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Venezuela sin Chávez, cómo está el país a un año sin su líder
Al morir el fundador de la Revolución Bolivariana, la continuidad del proceso político y social iniciado en 1999 quedó en manos de su sucesor y mano derecha, Nicolás Maduro. Cómo fueron estos 12 meses en los que debió enfrentar la violencia en las ..


El 5 de marzo de 2013, el líder de la Revolución bolivariana, el comandante Hugo Chávez, perdía la batalla contra un cáncer pélvico e ingresaba a la historia grande de la política latinoamericana reciente, después de haber ocupado la presidencia de Venezuela desde febrero de 1999.

Una marea roja de militantes chavistas se lanzó a las calles para llorar a su conductor, en unos funerales de Estado que se extendieron durante días y fueron replicados en varios países de la región, donde había dejado su marca. Pero la Nación venezolana no quedaba acéfala; Chávez había tenido tiempo de nombrar como sucesor a uno de sus laderos más leales: Nicolás Maduro.

El hasta entonces vicepresidente, ex canciller y parlamentario, asumió como interino el 8 de marzo y convocó a elecciones. El 14 de abril, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), con Maduro a la cabeza, se impuso con el 50,61% de los votos, frente al 49,12 de su contrincante, el candidato de la derecha Henrique Capriles. Fue la victoria más ajustada del chavismo, con una diferencia de tan solo 1,49 puntos porcentuales, lo que llevó a la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que nuclea a más de 30 partidos de la oposición, a desconocer los


Según Modesto Guerrero, periodista y biógrafo de Chávez, la oposición venezolana vio en la desaparición física del líder y en la pequeña diferencia de los guarismos electorales, un pretexto para radicalizar sus posiciones. "Maduro vivió en los primeros 10 meses de su gobierno pruebas políticas y de alta violencia, que pueden ser comparadas a las que Chávez vivió en 13 años de mandato", señaló a INFOnews.

"Maduro es un presidente elegido, pero heredado, y no como Chávez un hombre formado, de alta talla. Maduro no tiene carisma, ni el de Chávez, ni el propio. No lo han vestido de carisma todavía las masas venezolanas. Esto es un elemento subjetivo muy importante que la derecha aprovechó, porque lo ven y lo sienten débil", continuó.

El primer año que Venezuela vivió sin Chávez fue un año difícil, signado por tres ejes con los que Maduro tuvo que lidiar, y que la oposición fomentó o utilizó como caballito de batalla para justificar el desgaste, a su entender, del modelo chavista: el crecimiento de la polarización político y social, los desajustes en la economía y la inseguridad

Plano Económico

Los problemas económicos dejaron un 2013 con una tasa de inflación del 56,2%, uno de las más altas de la región. La escasez de productos y elementos básicos para abastecer a la población rompió el récord del 28%, en enero pasado, y la crisis cambiaria llevó a la divisa paralela a multiplicar por nueve el valor de la moneda oficial, impulsada por la fuga de dólares al exterior.

"Lo que no le hicieron a Chávez en materia económica, se lo hicieron a Maduro desde julio de 2013 y consistió en el descalabro del sistema comercial y en el aumento de la especulación. Esto fue un plan orquestado para desabastecer, inflar los precios y presionar la moneda nacional hacia la baja. Entre agosto y enero de 2014, se fugaron millones de dólares del país para desequilibrar la moneda y los comerciantes migraron más de 24 mil toneladas de alimentos hacia Colombia", explicó Guerrero, para quien el error de Maduro fue "tardar tanto en reaccionar".

La primera fase de la "ofensiva contra la guerra económica que el capitalismo le declaró a Venezuela" -como la calificó Maduro- empezó a vislumbrarse recién en el mes de noviembre de 2013 cuando el oficialismo destrabó en la Asamblea Nacional la sanción de la "ley habilitante" que le otorgó al mandatario poderes especiales para gobernar por decreto, recurso que en varias oportunidades había utilizado Hugo Chávez.


A partir de allí, Maduro lanzó una batalla contra la inflación y, tras denunciar ganancias de hasta el 1000% de parte del empresariado, ordenó la intervención de comercios y grandes cadenas. Además, la Ley de Precios Justos, sancionada en el mismo mes, obligó a retrotraer precios al 70% de su valor y estableció sanciones para quienes especulasen con los precios o acaparasen productos.

