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La deuda y la recesión continúan atenazando la economía de Grecia
Casi un año después del triunfo electoral de la izquierda en la elecciones de enero pasado, la economía griega continúa bajo los efectos de la recesión y la crisis de pagos de la deuda que la atenaza hace seis años.
La victoria de la Coalición de Izquierda Radical (Syriza, según sus siglas en griego) abrió un período de grandes esperanzas para la una población sufriente desde principios de 2010 tras el estallido de la crisis de la deuda externa.

Esta fase de expectativas duró, sin embargo, apenas cinco meses: en junio pasado el primer ministro, Alexis Tsipras, convocó al pueblo en junio pasado a votar "no" a las exigencias de la "troika" representada por el FMI, la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE).

A pesar de que el 60% se pronunció por ese "no" solicitado por Syriza y Tsipras en persona, éste traicionó ese mandato cuando pocas semanas después negoció en Bruselas con los acreedores de la "troika" y firmó un pacto en los términos que éstos pretendían y que eran exactamente los que el electorado había rechazado en junio.

Hoy, seis meses después, Tsipras continúa en el poder tras depurar al ala izquierda de Syriza y obtener un rotundo triunfo en las elecciones generales celebradas el pasado otoño (boreal), buscando estabilizar la economía y sacar a Grecia de la tutela del FMI y de sus acreedores.

Al menos, esto es lo que su Gobierno plantea públicamente al asegurar que en marzo del año próximo levantará los controles de capitales instaurados durante la crítica fase de mediados de este año que se extendió desde antes del referendum hasta las nuevas elecciones generales.

Asimismo, Tsipras se propone recuperar el acceso de Grecia a los mercados de capitales internacionales para finales de 2016, mientras explica a sus interlocutores y al propio pueblo griego que los bancos nacionales se han recapitalizado antes de lo esperado y a un costo más bajo del previsto, recreando la confianza en el sector financiero heleno.

Sin embargo, la economía griega continúa sumida en la recesión, con controles a las entradas y salidas de capitales, con trabas al acceso de los griegos a sus cuentas en los bancos y haciendo esfuerzos descomunales por cumplir con las durísimas metas fiscales acordadas con la "troika".

Tsipras, quien busca sacarse de encima la supervisión que ejerce el FMI sobre la economía local y evitar la firma de un nuevo acuerdo con el organismo internacional, ha declarado recientemente que "si Grecia completa la primera revisión (del convenio vigente con el Fondo) en enero, estaremos cumpliendo más del 70% de las medidas financieras y fiscales comprometidas".

Si así fuera, el primer ministro espera que ese sea el primer paso hacia recuperar la soberanía económica del país y dejar al FMI fuera de juego como verdadero mandamás de lo que Grecia hace o deja de hacer, abriendo paso a una negociación directa con sus socios y acreedores, los países de la Eurozona.

Estos, sin embargo, no ven con simpatía una liberación de su deudor del yugo del Fondo, ya que consideran que éste es la única garantía que tienen de cobrar sus acreencias en tiempo y forma.

El Fondo, por su parte, también desearía cesar en sus funciones de contralor ya que no es optimista sobre la capacidad de la economía y del gobierno griegos de cumplir con los pagos de la deuda sin algún tipo de reducción de la misma por parte de sus acreedores, algo a los que éstos, con Alemania a la cabeza, se niegan rotundamente.

Lo cierto es que, según el Banco de Grecia (banco central), los intereses que Grecia paga por la deuda pública pasarán del 2% del PIB hasta 2021 a más del 8% en 2022, para estabilizarse en algo más del 4% hasta la década de 2040.

Esta proyección hace que muchos duden, y con fundadas razones teniendo en cuenta el desempeñó de la economía griega y mundial, de que el pais pueda cumplir con los términos y plazos de pago fijados en el acuerdo suscripto con los acreedores y que fuera rechazado poco tiempo antes por la población en el referendum convocado por Tsipras.

Mirando al período que se avecina, Grecia deberá enfrentar serios obstáculos: la revisión del programa por parte de la Eurozona a comienzos de 2016; la finalización del acuerdo con el FMI en marzo; la continuidad o no de la recesión en que se encuentra, así como las cuestiones no menos importantes de la confianza de los acreedores en el país.

Teniendo en cuenta, además, los virajes en la situación política que se han producido en Portugal, con la asunción de un gobierno de izquierdas, como los que se están procesando en España, donde la derecha podría perder el control de las políticas de austeridad, el sur del Europa parece mostrar una nueva emergencia de problemas económicos que pueden reactivar las dificultades de Grecia.

Fuente: Télam
Domingo 27 de diciembre de 2015. Resistencia, Chaco


Domingo, 27 de diciembre de 2015
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