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El ministro de Economía y la directora gerente del organismo, se pusieron de acuerdo al mediodía de Washington en emitir un comunicado, donde se explicara con claridad el período de discusiones que se inauguró luego de la visita de dos días de Guzmán en la sede del Fondo. Con la intención de darle realismo y tranquilidad a los agentes económicos preocupados por el resultado de las discusiones del martes y el miércoles, Argentina y el FMI confirmaron no sólo la continuidad de la negociación, sino que las partes están bastante más cerca de ponerse de acuerdo de lo que se esperaba. Al menos en los límites que impone el propio organismo. Esto es, lograr una Carta de Intención donde se lleguen a cerrar los capítulos fundamentales de un acuerdo de Facilidades Extendidas clásico, a 10 años, con una tasa de interés cercana al 3% y donde los pagos comiencen a ejecutarse dentro a 4,5 años luego del aval del directorio del organismo. Para cualquier otra intención, que incluyan alteraciones al estatuto del FMI, Argentina deberá recurrir a poderes superiores. Dicho de otra manera, entablar relaciones directas con la administración del norteamericano Joe Biden y la secretaría del Tesoro de Janet Yellen. Esto último será la próxima meta de Guzmán.
Guzmán trae a Buenos Aires un logro importante, para mostrar al ala política del Gobierno. La novedad de lo discutido entre el martes y el miércoles entre el ministro de Economía, Georgieva y el equipo que maneja el caso argentino -la directora adjunta para el Hemisferio Occidental, Julie Kozac, y el responsable directo de fiscalizar los números locales, Luis Cubeddu-; es que el Fondo acepta que el acuerdo incorpore contenido heterodoxo y menos liberal. Por ejemplo, para el FMI, el problema de la inflación en Argentina es multicausal, y ya no exclusivamente monetario. El comunicado conjunto firmado por el país y el Fondo va incluso más allá, y habla de la necesidad de un programa sostenible, de apuntalar la recuperación, de aumentar las exportaciones como política de Estado, de buscar un desarrollo sostenible, de desarrollar el mercado de capitales argentino y que este sea la principal fuente de financiamiento tanto para el sector público como para los privados. Según la interpretación de Guzmán y su equipo, uno de los logros de su misión de cuatro días en Washington, es que por primera vez en la historia de los acuerdos con el FMI; un plan de pagos se basará en la aplicación de medidas que no apunten, exclusivamente, a un ajuste fiscal, monetario, cambiario y/o laboral. Con estas pautas bajo el brazo, Martín Guzmán volverá ahora a Buenos Aires para lograr el apoyo político necesario para que el acuerdo sea aprobado en el Congreso. El gancho para que el oficialismo lo avale en Senado es simple y concreto: Argentina no pagará un sólo dólar del pacto al FMI, hasta el segundo semestre del 2025. O aún más. Lo que no podrá lograrse, o no lo podrá conseguir Guzmán, es la alternativa de más de 10 años. Para más, habrá que recurrir a Biden.
De avanzarse en este tipo de acuerdo, y teniendo en cuenta que la actual gestión de Alberto Fernández culmina en diciembre de 2023; el primer compromiso puntual con el organismo deberá cumplirse a dos años de asumida al próxima presidencia. Mientras tanto, durante los 4,5 años de gracia que tendrá el país sin compromisos de pagos al FMI, Argentina deberá cumplir con las fiscalizaciones habituales del organismo incluidas en el artículo IV; alcanzando las metas a las que se comprometa ante el Fondo. Esto incluye objetivos fiscales, monetarios, inflacionarios y cambiarios. ¿Cómo se pagará el dinero en 4,5 años? El equipo de Martín Guzmán confía que para el 2025 Argentina ya haya salido de su crónica crisis fiscal y comercial, y generara la suficiente confianza en los mercados internacionales como para poder volver a tomar deuda. En consecuencia, lo que esperan los negociadores con el FMI, es que no se toquen las reservas; y que estas permanezcan en aquellos hoy lejanos tiempos futuros, acumulando divisas para mostrar solidez cambiaria y fiscal a los mercados internacionales. Se descarta entonces, cualquier etapa épica como la de comienzos de 2005, cuando Néstor Kirchner anunció el pago de toda la deuda que el país mantenía con el FMI, y que llegaba a los u$s9.800 millones. Esa alternativa, por décadas, estará cerrada. Gobierne quien gobierne. Lo mejor que podría ocurrir, es que desde 2025 haya nuevas líneas de crédito con el FMI, que repaguen el pasivo a medida que vaya venciendo. Nada humillante en realidad. Es lo que hacen todos los miembros del Fondo que son deudores crónicos del organismo.
El vocero del FMI, Gerry Rice, fue el que definió como imposible para las posibilidades del FMI la alternativa de un acuerdo a más de 10 años. Los acuerdos del tipo “Facilidades Extendidas”, sólo se pueden autorizar planes de pagos de entre 7 y 10 años. Y, para el caso de países complicados y poco confiables (como Argentina), los tiempos deben ser más cercanos a 7 que a 10. Si Argentina lograra no pagar hasta el fin del mandato de Alberto Fernández como propone Martín Guzmán, los primeros pagos de capital más intereses comenzarían en el primer trimestre del 2025; con lo cual habría entre tres y cinco años para liquidar los u$s44.800 millones que se le deben al FMI. Haciendo números crudos, serían entre u$s8.000 y 10.000 millones anuales de pagos obligatorios si el país no quiere perder su status en el Fondo y, eventualmente, la alternativa de nuevos créditos. Dinero que no debe salir de las reservas, sino del financiamiento voluntario. Además de no caer en default y sufrir castigos impensados en el mercado financiero internacional. Los negociadores argentinos saben que ese nivel de pagos es imposible de afrontar para el país, pero piensan en alternativas. Otra opción serían planes de refinanciación del propio FMI para ir pedaleando las cuotas; situación que puede generarse sólo si el país comienza a cumplir con los primeros compromisos, sin apelar a esta alternativas. Implicaría que durante el 2025 y el 2026; sí o sí, Argentina debería conseguir entre u$s15.000 y 18.000 millones para cumplir con el Fondo; para luego poder acceder a las líneas de refinanciamiento del organismo. La intención de Guzmán es la de lograr que este acuerdo con el FMI se convierta en Política de Estado.
Fuente: Ámbito
Viernes, 26 de marzo de 2021
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