Economía La ortodoxia económica en Brasil pone en riesgo al Mercosur
Mientras la conducción económica brasileña quedó en manos neoliberales, surgen problemas a enfrentar, entre ellos, la revaluación del dólar y una demanda menor a la necesaria para fortalecer al mercado regional.
El estallido de la crisis económica internacional en 2009 alteró por tiempo prolongado las condiciones que hasta entonces había regido en materia de crecimiento económico y de la dinámica de los precios internacionales. En efecto, luego de la recuperación del 2010 el mundo ingresó en una etapa de crecimiento bajo, retrató Tiempo Argentino.
Sumado a esa situación y desde mediados de 2014, el dólar comenzó a revaluarse en términos nominales y reales frente a las principales monedas nacionales, mientras que los precios de exportación de los países de la región iniciaron en el año 2011 una tendencia a la caída. Así, una menor demanda y la revaluación del dólar son los dos nuevos ingredientes del contexto global con los que nuestras economías deben confrontar. La desaceleración en el crecimiento mundial se traduce en una menor demanda de estos bienes, mientras que la revaluación del dólar frente a otras monedas impacta negativamente en la cotización en dólares de dichos productos.
En este escenario, las respuestas económicas del gobierno de Dilma Rousseff son preocupantes. Su equipo económico avanza en un plan económico de tinte claramente ortodoxo. Sin ir más lejos, planea recortar el presupuesto público en U$S 8.400 millones con el objetivo de elevar el superávit fiscal primario al 1,2% del PBI.
Asimismo, para alcanzar la meta propuesta se han elevado algunos impuestos indirectos como los gravámenes sobre los combustibles, las operaciones financieras y sobre la parte de las importaciones que son destinadas al financiamiento de la seguridad social (COFINS) y los proyectos de integración social (PIS). Paralelamente, el Banco Nacional de Desarrollo redujo el subsidio a las tasas de financiamiento del sector privado.
Estas no son buenas noticias para la Región, en general, y para la economía argentina, en particular, porque expresan una decisión estratégica del líder suramericano que atenta contra un proceso de integración mutuamente beneficioso para todas las partes.
Si la situación actual se proyecta hacia el futuro y se simulan los posibles impactos, resulta un escenario complejo para la Argentina durante los próximos años en su comercio con Brasil. La causa principal de esta conclusión son las expectativas de bajo crecimiento de nuestro gigante vecino.
De continuar esta política contractiva perseguida por Brasil, la Argentina no tiene demasiadas alternativas posibles. O bien, aplicar medidas que restrinjan la demanda agregada y por lo tanto el crecimiento; o, aumentar considerablemente las restricciones a las importaciones desde Brasil con el objetivo de evitar una considerable sangría de divisas.
En ausencia de concertación regional para afrontar las dificultades del nuevo escenario global, serán inevitables las tensiones políticas y comerciales dentro del bloque.
Fuente: Infonews
Martes, 16 de junio de 2015
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