Economia El nivel de inversión en el país es superior que en Brasil Según la ministra de Industria, Deborá Giorgi, en el país "existen herramientas para que la industria crezca". Además, indicó que en poco más de 10 años se duplicaron el numero de industrias argentinas. En un extenso reportaje realizado por Tiempo Argentino, la ministra de Industria, Débora Giorgi, analizó de forma pormenorizada la situación de la industria fabril y desmintió que el sector se encuentre en crisis, aunque admitió que existe una desaceleración. Asimismo, se refirió a la relación con las terminales automotrices y a las medidas que ha tomado el gobierno para sostener el nivel de actividad económica y el empleo.
–La Argentina tuvo durante diez años un crecimiento muy importante en materia industrial, pero en el último año, particularmente en los tres trimestres finales, se registró una situación bastante errática. ¿A qué se lo atribuye?
–Primero hay que ver el contexto. Hoy tengo el doble de industria que la que existía cuando inició su mandato el ex presidente Néstor Kirchner (2003). Hay dos argentinas distintas. O sea, cuando hablamos del 2011-2012 nos referimos a un momento de récord histórico del sector fabril. Si tomás 2008 respecto del primer semestre del 2014, la industria creció un 13% más, es decir que pasamos toda la crisis y crecimos 13 puntos más. En cambio, Europa está diez puntos abajo y Estados Unidos recién alcanzó el nivel de 2008. Entonces, claramente, la crisis empezó en el 2008, donde nos exportaron esta situación tremedamente negativa, primero empiezan en lo financiero y después van al corazón de lo real, Además hoy tenemos reestimaciones hacia la baja del crecimiento del Producto Bruto Mundial. Lo ha dicho el FMI, la difícil situación de Japón, Europa no levanta cabeza. En los primeros siete meses de crecimiento de la industria tenés una disminución de dos puntos y medio respecto de 2013. Pero Brasil está 3,6% abajo, Chile, 2,5 puntos abajo y China ya no crece al 11% anual, sino mucho menos. En este contexto, de máximos históricos en la Argentina, observamos una desaceleración pero con tasas muy inferiores a las que tienen nuestros socios comerciales. Además, se suma una situación que cuesta mucho calificarla con palabras: la decisión del juez municipal (Thomas) Griesa de querer ponernos en una situación que sí nos retrotraería a una crisis, ya que si se tomaran, como el juez pretende, en sintonía con los fondos buitre, no sólo nos harían caer los pagos que hemos hechos en los últimos años por más de U$S 180 mil millones, sino que nos llevarían a un riesgo potencial de default por U$S 250 mil millones. Está claro que ellos vienen por la reestructuración de la deuda del 2005 y 2010. Ese es el objetivo de los buitres, Griesa y otros buitres de adentro.
"Hay un coro de voces que siempre han sido funcionales a los '90, al neoliberalismo. Pero su pensamiento no es el que manifiestan las pymes industriales". –¿Hoy hay una afectación real sobre la industria y la economía a partir de la situación que se generó con los fondos buitre?
–No. Obviamente esta actitud a la que está siendo sometida la Argentina, con la inconsistencia de fondos buitre que quieren ganar un 1600% en lugar de ganar 300% no nos gusta. No es una situación querida. Pero tampoco es causante en la industria de cierta desaceleración de distintos sectores. Porque fíjese lo que le estoy comentando de Brasil, a nuestro principal socio comercial le cayó 17% el patentamiento de autos, y no tiene a los buitre ni a Griesa.
–¿Y por qué piensa que se da esta respuesta tan airada del presidente de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, en contra de la política económica?
–Creo que cada uno tiene que hacerse responsable de las decisiones y declaraciones que hace. No lo voy a personalizar. Quiero referir a quienes defienden pagarles a los fondos buitre para que no caiga la industria. Para mí, el que dice eso, lo que no se da cuenta es que si se obedece el fallo de Griesa vamos a a volver a la actividad del 2002, cuando no había industria. Creo que somos grandes y quienes plantean esto son funcionales a los intereses de una Argentina que no quiere industria.
–El caso de la UIA se lo planteó porque esta entidad siempre apoyó en los últimos año las políticas oficiales, pero la última vez no celebraron el Día de la Industria y algunos industriales han sido muy críticos.
–Se le está dando demasiada importancia. Hay un coro de voces que siempre han sido funcionales a los '90, al neoliberalismo. Pero su pensamiento no es el que manifiestan las pymes industriales.
