Miércoles 27 de Noviembre de 2024 Resistencia - Chaco
 
 
 
 
 
 
Economía
Test ácido parte II: hay 120.000 ahorristas que hoy esperan ver sus dólares mientras el blue marca desconfianza
El Gobierno aprobó la primera parte del "examen" al fijar un mecanismo transparente para la aprobación. Ahora falta la parte más difícil: que el Central demuestre que puede satisfacer la demanda sin que se debiliten más las arcas. Analistas advierten sobre medidas que faltan






Fue un día raro el de ayer en Argentina: los medios de comunicación consultaron más a los contadores expertos en temas tributarios que a los economistas. La explicación, claro, es la necesidad de explicar la regulación por la cual se permite acceder a la compra de dólares para ahorro, en un parcial desarme del "cepo".

Pero todo indica que rápidamente se volverá a la "normalidad", es decir a la profusión de economistas en programas de televisión explicando qué tan cerca o lejos está el país de una crisis financiera aguda.

Por lo pronto, se despejó la primera gran duda. Ante el temor de que esta apertura del cepo repitiera la experiencia de 2011 -cuando era evidente que el criterio para aprobar compras no tenía relación alguna con la capacidad contributiva individual-, ahora sí hay una norma clara y explícita.

Los más de 120.000 ahorristas que consultaron su cupo quedaron conformes en el sentido de que el 20% del salario que Jorge Capitanich había prometido en su conferencia de prensa fue, efectivamente, el monto que el sistema online autorizaba. Y no hubo reportes de quejas por la reaparición del temido cartelito de "rechazado por falta de capacidad contributiva".

Quedó claro que el nivel mínimo de $7.200 que se estableció para la compra tiene el objetivo de evitar que se recree la antigua práctica de los "coleros", por la cual se solicitaba a personas de muy bajos recursos que hicieran la fila y compraran para un tercero, a cambio de una pequeña comisión.

Fue el primer punto en el examen que debe rendir el Gobierno en estos días. El segundo regirá a partir de hoy, y se vinculará con qué tan "lubricada" estará la operatoria para que los bancos entreguen, efectivamente, los dólares previamente aprobados por la AFIP.

¿Un 20% es mucho o poco?
Pero una vez despejadas las dudas sobre la cuestión operativa, vuelve la duda más importante, esa para la cual otra vez los consultados protagónicos van a ser los economistas: ¿un 20% del sueldo, es mucho o es poco para desarmar la inestabilidad cambiaria?

Y ahí es donde surgen las señales inquietantes: hay economistas que ya están dando a entender que no habrá grandes mejoras, y que la prueba de ello es que el tipo de cambio "blue" tuvo ayer una fuerte recuperación, hasta ubicarse otra vez en $12,15.

"Esta es una medida para la clase media. Lo que quedó en claro del nuevo régimen es que ahora habrá una jarra de agua para que el ahorrista chico se quede tranquilo, porque el grande ya contaba con otros canales para hacerse de dólares. Pero, en definitiva, no se resuelve el problema de fondo", apunta Sebastián Centurión, operador de la firma ABC Mercado de Cambios.

La visión de los economistas es que, en principio, un 20% no parece un porcentaje pequeño para la porción de la población con capacidad de ahorro. Pero la falla está en que el sistema no permite transformar en dólares los ahorros en pesos o el dinero que surja como resultado de una venta inmobiliaria o de un automotor.

En otras palabras, se puede ahorrar en dólares con los ingresos que se tenga de aquí en adelante, pero no con los que se acumularon en los últimos años. De manera que no está despejada la posibilidad de que haya argentinos que sigan recurriendo al mercado paralelo para solicitar los dólares que el nuevo sistema no les aprueba.

"En este esquema no se llega a un equilibrio del mercado, porque cualquier tope que ponga el Gobierno a la gente le va a parecer poco, porque hay mucha demanda por dólares, y al Banco Central le va a parecer mucho, porque le implica sacrificar reservas", afirma el economista Enrique Szewach, uno de los escépticos sobre que la estrategia elegida tenga un final feliz.

Según informó la AFIP, las consultas hechas en el primer día apuntan a un volumen inicial de u$s59 millones, con un promedio de u$s487 por solicitud.

En la city todavía no estaba claro cuál podría llegar a ser el volumen diario solicitado por los ahorristas tras la flexibilización del cepo, pero el tema recurrente en los análisis era el riesgo de una agudización en la caída de reservas del Banco Central.

"Siendo optimistas, la demanda de dólares por esta vía sería de al menos u$s1.000 millones mensuales, un drenaje de divisas difícil de sostener en esta coyuntura", advierte Ricardo Delgado, titular de la consultora Analytica y asesor de Sergio Massa.

Las manifestaciones de preocupación no suenan descabelladas. A fin de cuentas, si antes de esta apertura ya se venía observando una caída diaria en torno de los u$s100 millones, no hay motivos para suponer que a partir de ahora esta cifra no pueda incrementarse.

