Finanzas El crecimiento en Estados Unidos da apoyo al final de los estímulos monetarios de la FED El crecimiento de la economía estadounidense a un ritmo interanual del 3,5% en le tercer trimestre del año parece confirmar la justeza de la retirada de los estímulos monetarios anunciada por la Reserva Federal el miércoles pasado. Los datos, que superaron las expectativas de los analistas que cifraban el avance en un 3% interanual, se conocieron el jueves, un día después de que la Reserva pusiera fin a 37 meses continuados de compra masiva de activos financieros y créditos hipotecarios para generar liquidez en los mercados.
Esta política, conocida como "quantitative easing" y que se traduce como estímulos monetarios o facilitación cuantitativa, fue puesta en marcha por el Banco Central de Estados Unidos en 2008, poco después de reducir casi a cero la tasa de interés tras el colapso de Lehman Brothers.
Por esa vía, el Estado corrió en auxilio de bancos y empresas (Citibank, General Motors, los semiestatales bancos hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae, entre otros) cuya situación de quiebra amenaza con hacer colapsar toda la economía.
De esta manera, la Reserva ha inyectado unos 4,5 billones de dólares en la economía a través de la absorción de diversos papeles de deuda y dudosos activos financieros que hoy conserva en su balance, algo que genera críticas moderadas a furiosas por parte de los partidarios de la ortodoxia monetaria.
Por esta ha sido la vía por la cual Estados Unidos evitó la caída en una nueva Gran Depresión, con todo el impacto que ello hubiera tenido sobre el conjunto de la economía mundial, como se vio en 2008-2009 en todo el planeta, después de que en 2007 estallara la crisis de las hipotecas subprime.
A pesar de tan tremendo esfuerzo monetario, acompañado en los primeros años de una política fiscal más expansiva por parte de la Administración Obama, los resultados distan de ser satisfactorios.
Ciertamente, la masiva inyección de liquidez impidió la catástrofe, incluyendo la caída en deflación, pero este último peligro no ha sido del todo aventado, en tanto que el crecimiento dista de ser robusto.
La organización empresaria norteamericana Conference Board, una prestigiosa institución que analiza la marcha de la economía, ha dicho que los datos del tercer trimestre "fueron desalentadores" para el consumo de los hogares y que "la inversión empresaria creció sólo moderadamente".
Las exportaciones agregaron 1,3 puntos porcentuales al crecimiento total del período, pero el mercado interno muestra signos volátiles, si bien la tendencia de los últimos dos trimestres indica firmeza aunque no una aceleración destacada del crecimiento económico.
Los estímulos monetarios a los que acaba de poner fin, al menos provisoriamente, la Reserva Federal, fueron aplicados también por el Banco de Inglaterra, con resultados parecidos y, anteriormente, en la década del '90 por Japón para combatir la deflación en la que cayó su economía después del pinchazo de la burbuja especulativa en 1990-1991.
Siete años después de iniciada la crisis estadounidense y mundial, dos recientes informes, uno del FMI de abril de este año y el otro del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS, según sus siglas en inglés), han advertido de los límites de la recuperación y de los peligros futuros que afronta la economía internacional.
Para la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el crecimiento mundial sería del 3,9% en 2014 y en 2015, con EE.UU. avanzando a un ritmo del 2,7% este año mientras Europa bordea un crecimiento nulo y China se desacelera, ubicándose el aumento de su PBI este año 7,5%.
Pero la OCDE advierte en este informe de mayo de 2014 que "ni la amplitud ni la fragilidad del sistema bancario de China pueden ser valorados con certeza y, además, subsisten también los riesgos debidos a la posible interacción de las vulnerabilidades financieras de algunas economías de mercado emergentes y de la futura normalización de la política monetaria de Estados Unidos".
De conjunto, las bases de la recuperación mundial, con el duro lastre de la economía europea son frágiles y volátiles, máxime cuando ha concluido el ciclo alcista de las materias primas que sostuvieron el boom de América Latina.
Si bien lejos de cualquier colapso similar a otros del pasado, las economías latinoamericanas se han desacelerado y el Banco Mundial proyecta un crecimiento de la región de 1,2% para el año próximo, lo cual también influye sobre la economía mundial.
La retirada de los estímulos de la Fed que venían bajando mes a mes desde enero pasado y que terminaron siendo de 15.000 millones de dólares en su último tramo frenaron el colapso pero no pudieron poner fin al elemento desencadenante de la quiebra financiera 2007: la desenfrenada especulación financiera.
Si bien el monto global de los activos financieros mundiales se frenó en 2009 a partir de 2010 y, merced a los estímulos, comenzó a crecer nuevamente gracias a los intereses de los títulos de la deuda publica, los cuales aumentaron significativamente por los planes de rescate de los Estados.
La reorganización del mundo financiero desde 2007 condujo en todo el mundo a una concentración y centralización de bancos y compañías de seguros, sociedades de bolsa, hedge funds e inversores institucionales, que aumentaron sus negocios merced a la bomba de liquidez que ha sido la "quatitative easing".
Contra este período han alertado en este período el FMI y el BID, temerosos de que la nueva burbuja especulativa que se ha formado en los mercados de acciones y financieros en general, termine por provocar un nuevo estallido, esta vez de dimensiones superiores, en el sistema financiero internacional.
Por eso, la Reserva ha puesto fin a los estímulos, a pesar del carácter precario de la reactivación de Estados Unidos.
Sábado, 1 de noviembre de 2014
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