–¿Usted cómo observa la industria hoy y que perspectivas espera en el mediano plazo?
–La industria tiene un muy buen nivel de actividad y un mundo muy complejo, en el que se encuentran afectados nuestros principales socios comerciales. Y en este marco, creo que existen todas las herramientas para que este proceso de industrialización siga en el marco de un mundo complicado y un mercado interno pujante. Entonces, podemos honrar derechos, lo que son las paritarias libres, el aumento de las jubilaciones. Podemos hablar de lo que es esta maravillosa ley de los adultos mayores que se van a poder jubilar, el plan Pro.Cre.Ar, el Pro.Cre.Autos, el Ahora 12. Esto significa demanda para hacer frente a un mundo complejo y un Estado que sale a preservar los puestos de empleo, que trabaja codo a codo con los empresarios y trabajadores en pos de una Argentina inclusiva.
–¿Qué impacto va a tener Ahora 12 y Pro.Cre.Auto en la industria?
–En esta primera etapa de Pro.Cre.Auto prevemos entregar entre 25 mil y 30 mil. Hoy tenemos 19 mil autos con el crédito aprobado. Respecto del Ahora 12, apoyamos a sectores intensivos en el uso de mano de obra, con un fuerte sesgo de producción nacional. Se trata de fabricantes de heladeras, lavarropas, secarropas, donde tenés un 70% de integración nacional. Pero no sumamos a electrónicos, con un fuerte sesgo importado.
–¿Hoy se observa una situación de cierre de empresas en la Argentina?
–No, de ninguna manera.
–¿Cuál es el contexto de la industria y el empleo?
–La industria automotriz tiene 12 mil suspensiones. En realidad ahora la cantidad se redujo porque la planta de cajas de Córdoba no tiene más suspensiones a partir de la exportación a China, así que debe ubicarse más cerca de 11 mil suspensiones. Ahora bien, Renault no tiene suspensiones, la planta de cajas de Volkswagen no tiene suspensiones, General Motors, Ford, Scania y Mercedes Benz tampoco. Tengo dificultades en la planta de Tigre, de Volkswagen, pero son suspensiones un día por semana en los próximos dos meses, porque sino parece que la gente no está trabajando. Me preocupa y nos rompemos el alma para que no haya ninguna. En el caso de PSA, sí tenemos un turno suspendido, y en IVECO tenemos dos o tres días por semana, y en el caso de FIAT, un día por semana. Pero no es que la planta está paralizada ni nada. Todas las terminales automotrices están trabajando. Además, la percepción que uno tiene es que a partir de la mayor demanda en el mercado interno las suspensiones van a ir finalizando. Con respecto al resto de la industria, hoy no se observan despidos, que puede haber algún problema, puede haberlo por eso estamos trabajando con los REPROS (NdR: ayudas económicas a las empresas con problemas de empleo). Hoy no podemos hablar de que la industria argentina está despidiendo, aunque puede haber problemas puntuales.
–En este contexto, ¿cómo está el nivel de inversión en la Argentina?
–En el primer trimestre se ubicó por encima de 20 puntos del Producto Bruto Interno (PBI). Es un nivel de inversión superior al de Brasil. Y los máximos históricos anuales en la Argentina estuvieron en 22 puntos y en algunos trimestres alcanzamos 24 puntos. No es una situación de que se cae la inversión, ni mucho menos. Por ejemplo, en el sector automotriz, Toyota invierte U$S 800 millones, General Motors, U$S 750 millones con los motores. Además, hay un proyecto en danza de Honda, que ellos tienen que decir cuál es, y esta semana se va a anunciar otro más.
–¿Por qué, entonces, tantos problemas en la industria automotriz?
–Si en el mundo tengo tantos problemas, donde sobran autos hasta por las orejas, como ocurre en Brasil, donde se cayó el patentamiento, la Argentina es una industria que tuvo problemas por decisiones mal tomadas de las terminales automotrices. Tiene una excesiva concentración en el mercado, donde más del 80% de lo que exportan va a Brasil, y de lo que producen, más del 60% lo exportan. Es una situación cíclica lamentable que trato de sostener.
–¿Pero el patentamiento del mercado interno también se cayó?
–Sí, el patentamiento se cayó, pero después de un pico de ventas del 2013. Dentro de las ventas totales, perdió el 25%, y en los autos del Pro.Cre.Autos, cayó ocho por ciento.
–¿En cuánto va a cerrar la producción anual de autos?
–El 2014 va a finalizar con una producción de entre 720 mil y 750 mil autos.