"El peligro de la caída de las reservas no va a desaparecer, en la medida en que no apunten a resolver el centro del problema, que es el gasto público financiado con emisión monetaria. El ritmo de pérdida seguirá en torno u$s2.000 millones por mes, salvo que en algún momento decidan que están dispuestos a otra suba en la cotización del dólar oficial", señala Diego Giacomini, economista jefe de Economía&Regiones.

También Martín Redrado, ex titular del Central, se mostró escéptico: "Las medidas cambiarias no logran incrementar la oferta de divisas, porque las contradicciones del Gobierno las ahuyentan. El Central sigue perdiendo dólares".

Síntomas de desconfianza
A juzgar por lo ocurrido ayer con el dólar blue, la conclusión debería ser que todavía no hay una demostración de confianza plena en el mercado.

El volumen transado siguió siendo pequeño, como en el cierre de la semana pasada, pero ello no es obstáculo para que el blue deje de aparecer como el "termómetro" del humor social argentino y que, en caso de una disparada, pueda marcar que las últimas medidas resulten insuficientes.

De todas formas, el Gobierno logró un primer objetivo que definió como prioritario: estabilizar al dólar oficial en $8, después de la fuerte devaluación de la semana pasada.

El ministro Axel Kicillof dedicó el fin de semana a recorrer los medios de comunicación afines al kirchnerismo para transmitir la idea de que el nuevo tipo de cambio corrige los problemas de pérdida de competitividad y que no será necesaria una corrección adicional.

Parecería factible que, al menos en las primeras jornadas, el Central estará en condiciones de satisfacer la demanda de los ahorristas, que -al regir un tope del 20% del salario para comprar dólares- no debería "desmadrarse".

Pero claro que en esa pulseada con el mercado hay otras circunstancias que complican al Gobierno, aun cuando los economistas puedan coincidir en que, desde el punto de vista técnico, un dólar a $8 no luzca tan lejos del precio "de equilibrio".

El principal tema es la inflación, ya que si se diera un nivel de aumentos demasiado elevado, en pocas semanas se neutralizaría la ganancia de competitividad lograda por la devaluación de la semana pasada.

"Se podrá devaluar hoy, pero si no se reduce el déficit fiscal a financiar, en el transcurso de 2014 se volverán a volcar al mercado cambiario pesos por otros 3,5% del PBI para financiar el déficit fiscal y por tanto reaparecerá la necesidad de volver a devaluar", argumenta Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica.

Es en este punto donde aparece otra arma que el Gobierno está preparando para apuntalar la estrategia: la suba de tasas de interés, con el objetivo de hacer más atractiva la tenencia de pesos para los ahorristas.

Hasta ahora, las tasas están en terreno negativo, porque con un promedio apenas encima del 20%, están muy lejos de las expectativas de inflación para este año, que se ubican en torno al 30% y con tendencia alcista.

Pero el viernes hubo una sorpresiva suba de cinco puntos en las letras del Banco Central, y en el ámbito bancario se espera que en las próximas horas se vea un fuerte movimiento alcista de tasas.

Si así ocurriera, esto estaría indicando un punto a favor del titular del Central, Juan Carlos Fábrega, que le habría ganado una pulseada al ministro Kicillof, quien siempre se ha mostrado contrario a la suba de tasas por considerarla un instrumento recesivo.

"El objetivo de subir las tasas es apuntalar la demanda de dinero y bajar presión sobre el dólar blue. Pero no hay que mirar las tasas nominales sino las reales. La suba de las tasas debe ser igual a la inflación y mayor a la devaluación para que realmente la gente no quiera ir al blue. Y que la tasa Badlar de 25%, cuando se espera una inflación de 30%, no es mejor que la de 20% cuando la inflación era de 25%", sostiene Giacomini.

Para las próximas horas se esperan nuevas señales en el terreno de las tasas de interés. De todas formas, abundan las advertencias respecto de que si esta medida no es acompañada por un plan integral, el resultado puede ser negativo.

Como esta frase aparecida en el blog especializado "The Nominal Rat Race": "Si siguen en la línea voluntarista estos van a terminar diciendo ‘les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo'. En cambio, el Banco Central parece más razonable subiendo las tasas, pero si lo dejan solo haciendo el laburo las tasas van a terminar haciendo un overshooting".

Este es el ánimo que se generaliza entre los economistas. Para Delgado, titular de Analytica, una suba de tasas tendrá un efecto inexorable sobre el consumo y la inversión, por un encarecimiento del crédito.

"Esto último retroalimenta la presión de la devaluación sobre los precios, ya elevada en un contexto de muy baja capacidad ociosa y reducido desempleo. En una estructura productiva altamente dependiente de insumos y bienes intermedios importados, las variaciones de los precios de los bienes externos es central", afirma.

En los próximos días, cuando la gente efectivamente empiece a comprar dólares, quedará más claro qué tan "dolorosa" será la cuenta para el Banco Central. De ello dependerá que el precio de $8 por dólar pueda parecer estable en el mediano plazo -en la Argentina, mediano plazo son tres meses- o si todavía no se ha visto la peor parte de la turbulencia.




Fuente: IProfesional


Martes, 28 de enero de 2014
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