Dólar Fuga: los que sacaron dólares negros en 2001 son investigados por lo mismo en 2015 Evasión: los documentos de las comisiones investigadoras en Diputados correspondientes a ambos períodos. La nómina del cuerpo legislativo que encabezó Eduardo Di Cola, hoy a cargo de Roberto Feletti, comparten coincidencias y muestran cómo opera el poder económico en la Argentina. Cuando en pocas semanas la Comisión Bicameral que investiga la evasión en cuentas argentinas en el HSBC Suiza dé a conocer su conclusión con respecto a lo trabajado, quedará en evidencia una conducta sistémica de los grandes bancos para facilitarles a clientes de Argentina y todo el mundo mecanismos para eludir el pago de impuestos. Pero hay otro componente relevante que explica, al menos en el ámbito local, por qué son comunes este tipo de operaciones ilegales.
Según consignó Tiempo Argentino, ese punto es la predilección de los sectores empresarios a resguardar sus dineros en el exterior, no de manera legal, sino buscando recovecos para no tributar y ocultar la titularidad de los fondos vías paraísos fiscales. La conducta de estos sectores no entiende tampoco de épocas, sino que ha sido una constante a lo largo de casi toda la historia económica argentina.
En 2002, bajo la presidencia del cordobés Eduardo Di Cola, empezó a funcionar una comisión investigadora especial en Diputados. El objetivo era abordar la cuestión de la fuga y la evasión en 2001, un período caliente, de ebullición económica y social, tiempos en los que los capitales se mueven hacia el exterior con mayor celeridad y pocos les prestan atención al fenómeno. En octubre de 2003, se envió a la AFIP, la Unidad Fiscal de Delitos Tributarios y la Procuración General de la Nación el informe final del cuerpo.
Paradójicamente, en ese listado de 16 carillas, casi todas las empresas señaladas en 2001 por fugar dólares son las mismas que en 2015 se investigan por el mismo delito con cuentas ilegales en la sucursal Ginebra del HSBC. Si se compara la nómina de la comisión de Di Cola con aquellos nombres que aportó Hervé Falciani -ex jefe de Informática del HSBC– y analizó el cuerpo comandado por el diputado Roberto Feletti, las coincidencias grafican cómo en más de diez años y con cambios de signo político en los gobiernos, el poder económico se manejó con conductas inalterables.
La comisión de 2001 evaluó con mayor detalle a 520 compañías que por medio de 87 entidades financieras transfirieron al exterior más de U$S 4,5 millones sólo en 2001. Las firmas mencionadas y detalladas a continuación, también son parte del listado que, a 14 años de esa fuga y evasión, volvieron a quedar expuestas en el marco del mega escándalo de cuentas ilegales del HSBC: entre ellas, Molinos Río de la Plata, Telecom, Central Puerto y la usina Güemes, la azucarera Ledesma, Mastellone Hermanos, la agropecuaria y sojera Los Grobo, la terminal portuaria Exolgan, Edesur, Cúspide Libros, Roemmers, Laboratorios Bagó, Amalia Lacroze de Fortabat y la cementera Loma Negra.