Como explicó a INFOnews Bruno Sgarzini, periodista argentino radicado en Venezuela, pese a los vaivenes de la economía, el chavismo siguió respondiendo a las demandas de las clases populares.

"El Gobierno respondió a los reclamos con subas salariales y con la transferencia de ingresos indirectos hacia el transporte, alimentos, salud, educación y bienes culturales, que son un saldo acumulado de estos años, producto de la estatización de la renta petrolera. La tesis del estallido social de la oposición se choca contra esto, pese a que la inflación es un problema que el gobierno debe resolver para evitar condiciones que permitan tensiones sociales y políticas", evaluó Sgarzini.

Dos tercios de las reservas de petróleo del país continuaron destinándose al sector social; la tasa de pobreza bajó al 19%; se redujo un 5,6% la tasa de desempleo y el salario mínimo aumentó durante 2013, un 32,25% -Venezuela es el segundo país con el sueldo mínimo más alto de Sudamérica, detrás de Argentina-.
Esta reacción le permitió a Maduro posicionarse en un mejor lugar para afrontar las elecciones municipales, que finalmente tuvieron lugar el 8 de diciembre de 2013. Allí el PSUV se alzó con 250 de las 335 alcaldías en juego. Si bien sumó menos de la mitad de los votos totales y la mayoría de las alcaldías que ganó pertenecen a municipios pequeños, logró estirar la diferencia que lo separaba de la oposición tras las presidenciales, al 6,5%, lo que le otorgó mayor legitimidad.

En diciembre de 2013, anunció cambios en la política cambiaria y una modificación a la ley que penaliza la compra y venta de divisas, para evitar la especulación en el mercado negro; pero descartó una devaluación y aseguró que el precio del bolívar se mantendrá intacto durante todo 2014.

Inseguridad

En 2013 la tasa de homicidios en Venezuela fue de 39 por cada 100 mil habitantes, según el ministerio del Interior y Justicia; o de 79 por cada 100 mil habitantes, si la fuente a la que se consulta es la ONG Observatorio Venezolano de Violencia. Para la ONU, una tasa de homicidios mayor a 10 cada 100 mil habitantes, es considerada "epidémica".

La situación de violencia en las calles y su consecuencia política hizo eclosión tras el asesinato de la actriz y ex Miss Venezuela Mónica Sper y su marido, el 6 de enero pasado, caso que tuvo repercusión mundial y que llevó a Maduro a tener que tomar cartas en el asunto.

"Son más de 50 muertos por semana en la delincuencia social. Hasta 1998 la cantidad de muertos por semana en Caracas era de 152, según la Cepal. Ahora, son 54, casi la mitad, pero eso no importa porque el efecto social y emotivo es muy grande. Tras la muerte de Sper, Maduro tuvo que convocar al diálogo de urgencia, hacer un plan especial de seguridad y crear un ministerio dedicado a ello, porque es grave que maten a cualquier persona, pero una reina de belleza en Venezuela vale más que un cacique o un obrero", explicó Modesto Guerrero.

Maduro convocó a una reunión a gobernadores y a alcaldes, de la que participaron incluso opositores como Henrique Capriles, a quien el presidente le tendió la mano por primera vez en un año. Ante ellos, el mandatario admitió un "repunte peligroso" de la violencia y convocó a construir "un nuevo modelo que enfrente verdaderamente este complejo problema".

Las revueltas de febrero y la polarización político-social

Febrero de 2014 fue un mes convulsionado para Maduro. Las medidas económicas lanzadas y los cambios de gabinete, de principios de enero, que apuntaban a dar aire a la gestión no conformaron a la oposición, que aprovechó el malestar del estudiantado de derecha, que se movilizaba tras la violación de una alumna, para lanzar una nueva ofensiva en las calles contra el gobierno bolivariano.

Para Modesto Guerrero, lo que recrudeció con la llegada de Maduro fue la polarización política, con las "intentonas golpistas de la oposición". "Lo que quedó de manifiesto sobre todo en las protestas, es que están protagonizadas por individuos que tienen odio acumulado tras 15 años de antichavismo. Ven que el proceso se prolonga en el tiempo y eso es insoportable para cualquier grupo dominante", explicó.

