Por la recesión y caída en el consumo, se activaron políticas fiscales expansivas. Así, el rojo de este año rozaría el del 2015. El gobierno todavía no puede achicar el déficit Buena parte de los economistas coincide que los datos fiscales de abril no reflejan la realidad tributaria de este año. Buena parte de los economistas coincide que los datos fiscales de abril no reflejan la realidad tributaria de este año. Si descontamos las transferencias o ayudas del Banco Central y del Fondo de la ANSeS, en el primer cuatrimestre el rojo fiscal suma $100.910 millones. En enero-abril de 2015, sin las “ayudas”, el déficit fue de 95.637 millones. Así en términos nominales en lo que va del año el aumento del rojo fue del 5,5%. Claro que, si se incorpora la inflación, el déficit cayó en términos reales.
La clave de estos resultados se debe a que en el cuatrimestre los ingresos aumentaron el 29%, muy por debajo de la inflación, pero los gastos corrientes subieron solo el 24%. Ese menor crecimiento del gasto se explica por la revisión de las partidas del Presupuesto que afectaron una parte de los gastos corrientes y pero en especial a los gastos de capital. En enero-abril, los gastos de capital acumularon una baja nominal del 6,6%.
Lorenzo Sigaut Gravina, economista Jefe de Ecolatina, reconoce que la foto del primer cuatrimestre de 2016 no es un buen predictor para el resto del año. En las últimas semanas el gobierno comenzó a virar a una estrategia de “relajación” fiscal para contener el deterioro del frente social (familias de bajos recursos y PyMEs) y ponerle un piso a la caída del nivel de actividad (consumo y obra pública). En este marco se encuadran los últimos proyectos de ley del oficialismo: devolución de IVA alimentos a sectores de escasos recursos; beneficios impositivos para PyMEs; reparación de haberes jubilatorios, pensión universal a la vejez, blanqueo y moratoria previsional) y otras medidas implementadas (ampliar beneficiarios de planes sociales, acotar suba de tarifas residenciales y de PyME, acelerar el gasto en obra pública, etcétera).
El economista de Ecolatina agrega que “tarde o temprano, las decisiones del oficialismo (falta aprobarlas en el Congreso e implementarlas) van a significar una aceleración del gasto y una pérdida de ingresos que podría ser parcialmente compensada por el impuesto al blanqueo de capitales y la moratoria previsional (sólo si son significativos). Es por ello, que este año no esperamos una reducción del déficit fiscal respecto de 2015. De todas formas, el Ministerio de Hacienda y Finanzas podrá cumplir con la meta anunciada a principios de año (déficit primario de 4,8% del PBI en 2016) gracias a que la meta no es ambiciosa: el año pasado el rojo primario alcanzó 4,3% del PBI (sólo si se incluye la deuda flotante, que en los últimos años representó 1% del PBI, se llega a la cifra oficial del 5,4%)”.
También Dante Sica, director de Abeceb y ex secretario de Industria, Comercio y Minería dice que “ hay tener cuidado a la hora de querer extrapolar” los números del primer cuatrimestre. Y explica que “ por el lado de la recaudación, mayo encendió una luz amarilla al crecer apenas 23,3% interanual afectada no sólo por la contracción de la actividad sino también por las medidas adoptadas por el gobierno (suba del mínimo no imponible de ganancias, reducción de retenciones, entre otras) orientadas a bajar la presión impositiva. El blanqueo que se discute en el Congreso puede ayudar a fortalecer los ingresos fiscales pero la realidad es que hoy son bajas las expectativas de que la recaudación muestre un desempeño destacable en lo que resta del año”.
Sica adelanta que “por lo pronto, 2016 cerraría con un déficit primario del orden de $200.000 millones ($370.000 millones si se incluye el pago de la deuda flotante- equivalente a 5,6% del PBI vs 5,9% en 2015), lo cual llevaría las necesidades de financiamiento en pesos (netos de los pagos intra-sector público) alrededor de 7,1% puntos del PBI.
Martin Polo, economista de Analytica Consultores también reconoce que “de cara a lo que viene, la clave será que el gobierno logre mantener el crecimiento de los ingresos por encima de los gastos. Claro que con la recaudación creciendo cada vez menos por la combinación de menor nivel de actividad y desinflación le pone más presión al gasto, en un contexto en el que las necesidades políticas lo obligan a ceder”. Y concluye que “para todo el año esperamos que el gobierno cumpla la promesa de que “la otra brecha” sea favorable a los ingresos. El déficit primario sería en torno a los $300.000 M ó 4,1% del PBI, 0,4 puntos menos que en 2015. Considerando el pago de intereses (y excluyendo los ingresos por rentas de la ANSES y BCRA), el resultado global totalizaría un déficit de $450.000 M ó 6,5% del PBI, prácticamente idéntico al del año pasado”. Fuente: clarín.com
Domingo, 12 de junio de 2016
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