Un párrafo aparte merecen las empresas del Grupo Clarín: Multicanal SA, Cablevisión SA, Grupo Clarín SA, Agea, Papel Prensa SaicFym y TeleRed Imagen SA aparecen coincidiendo en las Comisiones de 2001 y 2015. En paralelo, junto con otras empresas como Loma Negra, Arcor, Petrolera San Jorge, Laboratorios Bagó, las empresas de Eduardo Constantini, Techint y Ledesma, las firmas del holding de Noble también son una constante en listados de clientes en el exterior de otros bancos. Hay evidencia al respecto que presentó el ex ejecutivo del JP Morgan, Hernán Arbizu, de cuentas de estas firmas en esa entidad y en la Unión de Bancos Suizos (UBS). Entre todas las empresas antes mencionadas, resaltan las 105 operaciones que en 2001 realizó Molinos para sacar del país casi U$S 390 millones, las 71 de Multicanal (que en ese entonces aún era de Clarín) por casi U$S 143 millones, U$S 136 millones de Cablevisión y U$S 18 millones de Mastellone en 47 operaciones. En el caso de Loma Negra y su ex propietaria ya fallecida, Amalita Fortabat, las coincidencias también son notorias, pero el peso de la fuga y la evasión es más importante en 2015 que en 2001. Las razones son concretas: se sospecha que buena parte de la venta de la cementera a la brasileña Camargo Correa –que operó en 2005– salió del país en diferentes operaciones. Además, y según se desprende de la información que analizó la Bicameral de Feletti, el ex legislador de la Coalición Cívica, Alfonso Prat-Gay actuó como albacea de las fortunas de Amalita: Fortabat tenía cerca de U$S 100 millones en sus tres cuentas en el HSBC, correspondientes al período 2006-2007, que estaban numeradas bajo la denominación "44022 PG". Justamente, el perfil de esas cuentas se abrió en 2005, tiempo después de que se vendiera la cementera a los brasileños.
Cabe destacar que, a diferencia de lo ocurrido en 2001, las empresas investigadas actualmente en el marco del SwissLeaks registran operaciones entre 2006 y 2007, tal el período del que rescató información Falciani. De hecho, se especula con que las sumas de dinero que esas firmas movieron desde principios de 2000 a hoy son muy superiores a lo que muestran las planillas de clientes del HSBC Ginebra.
Otro punto de contacto entre lo que investigan las dos comisiones es, precisamente, los bancos que actuaron y actúan como gestores de los presuntos delitos. En la comisión de 2001, se denunció la intervención de más de 60 bancos, y se precisó que el destino de los dólares en el exterior era Estados Unidos en el caso de las empresas; y Uruguay en lo que refiere a fuga de personas físicas. Como en la actualidad, el HSBC estaba presente en esas denuncias como uno de los bancos más requeridos, al igual que el Citibank, que será citado en las próximas semanas por la Bicameral junto con bancos de capitales españoles.
Al igual que ocurrió con la estructura que creó el HSBC para facilitar la fuga y la evasión en determinados momentos y sectores off shore estratégicos, en la comisión de inicios de 2000 los bancos también tuvieron un rol esencial en la captación justa del momento apropiado. Hicieron, según se denunció en su momento, uso de información privilegiada.
Lo prueban los hechos: a lo largo de todo 2001 y hasta el 2 de diciembre, fecha en que se instaló el corralito bancario, las personas físicas elevaron 137 operaciones por U$S 12 millones diarios, mientras que las empresas hicieron 126 operaciones por U$S 51 millones diarios. Ahora bien, el 30 de noviembre, a horas de la medida que se quedó con los ahorros de buena parte de los argentinos, se llevaron a cabo 1337 operaciones en un mismo día. De esos montos, de cada U$S 100 fugados, 75 se gestionaron a través de la banca extranjera, y el resto por medio de la banca privada de capitales nacionales.
Hay otras empresas que están en listado de Di Cola y no en el affaire HSBC. Pero que sí fueron denunciadas en los últimos años por lavado de activos. Shell es uno de esos casos: el año pasado, la Unidad de Información Financiera (UIF) remitió a la Justicia Penal Económica detalles respecto a operaciones de presunto lavado de activos que involucraban a la anglo-holandesa y al banco HSBC. Concretamente, se hizo eje en operaciones de compraventa de dólares que se realizaron en el mercado oficial a una cotización de $ 8,70 por dólar, cuando el precio del mercado mayorista era de 7,20 pesos. Por esta operatoria, el banco recibió 65.785.857,00 de pesos, cuando el monto en base al valor del momento hubiese sido de 54.443.469,60 de pesos.
Algo similar ocurre con Procter and Gamble, la empresa de productos de aseo y limpieza que a comienzos de 2015 fue denunciada por la AFIP por haber falseado declaraciones de comercio exterior para especular con divisas.
Fuente: Infonews
Lunes, 29 de junio de 2015
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