Según el biógrafo de Chávez, es "curioso" que el líder opositor Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, -detenido el pasado 18 de febrero por "instigación" a la violencia, "no haya obtenido verdadero apoyo de masas". "Fueron alrededor de 20 mil personas las que salieron a las calles, tan sólo una vanguardia, teniendo en cuenta que la derecha venezolana tiene aproximadamente 4 millones de personas y que en 2002, marcharon para echar a Chávez más de 400 mil personas", sentenció.

Infografía interactiva. Pasá el mouse por el calendario y mirá qué ocurrió cada día (diseño Diego Pintos)

Durante el conflicto, Maduro acusó a la oposición de "fascista" y de estar financiada por el gobierno de Estados Unidos y por la Fundación Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia, con fines desestabilizadores.

En este sentido, Mario Toer, profesor consulto de la UBA y titular de Política Latinoamericana, expresó a INFOnews: "En Venezuela se puso de manifiesto que la oposición busca una salida al proyecto popular, para la que siempre va a encontrar en los sectores más reaccionarios del establishment norteamericano, fuerzas y aliento suficiente para alterar los procesos democráticos".

"La polarización social y política en Venezuela ya estaba definida en presencia de Chávez. En todo caso, lo que Chávez aportaba era esa enorme capacidad para comunicar iniciativas y neutralizar algún tipo de ataque. El nuevo desafío para Maduro es atender a circunstancias nuevas e intentar convocar por lo menos a los sectores menos radicalizados; poniendo la gente en la calle, haciendo las denuncias respectivas y buscando la solidaridad internacional. Esta es una ley del juego", agregó.

Para salir de la crisis, Maduro instruyó a su canciller, Elias Jaua, a que realizase una gira por la región para explicar la situación en Venezuela. Asimismo, en un intento por retomar el diálogo con Estados Unidos, el mandatario también anunció que nombraría un nuevo embajador; a pesar de que en los días previos ambos países habían realizado expulsiones de diplomáticos, ante la escalada verbal.


Además, Maduro lanzó un llamamiento al diálogo interno que se manifestó hasta el momento en dos Conferencias Nacionales de Paz, en las que participaron algunos dirigentes opositores, representantes de medios de comunicación, líderes religiosos y empresarios de diversos sectores.

A pesar, de la extensión de la convocatoria, y de la presencia del grupo Polar -uno de los mayores emporios económicos de Venezuela, históricamente asociado a la derecha-, la MUD, la concertación de partidos opositores más radicales, decidió no concurrir, lo que pone en duda la capacidad de estos encuentros de tener un efecto concreto en la estabilidad del país.

"En los diálogos seguimos sin ver a los banqueros, la MUD y a los estudiantes más radicalizados de la oposición. Mientras estos sectores no respeten el orden constitucional y presenten una agenda viable de diálogo, la tensión va a seguir en las zonas pudientes y van a aparecer nuevos hechos políticos que la oposición usará para mantener su supuesto 'reclamo'. Los antecedentes recientes de diálogo después del golpe no son alentadores por la beligerancia de los mismos actores que hoy juegan a una salida de Maduro en el corto y mediano plazo", concluyó Sgarzini.

Leopoldo López no logró articular en febrero movilizaciones con verdadero "apoyo de masas"
"Fue el año del amor, de la lealtad y la victoria sobre las dificultades. Convertimos el dolor en fuerza y la vida en alegría. Pudieron más nuestras fuerzas que la tristeza y la muerte. Se equivocaron los enemigos del gigante Hugo Chávez. La Revolución no desapareció con su jefe el 5 de marzo de 2013", sostuvo Maduro, semanas atrás ante la Asamblea Nacional, al realizar el informe anual de gestión.

El primer año de Venezuela sin Chávez llegó a su fin, pero los conflictos existentes para Maduro continuarán. Entre sus desafíos está consolidar su liderazgo y lograr mantener aglutinadas a las masas chavistas, combustible y motor de la revolución bolivariana, iniciada allá por 1999.


Miércoles, 5 de marzo de 2014
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