Mercosur Dudas ante el acuerdo entre Mercosur y la UE  La UE pretende abrir mercados para sus productos manufacturados como compensación al achicamiento de sus propias economías.
El gobierno argentino confirmó que los países del Mercosur han terminado de elaborar una propuesta unificada de un tratado de libre comercio para discutir con la Unión Europea al tiempo que hizo saber que “ningún miembro” del bloque sudamericano “presentó propuesta de negociar a distintas velocidades” tal como se rumoreaba en diferentes cancillerías del bloque, especialmente Uruguay y Brasil, publicó Tiempo Argentino.
Esa propuesta del Mercosur se elaboró a finales del año pasado y debe encontrar respuesta de los integrantes de la Unión Europea para la segunda semana de junio cuando se reúnan en Bruselas, en un aparte de la cumbre CELAC-UE, los cancilleres de ambos bloques.
Hace un par de años y de visita por la región, el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, sostuvo que “la base de cualquier acuerdo será una apertura europea al agro del Mercosur a cambio de que los productos industriales europeos y sus empresas de servicios ganen un acceso más fácil a los mercados de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay”. Los dichos del funcionario europeo pusieron en evidencia cuál es la intención que tiene la UE para integrarse con el Mercado Común del Sur:
Siguiendo el camino que señaló De Gucht, nos encontramos con la encrucijada de dos concepciones diferentes para acordar un tratado de integración. Por un lado el Mercosur, potente en alimentos pero a la defensiva en cuanto a resignar espacios de su relativamente creciente industria y economía de servicios. Por otro lado, la Unión Europea, agresiva en la búsqueda de ubicar su excedente industrial que crece cuanto más se profundiza su crisis pero a la defensiva, a su vez, en términos de resignar posiciones agrícolas que no forman parte de sus ventajas comparativas pero que constituyen uno de sus más valiosos y discutidos tesoros a partir de la Política Agrícola Común (PAC).
En un momento particularmente difícil de su economía, la UE aspira a abrir mercados para sus productos manufacturados ofreciendo mejoras de acceso a su complejo mercado agrícola, pero encuentra una organización regional en Sudamérica reacia hasta hoy a ese intercambio. Básicamente porque el actual mercado ampliado del Mercosur ofrece protección y una plataforma hacia una regionalización productiva e industrial que hace posible una internacionalización más fuerte.
El Mercado Común del Sur da señales de defender posiciones industriales y de valor agregado, y de sostener sus mercados internos con producción nacional, elementos centrales en la recuperación económica de la última década. Esos logros están condenados a la extinción si se impone la propuesta de la UE de convertirlo en proveedor de materia prima para Europa.
Esas condiciones explican la postergación del tratamiento del acuerdo de integración. Las recientes declaraciones del canciller argentino hacen pensar que la disputa histórica podría haberse salvado o bien que el Mercosur alcanzó un posicionamiento común frente a la demanda europea que puede retrasar el acuerdo nuevamente. Con una salvedad, el bloque presenta actualmente posturas divergentes según las coyunturas políticas y económicas de sus países integrantes. El consenso no sería tan homogéneo como hasta hace algunos años tal como lo muestran Uruguay y Brasil que parecerían más dispuestos al acuerdo. El encuentro de la semana anterior entre la presidenta Dilma Rousseff y Tabaré Vázquez alimenta esa percepción que podría chocar con las palabras del canciller argentino y con una Argentina más reticente a flexibilizar el bloque.
El contexto ha cambiado en este lado del mundo. Las preguntas crecen mientras la base del acuerdo sigue siendo para la Unión Europea la legalización de un intercambio desigual, lo que redunda en un nuevo desafío para el Mercosur.
Fuente: INFOnews
Martes, 2 de junio de 2015
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