–¿Cree que el principal problema de la industria automoriz pasaba principalmente por no poder girar dólares al exterior? ¿Piensa que ahora que se llegó a un acuerdo para que compren partes y remitan utilidades por U$S 100 millones anuales el problema de las suspensiones se va solucionar?
–El sector automotriz se pegó varios tiros en el pie. Primero, cuando hubo un reacomodamiento del tipo de cambio, lo que hizo fue subir los precios mucho más que lo que aumentó el dólar y, además, cortó toda línea de financimiento en el mercado interno. Seguramente le creyó a los agoreros de siempre, que veían el dólar en el infinito y en una situación espiralizada de crisis. Se dieron cuenta que se equivocaron, porque a partir de marzo, abril, cuando apareció el Pro.Cre.Auto, tuvieron que bajar los precios y empezó a reactivarse la demanda. Después se dieron otro tiro en el pie sobre como se reacciona en el Pro.Cre.Auto, cuando decidieron reducir el abastecimiento de automóviles, con la idea de que iba a haber nuevos ajustes en el tipo de cambio y que no iban a poder reponer las unidades. Entonces, los autos no estaban disponibles para los consumidores. Existe una perspectiva permanentemente equivocada sobre cual va a ser el tipo de cambio y sobre eso toman determinadas acciones de cobertura que los perjudica.
–Pero hay ejecutivos de las automotrices que piensan que el principal problema de la industria son las limitaciones para retirar dólares del país.
–Las terminales, si uno considera las divisas de exportación que ellas generaron en los primeros siete meses del año, más lo que le dio el Banco Central de descalce, menos los pagos de las autopartes, pudieron girar al exterior U$S 2800 millones. Un sector que en el 2013 facturó por U$S 27 mil millones, podés considerar deuda un capital de giro del 10% o menos. Preguntá cuánto tiene el rotisero de tu casa o un textil, cuánto dinero tiene en la calle. Realmente, no es cierto que las automotrices tienen deuda ni que no pudieron girar dólares. Igualmente, lo que hemos hecho, lo hablé con el ministro de Economía Axel (Kicillof), es que a partir de ahora vamos a dar una pauta de U$S 100 millones mensuales, sin incluir la inversión, que lo vamos a analizar caso por caso. Esos U$S 100 millones, que se van a pagar por semana. Con las empresas de Tierra del Fuego hicimos lo mismo, pero van a ser U$S 120 millones, que se pagan U$S 30 millones por semana. O sea que el próximo lunes tenemos U$S 50 millones que se les van a dar a las terminales y a las compañías electrónicas feguinas. Y el sentido es poner toda la voluntad, y demostrar que hay definiciones tremendistas que no tienen que ver con lo que uno ve en la calle ni con lo que se observa en un parque industrial.
–¿El gobierno va a ser un salvataje de IMPSA?
–Estamos trabajando con el ministro Kicillof y con otras áreas de gobierno. El objetivo es preservar los puestos de trabajo, los 1700 empleos, vamos a ayudar como lo hemos hecho con todas las empresas, pero siempre cuidando los intereses del Estado.
–Pero va a ser con dinero…
–Estamos evaluando las distintas propuestas que se nos han hecho y las nuestras también. Pero reitero que la vocación es que la planta siga funcionando pero preservando los intereses del Estado.
–Ha existido por parte de algunos empresarios una reacción muy airada en contra del paquete de leyes de defensa del consumidor.
–Todas estas reacciones son funcionales a un modelo de país y de concepción de Argentina excluyente. El mismo que te dice "pagale a los buitre" y que quiere que hagamos volar por el aire las reestructuraciones del 2005 y el 2010, que pretende evitar un sistema de defensa del consumidor que también existe en otras partes del mundo. Un sistema que protege a los eslabones más débiles, a las pymes. ¿Sabés las veces que han venido los mismos presidentes de cámaras industriales a quejarse de que las empresas que les venden insumos difundidos les cobran de más? También me reclaman muchos productores y me dicen "las grandes superficies los perjudican". Estas leyes protejen a las economías regionales y le quita discrecionalidad a las leyes que estaban vigentes, en búsqueda a poder introducir aspectos que no sólo preserven al consumidor, sino a los eslabones más débiles de la cadena. Además, es la única forma de que exista un tejido fabril más denso porque la industria no sólo se hace con siete grandes compañías, sino con las pequeñas y medianas empresas. Hace falta que las pequeñas se transformen en medianas y a su vez las medianas en grandes. Para poder lograr esto se necesitan ciertas acciones del Estado, neutralizando la posición dominante de algunas compañías.
