Por Andrés Asiain Medidas para frenar la fuga de capitales La restricción de dólares a la expansión de la economía tiene como una de sus problemáticas centrales la fuga hacia el dólar de nuestro excedente económico (ahorro). Una historia de hiperinflaciones, devaluaciones y confiscaciones de depósitos, generó el uso y costumbre de dolarizar el excedente desde el generado por la gran corporación hasta el del pequeño ahorrista que junta dólares para llegar alguna vez a cumplir el sueño de la vivienda propia.
La experiencia de los últimos años, donde la inflación que le ganó a los plazos fijos y generó permanentes expectativas de devaluación (transformadas en realidades, en el verano pasado), mantuvo esa característica de nuestra economía, aún frente a las restricciones a la compra de dólares que dificultaban su realización. Romper con ese uso y costumbre no es nada sencillo, pero seguramente requiere empezar por incrementar el rendimiento de los plazos fijos, que puede realizarse a costa del excesivo margen de tasas que aplican los bancos en nuestro país (uno de los pocos en el mundo que no los regula). Una política que comenzó a aplicarse tímidamente en los últimos meses, con resultados positivos sobre la brecha cambiaria.
La emisión de bonos indexados al dólar, puede ser una herramienta útil para exportadores, aunque su expansión a otros actores sociales se ve dificultada por la existencia de cotizaciones paralelas de la moneda norteamericana y la complejidad del mercado de bonos para el pequeño ahorrista.
Experiencias como la Unidad de Fomento de Chile (una moneda dura que se indexa por el índice de precios) o el Peso Convertible Cubano (una experiencia similar pero indexada al dólar), son ejemplos de que hay herramientas posibles para transitar ese camino en el plano minorista, donde otros instrumentos más complejos no logran imponerse.
La propuesta de ahorrar en metros cuadrados vía participación en fideicomisos que impulsan algunos actores del sector de la construcción, puede ser también una idea interesante si se complementa con un monitoreo de la evolución del costo del metro cuadrado, se da una garantía amplia a quien lo adquiere y se crea un instrumento de más sencillo acceso para el segmento del pequeño ahorrista (¿una moneda indexada al costo del metro cuadrado respaldada por el BCRA?).
Fuente: Infonews
Lunes, 16 de febrero de 2015
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