Lunes 21 de Abril de 2025 Resistencia - Chaco
 
 
 
 
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Informe especial
Pobreza estructural: cayó un 36% entre 2001 y 2010
La mejora en el indicador NBI no incluye la creación de más de 5 millones de puestos de trabajo.


Por Pilar Palmieri

El estado de pobreza se refiere en términos generales al grado de posibilidad de las personas de vivir una vida tolerable. Entre los aspectos que lo definen se mencionan llevar una vida larga y saludable, tener educación y disfrutar de un nivel de vida decente, entre otras condiciones de existencia.

No obstante, dada la dificultad de medir algunos elementos constituyentes de la “calidad de vida”, el estudio de la pobreza se ha restringido a los aspectos cuantificables de la misma, usualmente relacionados con el concepto de “nivel de vida”. Para esta opción, los indicadores de bienestar más aceptados son la satisfacción de ciertas necesidades, el consumo de bienes o el ingreso disponible.

Para cuantificar la pobreza en Latinoamérica se utilizan habitualmente dos formas de medición. Una es el método de ingresos, que mide la capacidad de adquirir con los ingresos del hogar una serie de bienes y servicios que se consideran esenciales. El indicador resultante mide si los individuos poseen el ingreso suficiente para adquirir una canasta de consumo considerada básica pero no mensura si efectivamente la consumen.

En tal sentido, debemos tener en cuenta que las prácticas de consumo de los distintos sectores no tiene porqué coincidir con la estructura que plantea una canasta de consumo de pobreza. Otro procedimiento es el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), introducido por la CEPAL a comienzos de los años ochenta que permite identificar determinadas carencias críticas y estructurales de la población y está asociado a procesos de más largo plazo, vinculados a las condiciones sanitarias, educativas y de hábitat.

De ese enfoque surge la idea de pobreza estructural y para su metodología de cálculo no se consideran los ingresos sino el grado de cobertura de las necesidades o carencias. Se trata de dos indicadores que miden procesos con características diferentes. El método por ingresos mide la pobreza coyuntural y registra los movimientos transitorios de ingresos, mientras que el de las NBI está orientado a medir la pobreza estructural o patrimonial.

Gran parte de la dinámica de este último indicador depende de la política del Estado en materia de infraestructura, agua potable, cloacas, vivienda y política educativa y también de la tendencia en materia de empleo e ingresos.

El vínculo entre ambos indicadores es que en el largo plazo, uno debería esperar que la dinámica coyuntural sea un determinante de la condición estructural.

Dada la polémica que existe en torno al nivel de pobreza por ingresos que existe actualmente en nuestro país, nos resulta interesante resaltar qué es lo que ha ocurrido con la pobreza estructural en los últimos años. Metodológicamente, los hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas son aquellos que presentan al menos una de las siguientes condiciones de privación 1) Hacinamiento, 2) Calidad de la vivienda 3) Hogares que no tienen retrete, 4) Escolaridad de los niños 5) Capacidad de subsistencia, hogares que tienen cuatro o más personas por miembro ocupado, cuyo jefe no hubiese completado el tercer grado de escolaridad primaria. Desde 1980 hasta el 2010, años con información del indicador cuya medición periódica se corresponde con los censos anuales de 1980, 1991, 2001 y 2010, la pobreza estructural fue cayendo sistemáticamente en todas las provincias del país.

Entre el año 2001-2010 la pobreza estructural en Argentina tuvo un muy fuerte descenso.
Si bien parte de esta evolución se encuentra asociada al tipo de variables que mide, por ejemplo aquellas que están vinculadas a la infraestructura difícilmente puedan caer, lo que se observa es que la reducción de la pobreza estructural difiere significativamente entre períodos.

Entre el año 2001-2010 la pobreza estructural en Argentina tuvo un muy fuerte descenso: los hogares con NBI pasaron del 14,3% al 9,1%, lo cual implica una reducción del 36,2%, un valor muy elevado para la lentitud con que se mueve este indicador. Para tener en cuenta, durante la década anterior, entre 1991 y el 2001, la reducción de la incidencia del NBI fue sólo del 13% y entre 1980 y 1991, la caída fue del 26% .

Si a este indicador le sumamos que desde la crisis de la salida de la convertibilidad a la fecha se crearon más de 5 millones de puestos de trabajo, el trabajo infantil se redujo en un 66%, el crecimiento del producto fue acompañado por una caída de la desigualdad de ingresos, según Índice de Gini, del 30% y la cobertura social de la población mayor pasó de más del 60% en el año 2003 a más del 95% en el 2013, entre otros indicadores, resulta muy difícil pensar como plantean algunos sectores, que el bienestar de la población y más específicamente el nivel de pobreza se encuentren en los mismos niveles que a fines de la década pasada.






Fuente: Infonews


Martes, 20 de mayo de 2014
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