–¿Pero la Argentina no está pagando el proceso de concentración y extranjerización de la economía, que tampoco se frenó en los últimos años?
–Totalmente, totalmente. El otro día un colega tuyo me preguntó por qué estas medidas no se habían tomado antes. Primero, porque hacemos, y el hacer implica que uno vaya descubriendo aspectos en la medida en que las acciones se van sucediendo. ¿Quién iba a pensar en el autoabastecimiento energético en el año 2001-2002?
–Bueno, pero Repsol también quizás estuvo a cargo de YPF más tiempo del que debería haber estado…
– Tal vez las decisiones tienen que ubicarse en el momento político, porque cuando estaba Repsol también decidimos la estatización de las AFJP, y luego iniciamos un programa de sustitución de importaciones muy agresivo.
– ¿Cómo está la relación con Brasil?
–La relación con Brasil está muy bien. Tanto en el sector automotriz…
–¿No se resintió con la crisis?
–No, la verdad que no. Nadie le está pisando la manguera a nadie. Tenemos una situación de varios sectores donde hay una ralentización de la demanda.
"A fin de 2015 vamos a triplicar las ventas a Rusia"
– ¿Cómo le fue en la misión comercial a Rusia que tuvo lugar entre el 15 y el 18 de setiembre?
–El viaje tenía varios objetivos. El primero era reafirmar la intención de la Argentina de ser un exportador de alimentos a Rusia. En eso venimos trabajando hace cuatro años, inclusive el armado de la feria en Moscú estaba hecho con anterioridad. Pero, bueno, las circunstancias de las restricciones a la exportación que le impone Rusia a la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia y Noruega obliga a Rusia, un importador de U$S 48 mil millones por año de productos primarios y alimentos elaborados, deba cambiar de abastecedor por un total de U$S 2300 millones al año. En este contexto, el conjunto de productos que son prohibidos para importar a los destinos mencionados, la Argentina exporta hoy al mundo U$S 5800 millones al año. Entonces, estamos en condiciones de ir a atender esa demanda. Por decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 17 y 18 de agosto último fuimos y presentamos una oferta para los productos que hoy tienen restricciones como son la carne aviar, manzanas, peras, pescado, lácteos como también una oferta de productos, en los que tenemos muy buenas condiciones de competitividad y de garantizar calidad, precio, entrar para ingresar a un mercado muy atractivo como el ruso.
–¿En qué productos se ha puesto el acento, en este caso?
Estamos focalizando mucho esfuerzo en lo que es vino, mosto, aceite de oliva, que claramente son productos donde podemos tener un papel preponderante. En esta última visita nosotros formalizamos esa oferta preliminar que nosotros presentamos hace cuatro semanas y presentamos en la embajada rusa todas las ofertas de las empresas que pueden ser consideradas por los rusos como potenciales exportadores de este mercado. Ahí tenés alrededor de 108 empresas que ofrecieron en más de 40 sectores distintos tipos de alimentos y la verdad con un potencial estimado de aumento de exportaciones para lo que resta de este año en lo que son productos prohibidos alrededor de U$S 1000 millones y en lo que son productos no prohibidos tenemos mucha expectativa en alrededor de U$S 1100 millones. Hoy el total de las exportaciones argentinas a Rusia es de U$S 7o0 millones y las importaciones que nosotros hacemos son U$S 1750 millones concentradas en un 80% en combustibles y abonos.
–¿Usted piensa que las exportaciones a Rusia se pueden llegar a triplicar este año?
–En un escenario cauteloso, podría aumentar entre dos y tres veces. Hay muy buena oportunidad en lo que son manzanas y peras. Hay productores de Río Negro que nos comentaban que con el éxito a esta feria les salvó el año porque sino esta fruta la hubieran tenido que destinar a la industria o con algún tipo de procesamiento con precios mucho menores. La gente de lácteos me estaban planteando que eran tanta la necesidad que los primeros embarques se los habían pedido, tanto de leche descremada como entera, por avión para cumplir con los plazos. Los productores de carne aviar comentaron que las exportaciones a Rusia prácticamente se habían duplicado.
–Este objetivo de ventas a Rusia, ¿cuándo se va a cumplir?
–De acá al 2015 nosotros tendríamos que estar pasando de U$S 700 millones a más de U$S 2000 millones.
Lunes, 22 de septiembre de 2014
|